Semana Santa en pandemia
Un año más el coronavirus nos deja sin procesiones de Semana Santa. De nuevo la pandemia nos priva de la sencillez de la Borriquilla entre los ramos, del esfuerzo emocionado de los banceros, de la luz vacilante de las tulipas, del estruendo desafinado de clarines y tambores... Otra vez el espíritu semanasantero ha de expresarse de puertas adentro, aunque ello no supondrá una merma de la devoción porque la Pasión también se lleva en el interior de las casas y en el corazón de los creyentes.
No habrá desfiles procesionales en Cuenca pero la Junta de Cofradías quiere mantener la llama encendida y ha preparado un interesante programa alternativo de actividades que, aunque no podrá sustituir el esplendor que despliegan las hermandades, sí podrá mitigar la “abstinencia religiosa” impuesta por los avatares de la Covid 19.
Exposiciones como las que se pueden contemplar en el Museo de la Semana Santa de Cuenca, la Iglesia de San Andrés y la Catedral se suman a otros eventos que combinan la devoción, la tradición y las nuevas tecnologías de cara a ofrecer opciones para todas las edades y todos los públicos. Todo para intentar hacer olvidar, aunque suponemos que con dudoso éxito, que en 2021 tampoco se pueden sacar a la calle los magníficos conjuntos escultóricos que componen una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional. No hay procesiones, pero sí coronavirus, toque de queda y cierre perimetral durante toda la Semana Santa. No podemos obviar que tras el puente de San José se ha producido un repunte de casos en muchos municipios españoles, tal es el caso de Motilla del Palancar, cuyo ayuntamiento ha recomendado un confinamiento voluntario ante la aparición en el pueblo de la temida cepa británica, quizá menos letal que otras versiones, pero extremadamente contagiosa.
Ya sabemos, por desgracia, que el tiempo vacacional va a ocasionar más movilidad dentro de la región y que el ocio hará que la gente se relaje y baje la guardia. Por eso, el temor a una cuarta ola está más que presente en la agenda de muchos expertos. No obstante, la recuperación en Castilla-La Mancha del proceso de vacunación con AstraZeneca, muy esperado sobre todo por los docentes, y el hecho de que se espera un nuevo gran envío de la vacuna de Pfizer, aportan algo más de luz a un panorama que amenaza con oscurecerse mucho de nuevo si no se toman las debidas precauciones.
No tenemos una bola de cristal ni somos adivinos, pero sí sabemos que los comportamientos irresponsables pueden volver a llenar las UCI y las morgues y retrasar una recuperación económica que actualmente comienza a asomar con timidez. De poco servirán las ayudas económicas si se produce un nuevo cierre de negocios y empresas porque no supondría más que lluvia sobre mojado.
