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Encina milenaria

Piden a la Junta que no deje morir a la encina milenaria Ruli

El árbol más longevo de la región, ubicado en una finca privada de Mota del Cuervo, se resquebrajó en febrero a causa de una nevada
Fotos: Amigos de la Encina Ruli
20/03/2018 - Las Noticias

El grupo de ‘Amigos de la Encina Ruli’, el árbol milenario más antiguo de la región ubicado en una finca privada de Mota del Cuervo, ha pedido al Gobierno regional que no dé por muerto este ejemplar y establezca un protocolo de protección en toda la zona.

Así lo acordaron en una jornada celebrada este domingo a la que asistieron vecinos de Socuéllamos, Mota del Cuervo y Pedro Muñoz, localidades próximas al paraje en el que se encuentra la gran encina de más 21 metros de altura y que la nieve resquebrajó el pasado mes de febrero.

Los habitantes de la zona quieren exigir a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que ejerza la protección requerida con la mayor celeridad a este árbol, catalogado por la propia Junta como árbol singular. “Ruli es un monumento natural que según los expertos tiene más de1.200 años de vida y muy posiblemente es el ser vivo más longevo de toda Castilla-La Mancha”, han asegurado.

El pasado 6 de febrero la nieve rompió uno de los tres enormes brazos de la encina. Tras esta primera rotura, se dio a conocer el suceso al Ayuntamiento de Mota del Cuervo, a la Delegación de la Junta en Cuenca y al dueño de la parcela sin que se haya actuado al respecto. En las últimas semanas, debido al viento, la lluvia y al estado delicado en el que quedó después de la primera rotura, se han sucedido otras fracturas.

Desde el grupo de ‘Amigos de la Encina Ruli’ reclaman a la Administración competente que tome medidas “para resolver esta situación crítica, y que este caso sirva para generar un protocolo de protección real, también para el resto de encinas de la zona, posiblemente hijas de Ruli, para que este trágico vacío de acción no vuelva a suceder nunca más”.

En el encuentro del domingo, los vecinos quisieron intervenir en el árbol para garantizar su vida con los medios de los que disponían, apuntalando la rama viva para evitar posibles fracturas con el aire y poniendo tierra en las raíces descubiertas por el derrumbamiento de las dos ramas heridas por el viento y la nieve.