DIPUTACIÓN FERIA DEL LIBRO
Más entrevistas: Rosario Pardo Olivia del Saz Ortega David Ximénez Claudia Molina Jairo Cárcaba José María Albareda Jorge Sánchez Albendea Andoni Sierra Ron Darío Dolz Julián Recuenco

“Formar a los ciudadanos en el camino del arte y de la cultura crea mejores personas”

El actor vallisoletano Fernando Cayo ha participado en las I Jornadas de Investigación Teatral ‘ESAD Abierta’ en la Escuela Superior de Arte Dramático
“Formar a los ciudadanos en el camino del arte y de la cultura crea mejores personas”
Fotos: Saúl García
13/02/2023 - Dolo Cambronero

Desde hace más de 30 años, Fernando Cayo (Valladolid, 1968) compagina la interpretación con actividades pedagógicas como el taller formativo y la clase magistral que ha impartido en Cuenca en las I Jornadas de Investigación Teatral 'ESAD Abierta' que está desarrollando la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla-La Mancha hasta el próximo martes 14 de febrero. “Es devolver parte de lo que otros maestros me han dado”, subraya.

¿Qué enseña al alumnado?

De todo. Trabajamos la energía y la voz, que es un instrumento muy poderoso del que solo usamos en nuestra vida cotidiana un tanto por ciento muy pequeño. En estas clases desarrollamos el rango vocal tanto para cantar como para hablar, para ampliar las posibilidades vocales expresivas. Y lo mismo hacemos con la expresión corporal. Se trabajan distintas técnicas para ampliar nuestras capacidades de movimiento, de equilibrio y de expresividad. En el teatro, la voz, el cuerpo y las emociones han de ir juntas. También se hacen improvisaciones de creatividad en las que los alumnos van utilizando estas herramientas. 

¿Qué tiene que tener un actor?

Son varios elementos. Primero, tiene que haber una gran fuerza de voluntad para seguir este camino en un país que no es muy proclive a las artes en general. Luego también tienes que tener suerte y estar un poco bendecido por el destino. Hay gente muy talentosa que no tiene el factor suerte. Y, sobre todo, amor por la creatividad y por la interpretación.

Parece que en el mundo de la interpretación todo se mueve en las grandes capitales. ¿Qué papel tienen escuelas como la de Cuenca?

Aportan todo. Si tienes una facultad en tu tierra, no te tienes que ir a Madrid a desgastarte pagando un alquiler y una manutención cuando puedes estar en tu ciudad. Yo estudié en la Escuela de Arte Dramático de Valladolid y luego me fui a Italia a seguir formándome. Cuando volví empecé a trabajar como profesional en Valladolid y en Madrid. Pero me seguí formando porque esta es una carrera de formación continua. Estas escuelas son importantes porque hay mucha gente con inquietudes artísticas que no pueden trasladarse a Madrid o Barcelona para estudiar. Para mí es un placer estar en esta escuela, un proyecto que está arrancando y creciendo. Estar en estas salas tan estupendas, con un alumnado muy bien preparado, muy creativo y entregado, es para mí una satisfacción. Los animo a ellos y a las instituciones que les apoyan porque formar a los ciudadanos en el camino del arte y de la cultura crea mejores personas. Cada uno de los alumnos, ejercerá una influencia positiva y enriquecedora en la gente de su alrededor. Una persona creativa, más culta y más formada va a ser un mejor ciudadano. Y eso nos interesa a todos.

Aquello de “¡mamá, quiero ser artista!” todavía no se encaja muy bien en algunas familias. ¿Qué les diría a esos jóvenes que no tienen mucho apoyo en sus casas?

En eso no me meto. Soy profesor de habilidades interpretativas y eso entra dentro de la gestión de la vida. Es muy personal, dependiendo de los padres de cada uno. Habrá personas que tendrán que tener una doble actividad porque si no, no podrán pagarse el alquiler y hay otros a los que sus padres les ayudan económicamente. En lo que yo sí insisto es que lo que hagan lo tienen que hacer con consciencia plena, con una entrega total. Y a partir de ahí, hay que ver la vida con inteligencia y sacar tus instintos a funcionar. Pero lo creativo nunca ha de dejarse de lado. Si necesitas buscarte otro trabajo para poder compaginarlo, pues habrá que hacerlo. Y también puedes desarrollar tus actividades artísticas de manera amateur. Puedes ser profesional en cualquier ámbito y luego tener un grupo y actuar, bailar o cantar o lo que sea. No tenemos por qué plantearnos de una manera draconiana o soy profesional o no hago nada. No, el arte es algo que forma parte de nuestra vida.

