Cerca de un centenar de videocámaras refuerzan la seguridad en la provincia

La seguridad es una cuestión que preocupa y mucho a los ayuntamientos de la provincia de Cuenca, sobre todo a aquellos en los que no hay un cuartel de la Guardia Civil o Policía Local. De ahí que algunos de ellos hayan optado por hacer una inversión con fondos propios para instalar cámaras de videovigilancia. Actualmente, según datos ofrecidos por la Subdelegación del Gobierno en Cuenca, hay 99 cámaras instaladas en 14 municipios. 

Eso sí, para poder instalarlas, los ayuntamientos deben solicitarlo a la Delegación del Gobierno o a la Subdelegación y debe firmar una autorización el Tribunal Superior de Justicia para no incumplir el derecho a la intimidad de los habitantes. Si bien, una vez se autoriza su instalación, ésta tiene una duración de uno o dos años y después deben volver a presentarla. Las cámaras, en cualquier caso, tienen que ser supervisadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y en ningún caso serán los alcaldes o concejales los que dispongan o visualicen las imágenes. 

En lo que va de 2025, han sido cinco los municipios que han solicitado autorización para colocar un total de 23 cámaras, mientras que  en 2024 fueron 12 municipios y 69 dispositivos. En el año 2023 se alcanzaron cifras de récord con 12 municipios y 84 cámaras. 

La mayoría de ellas, están situadas en vías de los núcleos urbanos, así como en edificios públicos o infraestructuras municipales, lugares de depósito o recogida de residuos y en los accesos a los municipios, tal y como indican desde la Subdelegación del Gobierno en Cuenca a Las Noticias.

GRAJA DE INIESTA

Uno de últimos municipios conquenses en haber colocado cámaras de videovigilancia es Graja de Iniesta. Era un compromiso electoral para aumentar la seguridad en el municipios ya que no disponen de cuartel de la Guardia Civil y dependen del de Minglanilla y, además, “habíamos sufrido robos puntualmente, nos sentíamos un poco indefensos a veces”, cuenta el alcalde, Javier Monsálvez, a pesar de que, tal y como asegura Graja es un pueblo “seguro y tranquilo”.

En total, en esta primera fase,  han dispuesto 11 cámaras en los accesos al pueblo con una inversión propia de 22.000 euros, de los que 17.000 son para los sistemas de videovigilancia y 5.000 para cableado. “Hemos decidido gastar un poco más y que no necesiten mantenimiento periódico”, cuenta el primer edil. Estas graban durante las 24 horas del día y las imágenes se almacenan durante los 15 días posteriores. 

Los resultados son “buenos” puesto que, aunque llevan apenas quince días en funcionamiento, ya han permitido identificar al presunto autor de un intento de robo. “Esta misma semana ha estado el cabo de la Guardia Civil supervisando las grabaciones y parece que ha dado sus frutos”, adelanta Monsálvez. “El vecino afectado está muy contento”, apostilla. 

A parte de estas 11 cámaras, el Ayuntamiento tiene previsto instalar,  en una segunda fase, entre 5 y 6 más para dar cobertura a las zonas más descentralizadas del pueblo como pueden ser las vías de servicio de la N-III, el  cementerio y la zona de los talleres. “Queremos llegar a las zonas más vulnerables del pueblo como pueden ser las afueras”, adelanta.

MOTA DEL CUERVO 

Otro de los municipios que tiene cámaras de seguridad desde hace cuatro años es Mota del Cuervo.  Fue el anterior equipo de Gobierno quien dio luz verde a esta iniciativa que se sufragó con fondos propios, tal y como señala la actual alcaldesa, Irene Cabrera. En este caso están instaladas en las salidas y entradas al municipio, en la Plaza Mayor y en otras zonas concurridas de la localidad y es la Policía Local quien supervisa las grabaciones. “Son de gran ayuda porque en muchas ocasiones facilitan el trabajo a la Policía o la Guardia Civil”, dice. Y, aunque al principio los vecinos y vecinas eran reticentes a su instalación porque pensaban que vulnerarían su intimidad, ahora están “muy contentos porque ven que vale la pena”.

Es por ello que el Consistorio está estudiando la posibilidad de instalar seis más en la zona donde se celebran las fiestas, pero están pendientes de conseguir el crédito necesario para poder pagar su instalación. “El proyecto está en estudio y serán algo más de 10.000 euros”, avanza.