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El Pino de Casablanca: un monumento de la naturaleza en la Manchuela Conquense

El Pino de Casablanca aúna suficientes méritos para figurar en el inventario de árboles singulares en la región
22/05/2014 - Pepe Alfaro

Situado en un cruce de caminos, pero al tiempo alejado del bullicio de las vías asfaltadas, muy cerca de una antigua aldea, hoy abandonada, de la que ha tomado el nombre, el Pino de Casablanca constituye un ejemplar tan espectacular como desconocido fuera de su entorno más cercano. Perteneciente al municipio de Ledaña, este singular ejemplar de pino piñonero (pinus pinea) se alza como un emblemático mojón equidistante una legua de las localidades que lo circundan: Villarta, El Herrumblar, Iniesta y Ledaña; es decir, desde todos estos pueblos de la Manchuela Conquense se necesita andar una hora para llegar a cobijarse bajo su amplia sombra. Por sus caminos también es posible acceder en coche y, sobre todo, en bicicleta. De hecho, su inclusión en la “Ruta de los Chozos”, promovida por la Asociación anama, ha permitido, además de su señalamiento, que cada año los más jóvenes descubran y valoren la grandeza de este patrimonio natural, a través de las diferentes rutas propuestas cada verano por la comarca.


UN ÁRBOL SINGULAR

El Pino de Casablanca es un ejemplar único y singularizado tanto por sus dimensiones como por su significación social. El perímetro de su tronco llega a los cuatro metros, y su altura total se acerca a los treinta. Su copa, algo irregular y asimétrica, no alcanza el volumen y prestancia de otros hermanos notables de su especie, como el Pino Lorito de Cañada-Juncosa, pero en la altura de su fuste es donde el Pino ledañés resulta inalcanzable, con sus cerca de quince metros de tallo hasta las primera ramificación en tres brazos, uno de los cuales fue truncado por el viento hace unos años. En cuanto a su longevidad, cualquier aproximación no pasa de la mera vaga especulación. Los más viejos del lugar lo recuerdan igual desde siempre, como la referencia inconfundible de un icono visible desde la mayor parte de los campos del término municipal. Teniendo en cuenta que los árboles pertenecen a la especie más longeva entre todos los seres vivientes de la tierra, no parece descabellado pronosticar que su edad suma varios centenares de años. 


Su grandeza viene de antiguo; aunque en la actualidad no atraviese su mejor momento de frondosidad y esplendor, por lo que habría que conseguir la aplicación de medidas protectoras para evitar un mayor deterioro y garantizar la preservación de su legado. En cualquier caso, el Pino de Casablanca aúna suficientes méritos para figurar en el inventario de árboles singulares de Castilla-La Mancha, al objeto de evitar posibles daños y atestiguar la pervivencia de esta valiosa herencia natural a las generaciones venideras, como uno de los últimos representantes admirables de esta estirpe autóctona de la Manchuela. 


EL HERMANO MUERTO

El Pino de Casablanca tenía un hermano mayor en Villanueva de la Jara, en un paraje muy cercano a la casa de la finca “El Palacio”. El Pino de la Burraca era un ejemplar verdaderamente espectacular que al parecer fue víctima de una mala praxis agrícola que le cercenó alguna raíz vital al desfondar la tierra cercana para plantar viñedos. A pesar del esfuerzo, no fue posible curar la herida y este singular árbol sucumbió irremisiblemente hace casi una década. Hoy los jareños solo pueden recordar su grandeza y disfrutar la zahora de Jueveslardero bajo el cobijo de otra copa. Y según una tradición bastante extendida, los pilotos de aviones se quedaron sin un testigo que les servía de referenciavisual; lo que da idea de la magnitud de su porte.


LA ALDEA ABANDONADA

El Pino de Casablanca crece apenas a unas decenas de metros de las calladas ruinas de una vieja aldea abandonada a mitad del siglo pasado, cuando la última familia dejó Casa Blanca para instalarse en el pueblo de Ledaña, y cuyos descendientes todavía se identifican con el apelativo de “aldeanos”. Desde entonces pasó a convertirse en aprisco para el ganado y residencia estacional para el pastor, recuperando los orígenes de su propia memoria, cuando la cercana vereda real era la vía principal en los viajes trashumantes, aunque las amplias proporciones de aquella cañada mesteña han ido menguando por el desuso y la usucapión hasta dejarla en apenas la angostura de un camino.


PROTECCIÓN DE ÁRBOLES SINGULARES EN C-LM

En Castilla-La Mancha, el artículo 35 de la Ley 3/2008, de Montes y Gestión Forestal Sostenible, recoge la protección legal de los árboles singulares, mediante la creación de un inventario donde se pueden incluir los ejemplares considerados excepcionales por su belleza, rareza, porte, longevidad, interés cultural, social, histórico o científico. La declaración la realiza el propio Consejero de Agricultura, tras la instrucción del expediente (que puede iniciarse a instancia de cualquier particular) y audiencia a los propietarios. Teóricamente, la inclusión en el inventario supone la adopción de medidas protectoras y convenios con los dueños de los terrenos tendentes a mantener el árbol en un buen estado de conservación. El problema está en que la publicación en el BOE, por si sola, no es garantía en la aplicación de unas medidas que en la práctica resultan inoperantes si no vienen acompañadas de la voluntad y el trabajo correspondiente por parte de la Administración Autonómica. Mientras tanto, el inventario apenas se ha configurado y los expedientes para la declaración de árbol singular se siguen acumulando sin solución en los archivos de la Consejería de Agricultura.