En Valeria, Trajano llegó y se bañó en Ninfeo, mientras en la iglesia de la Sey, las conferencias brillaban

Aquella Valera de Arriba que reflejaban los libros viejos del siglo XIX ha pasado a sonreir como Valeria, tierra de romanos, tierra aguerrida que un día ocupase Valerio Flaco dándole nombre y status, para que sus habitantes, generosos, honestos y valientes dieran hospitalitatis a todos cuantos allí llegasen en esos idus de agosto.
Por eso, en su XIV edición han vuelto a llegar las legiones de Lorenzus para dilucidar desfile, hacer lucha de gladiadores y llevar a cabo, una férrea vigilancia pretoriana en una ciudad que se ha engalanado para recibir a miles de visitantes que quieren revivir aquellas legendarias hazañas de una imperial romana, en este año 2015, volcada al honor del emperador Trajano, el hispano que nacido en Itálica quiso hacer más grande todavía su Imperio.
Las conferencias, después de un bonito pregón, dieron el sello de rigor científico, gracias a una Universidad que brilla por su formación, junto a quien sabe dirigir como nadie jornadas de buena didáctica, el profesor Enrique Gozalbes Cravioto, junto a no menos inteligente, Julián Torrecillas. Allí, en el esplendoroso marco de la iglesia de la Sey, todo arte entre sus muros, junto a exposiciones de rango, se dieron cita numerosos interesados, estudiantes universitarios y amigos de la Historia, para escuchar y aprender de una pléyade de profesores y expertos que hasta allí han llegado.
Sin embargo, la música debía ocupar su espacio y así lo hizo, en violines, en música Folk, entre el teatro que provocó la incertidumbre y la sorpresa por escuchar y ver una respuesta dramática, especial y adaptada a la historia de Roma, en la plaza mayor, que congregó a numeroso público, ansioso de escuchar cómo Valeria se hizo grande y ocupó espacio entre el rico pasado. En comitiva organizada y dirigida por el Pretor Teodomiro Ibáñez, todos fueron al yacimiento para seguir el programa ambicioso de una XIV edición que aspira ya a conseguir el ansiado y merecido reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico regional.
En el Ninfeo, la representación del dios Baco, entre las tabernae, un elevado número de Talleres y puestos de mercado, mientras, un grupo de jóvenes representaba con elegancia una boda romana con toda solemnidad, mientras los caballos de Fierro subían y bajaban por sus callejas y caminos, desde un lado y otro del extenso campamento romano allí instalado para sorpresa y atención de los numerosos visitantes que hasta allí habían llegado. La cena romana por la noche del sábado, la milla donde bien lucieron las artes de un puro atletismo, la representación dramática de una lucha intensa, el desfile y todo un sinfín de elegantes actos, hicieron que Valeria, un año más, brillase como siempre, para y por la cultura. Enhorabuena a todos los valerienses porque bien merecéis un aplauso. Yo, humildemente, os lo doy.