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Las desapariciones alcanzan la cifra más alta en diez años

La provincia registra en el año 2022 el mayor número de denuncias activas por desaparición de la última década con siete casos, en su gran mayoría, menores de edad
Las desapariciones alcanzan la cifra más alta en diez años
Foto: Lola Pineda
20/10/2023 - María Valverde

Siete desaparecidos. Siete personas que aún no han regresado a sus hogares. Es, con diferencia, la cifra más alta en los últimos diez años en la provincia de Cuenca. Así lo exponen las estadísticas elaboradas por el Centro Nacional de Desaparecidos en los últimos datos del año 2022, los más recientes. Durante este periodo, se han incorporado seis nuevas denuncias activas a la reflejada en los datos de 2021. Cinco de ellos son menores de edad, en su mayoría, chicos.  El grueso de estas denuncias activas se corresponde con desapariciones voluntarias, es decir, ausencias intencionadas. Setenta y siete de las emitidas en ese año, 56 por la desaparición de un varón y 21 por la de una mujer, han sido cesadas, es decir, resueltas. “Depende de todo. En base a ello, lo primero que se hace es asegurar  la veracidad de la noticia, de la desaparición. Una vez comprobado, normalmente se desplaza a un oficial para que se haga cargo de la búsqueda y a partir de ahí, se movilizan todos los medios disponibles”, explica Carlos Martínez, Jefe de la Jefatura de Operaciones de la Comandancia de Cuenca. 

BÚSQUEDA 

Una vez iniciada la búsqueda, comienza una carrera a contrarreloj en la que, el tiempo, “es inversamente proporcional a la seguridad del desaparecido. Cuanto más tiempo transcurre, más difícil resulta la búsqueda”. Martínez, por experiencia propia, ha empleado como máximo 10 días en encontrar a un desaparecido. Lo mínimo han sido, según sus palabras, tan solo cinco minutos. Son casos en los que la propia persona llama o envía su ubicación por Whatsapp a su familia o a la Guardia Civil a través de las vías disponibles. “Todos los años hay casos de desapariciones tanto voluntarias como involuntarias”. Martínez señala que estos casos suelen activar una alarma social de forma considerable. “En muchas ocasiones, las involuntarias finalmente son, en realidad, voluntarias”, explica. Afortunadamente, no se dan tanto estos casos de desaparición, según informa Martínez. Sin embargo, cada historia es relevante para este equipo de búsqueda en el terreno. “Con que haya un caso y esté sin resolver, para nosotros ya es mucho”, expresa. 

“El tiempo es inversamente proporcional a la seguridad del desaparecido. Cuanto más transcurre, más difícil resulta la búsqueda”

Cuando se notifica una desaparición y esta se confirma, se emplea el tiempo necesario y se vuelcan todos los recursos en la búsqueda, a la que se suman otros cuerpos y entidades como agentes medioambientales o grupos de cazadores que conozcan el terreno de primera mano. Conforme pasa el tiempo, el dispositivo aumenta y se incluyen otros medios como, por ejemplo, el uso de un helicóptero o la incorporación de una unidad canina. El operativo incluso trata de conocer las rutinas y aficiones de la persona desaparecida a través de sus familiares con la finalidad de obtener toda la información posible y, con ello, facilitar su búsqueda. No todos los avisos que se reciben son desapariciones en sí. Simplemente existen casos en los que la persona solo se ha perdido o se ha desorientado. “Aquí en Cuenca, en la zona de sierra, se pierden muchas personas que son encontradas de forma relativamente fácil entre tres y seis horas”, detalla. Expone que, cada caso, lleva consigo una serie de circunstancias que pueden simplificar o, por el contrario, dificultar la búsqueda. Martínez lo explica con dos hipotéticos ejemplos, por un lado, el de una persona mayor que escapa de un centro de día y, por otro, el de un senderista que se desorienta en el campo. 

FACTORES 

“No son las mismas circunstancias cuando se da el caso de una persona mayor que se escapa de un centro de día a las que se producen cuando alguien se va al campo a coger setas y se desorienta”, indica Martínez. Cuando un senderista se pierde, es más fácil que este salga al encuentro del propio equipo de búsqueda al percibir, por ejemplo, el sonido de las sirenas que se han activado o al ver el helicóptero del dispositivo. Si se trata de un anciano interno en un centro, en ese caso, encontrarlo dependerá “en todo momento de las circunstancias”. La situación no solo depende del perfil de la persona o de si se encuentra en pleno uso o no de sus facultades mentales. El propio terreno en el que ha desaparecido también juega un papel importante en este sentido. La geografía puede complicar el acceso del dispositivo a la zona y, con ello, la búsqueda. Un ejemplo de ello sería un terreno de acantilados o precipicios.  

Carlos Martínez aconseja en estos casos denunciar lo antes posible y se reafirma en que no hay que esperar. Asimismo, otra de sus recomendaciones es instalar la aplicación AlertCops, una herramienta que, gracias a la geolocalización, facilita el proceso de búsqueda. Martínez reconoce que no todas las personas mayores usan teléfonos móviles. Es esta la razón por la que en estos casos sugiere que el anciano use un reloj inteligente conectado a través de una app al teléfono móvil de uno de sus familiares para conocer su localización.