¿Y cómo llegó Fernando Cayo al mundo de la interpretación? 

En el colegio ya tenía inquietudes creativas y artísticas; recitaba poemas y hacía teatro. Y después empecé a estudiar en la Escuela de Arte Dramático y a trabajar como profesional. Desde entonces hasta ahora he ido alternando la formación con dar clases e intervenir en distintas cosas. Mis primeros diez años fueron en el teatro independiente, en Valladolid y en Madrid, hasta que tuve una oportunidad en el audiovisual y me pude centrar en eso. 

Ha hecho teatro, cine y tele. ¿Dónde se siente más cómodo?

Me gusta cualquier proyecto y trabajar con directores y compañeros con los que pueda aprender y crecer. Me interesan los personajes que supongan un reto. Ahora bien, el teatro tiene un contacto directo, una energía que es inigualable. De hecho, lleva miles de años funcionando sobre la faz de la tierra y seguirá porque es una forma de comunicación muy particular. El teatro es algo único porque compartes energía con el público y eso que parece casi magia, que es intangible, cuando estás actuando, lo ves, lo palpas.

¿Qué papeles le han marcado?

En teatro, La vida es sueño es uno de los que más me han marcado. Quizá porque me estuve preparando para él durante mucho tiempo ya que, desde pequeño, Segismundo estaba en mi imaginario y en mis lecturas. En el colegio, hice una especie de megamix con varios monólogos de Segismundo como trabajo de fin de curso. Y luego, en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, pasé por distintas partes de ese personaje. Así que, cuando llegué a La vida es sueño, tenía un bagaje importante ya y significa mucho para mí. 

Y los espectáculos que he hecho en solitario con mi productora, Salvaje, La terapia definitiva y ¡Por todos los dioses!, son trabajos muy importantes porque son muy exigentes y llevan un trabajo detrás de creatividad. Escribo el texto y monto la puesta en escena. Y en audiovisual, La Casa de Papel es uno de los que me ha marcado por su repercusión internacional. 

Háblenos de ‘La Casa de Papel’.  

Me ha supuesto trabajar en el audiovisual de manera muy plena. Vancouver Media y Álex Pina, que son la productora y el creador de la serie, me dejaron trabajar con muchísima libertad con un personaje que fue creciendo en cada temporada. Y ha sido trabajar con unos medios, una creatividad y un equipo profesional increíble. Ha sido muy satisfactorio. Y luego ha tenido una repercusión a nivel internacional muy fuerte. Me ha permitido trabajar en México y en otros sitios. 

¿Y cómo es ¡Por todos los dioses!, con el que está de gira?

Es el último proyecto con Producciones Pachamama, mi productora. Es un texto en el que hablo de mitología griega, de mi familia y del mundo contemporáneo. He hecho como un viaje a tres bandas. Es un trabajo de humor gestual muy potente, con un músico en directo, Geni Uñón, que es increíble. Termino saludando a la gente en el patio de butacas y me transmiten cosas maravillosas. Es un espectáculo muy especial, muy participativo; tiene algo de cabaret pero al mismo tiempo, un carácter pedagógico y un elemento crítico con nuestra sociedad. Es un viaje emocional también por mi familia. Todo eso hace que sea un trabajo muy especial para mí y creo que para los espectadores también.

¿Qué otros proyectos tiene? 

Me gusta dejarme sorprender por la vida porque de repente me propone cosas como Cuento de Navidad, con el papel de mister Scrooge, y ha sido un espectáculo estupendo, con más de 15 profesionales, cantantes y bailarines. No tengo ningún personaje que me gustaría hacer. Me interesan todos; no soy muy mitómano de personajes porque he hecho muchos que no tienen que ver con los clásicos, como los de Shakespeare, y han sido maravillosos como el que hice en De ratones y hombres, de Miguel del Arco, o los de La Casa de Papel y el de El caso. Crónica de Sucesos, una serie para TVE. Me gusta dejarme sorprender.