Avances en conciliación e igualdad, peticiones de las ingenieras conquenses

El papel de las mujeres en los estudios universitarios de ingeniería, en las investigaciones y en el avance tecnológico de los próximos años es fundamental. Porque “si las mujeres son la mitad de la población, es importante que sus visiones, creatividad, y manera de trabajar esté también en la tecnología del futuro”.
Son palabras de la ingeniera conquense Estefanía Prior Cano, doctora en Ingeniería Fotónica y divulgadora de la ‘Asociación Nosotras pensando, creando, divulgando’, en el marco del Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería, efeméride que se celebra desde el año 2017 para homenajear a aquellas mujeres que ejercen un rol que ha sido ocupado tradicionalmente por los hombres.
También docente en la Escuela Politécnica de la Universidad de Castilla-La Mancha en Cuenca, Prior Cano explica que con los últimos datos de 2023, las mujeres representan el 25% del alumnado en los tres grados y el 18% en el máster.
A nivel profesional, las ingenieras ocupan el 42% de las plazas de Personal Docente e Investigador (PDI) laboral, mientras que entre el PDI titular bajan a un 20%.
Como explica la doctora, las mujeres se empezaron a incorporar a la universidad a partir de los años 70 y 80, y en aquella época, dada la situación económica de las familias, casi siempre se elegía a los varones para que pudieran estudiar en la universidad. La incorporación femenina a los estudios universitarios ha sido algo gradual, y ahora ya es equitativo tras el cambio de tendencia en los últimos 20 años, aunque hay otros factores que hacen que el acceso a las ingenierías no sea tan rápido.
Y es que, tradicionalmente se ha considerado estas profesiones como masculinas, algo que es un hándicap a la hora de que las estudiantes elijan estas titulaciones. Así, en la Universidad de Castilla-La Mancha, las mujeres son el 58% del alumnado, pero solo el 26% en las diferentes ingenierías; un punto menos en la Politécnica conquense.
Aunque eso sí, Prior Cano señala que hay estudios científicos que demuestran cómo desde los cinco o seis años las niñas ya tienden a ver que la ciencia, la tecnología y la ingeniería son disciplinas que aunque se les dé bien, piensan que se les da mejor a los chicos. “Es una falacia, un estereotipo, pero de alguna manera esto va jugando un papel a la hora de que las mujeres elijan otros estudios en la universidad.
En Cuenca, la Politécnica ofrece el máster universitario en Ingeniería de Telecomunicación y los grados de Ingeniería de Edificación, Ingeniería de Tecnologías de Telecomunicación así como Ingeniería Biomédica. Precisamente es esta última donde hay más presencia femenina. Donde menos, en las ingenierías informáticas e industriales, como la especialidad en mecánica, que estas se cursan en otros campus.
“De esta manera, podemos ver que la sociedad, en cuanto a lo femenino y lo masculino, juega un papel más importante de lo que se piensa”. Por eso, Prior Cano considera importante que ellas, como referentes, cuenten que son mujeres y muy buenas profesionales en la docencia, la investigación, etcétera, y de ahí la necesidad de incorporar perfiles femeninos a la creación de las tecnologías del futuro. En función del rango, en puestos generales de ingeniería las mujeres son el 20%, pero en puestos directivos el porcentaje está por debajo del anterior.
“No siempre hay mujeres en los equipos de creación de tecnología, ni software ni hardware”, sostiene Prior Cano, quien ve importante incorporarlo en los próximos años y por ello considera necesario la implementación de políticas tanto a nivel institucional como en las propias empresas para equilibrar la balanza.
Si bien el los últimos diez años ha habido un cambio “espectacular” para equilibrar esa balanza, sobre todo visibilizando a las mujeres ingenieras como referentes, aún queda “mucho por hacer”.
Por ello, la docente y divulgadora recuerda que hay diferentes estudios científicos que demuestran que no hay ni un cerebro femenino ni otro masculino, y por consiguiente, no se puede decir que los hombres o las mujeres sean mejor o peor en las ingenierías ni en otras disciplinas.
Por eso, “hay que poner en marcha medidas para fomentar la igualdad o distintas políticas palancas para conseguir que se igualen las distintas disciplinas, tanto las masculinizadas como las feminizadas, y completar esta parte del conocimiento que ahora está generando sesgos y que hace que las mujeres que están en la ingeniería sean el 25% o menos. Y para esto, es importante que mujeres y hombres “trabajemos de la mano” para lograr un futuro igualitario.

“Lo más dificil es la conciliación de la vida familiar y laboral”. Así lo señala Nieves Galindo, la primera ingeniera técnica industrial en trabajar por libre en la provincia de Cuenca.
Estudió en la Universidad Politécnica de Valencia. Concluyó sus estudios en el año 1993, y de 110 personas, solo eran 10 mujeres. Cuando recibió el título, por cuestiones del destino, empezó a trabajar en su pueblo natal, Las Pedroñeras, en la profesión libre, abriendo las puertas de su estudio de ingeniería técnica industrial y siendo la primera mujer ingeniera de la provincia en hacerlo, honor que mantuvo durante muchos años.
Desde entonces, su labor consiste en hacer diferentes proyectos como naves industriales, líneas de alta tensión, centros de transformación, alumbrados públicos, gasolineras, etcétera. “Antes no había ingenieros en los pueblos pequeños y la gente se tenía que ir a las capitales como Albacete o Cuenca”, recuerda Galindo, quien indica que el primer encargo que recibió fue del Ayuntamiento de Las Pedroñeras para hacer la instalación eléctrica de la piscina municipal.
Desde ahí, fue encadenando proyectos uno con otro y después de 31 años, Galindo ha continuado ejerciendo su labor. “Los principios fueron duros, porque en Industria no había ninguna mujer, es un sector de hombres, aunque he tenido mucha suerte porque siempre he contado con el respeto de todas las profesiones”, subraya la ingeniera.
Y es que, en su quehacer diariamente trabaja con profesionales de campos como instaladores eléctricos, fontaneros, constructores, “quienes no estaban acostumbrados a ver mujeres ingenieras”. Ahora, ya hay más mujeres tanto en la profesión libre como en las empresas e instituciones.
Eso sí, a pesar de ser la primera ingeniera industrial en trabajar por libre, Galindo asegura que nunca ha sufrido ningún tipo de rechazo ni marginación. “Lo único, en mis inicios, eran caras extrañas cuando me veían y quizás falta de confianza, pero poco a poco la fueron teniendo y cada vez me iban encargando proyectos más grandes”, relata. En la actualidad, ya tiene una amplia cartera de clientes que le llevan encargando proyectos muchos años, y cuando acude a la delegación de Industria de Cuenca, aunque también al principio la miraban extrañados, ya no ocurre.
“Ya está muy normalizado el papel de la mujer en la ingeniería, sobre todo en el ámbito de la administración pública”, aunque eso sí, ve que todavía falta avanzar más en ese camino de la conciliación, al menos en la profesión libre.
Bajo su punto de vista, lo más difícil es la conciliación de las vidas laboral y familiar, porque la profesión implica, sobre todo en el medio rural, “un gran sacrificio”. Este asunto “no está tan regulado como en lo público”, recalca, por lo que cree que esto es una de las causas que hacen que las mujeres ingenieras trabajen menos por libre.
Ella, para el cuidado de sus hijos, ha necesitado contratar a una persona para que le ayudara, por eso pide que se amplíen los horarios de las guarderías o haya más actividades por las tardes para poder dejar a los niños, concluye la ingeniera industrial Nieves Galindo.