Soleá Morente: "Omega es un disco irrepetible, bandera izada a la libertad"
La cuarta edición de Estival Cuenca se cierra este sábado con la actuación de Soleá Morente, cantante y flamenca (que no cantaora) que parece llamada a seguir, a su manera, el camino de investigación y mestizaje entre flamenco y rock, tradición y modernidad, canción popular y poesía que su padre, Enrique Morente (1942-2010), abrió a mediados de los noventa junto a Lagartija Nick con el rompedor ‘Omega’ (1996). Educación flamenca, pop, rock e ‘indie’ se dan la mano en una cantante que, tras colaborar en el homenaje a su padre de Los Evangelistas (2012) y ser la voz del grupo del que también forman parte Jota ‘Planetas’ y Antonio Arias en el EP ‘Encuentro’, da un paso más con la próxima publicación de su primer disco, ‘Tendrá que haber un camino’, que toma su título del tema que cerraba el álbum ‘La leyenda del espacio’ (2007), de Los Planetas, que cantaba Enrique Morente. La terraza del Museo Paleontológico será el escenario de una actuación en la que Soleá estará acompañada por Miguel Martín (guitarra), y Antonio Arias (bajo). Asegura sentirse muy contenta de tocar en Cuenca, “una tierra maravillosa, que mi padre amaba”.
-Supongo que en su actuación de Cuenca presentará algunas de las canciones de su primer disco en solitario, a punto de salir…
Sí, será un concierto casi acústico en el que cantaremos el primer single, ‘Nochecita sanjuanera’, compuesto por Ana Fernández Villaverde (La Bien Querida), ‘Todavía’, que me gusta mucho, o ‘Yo escucho los cantos’, un poema de Machado del que mi padre había hecho una bulería. También habrá alguna canción más clásica al piano.
-Por lo escuchado en los dos primeros temas, en su álbum hay flamenco pero, sobre todo, pop y rock…
El punto de partida es el flamenco, que es de donde vengo y lo que sé hacer, porque aunque no soy cantaora flamenca, mi identidad es flamenca: la música que más he escuchado desde chiquita. Pero lo he integrado con toda esa música que he ido conociendo en unos años juntándome con canciones de artistas y amigos a los que admiro muchísimo y que han marcado mi vida como pueden ser Jota, Ana Villaverde y Antonio Arias; o retomando versiones de Leonard Cohen que Morente no llegó a incluir en ‘Omega’, grabándolas con Lagartija Nick. Esto me ha ayudado a ir conociendo, a descubrirme mí misma. Y al final parece que voy encontrando el camino. En ello estoy.
-Fue hace cinco años cuando, con la colaboración de su padre, empezó a grabar su primer disco en solitario, donde no sé si está el origen de ‘Tendrá que haber un camino’…
Aquel era un disco que empecé con mi padre que desafortunadamente no pude terminar pero iba en una línea totalmente diferente a lo que he terminado haciendo: sería otro proyecto que quiero retomar y llevar a los directos, con canciones más clásicas desde el flamenco como ‘Palabras para Julia’ o ‘La Linda Moza’, de Victoria de los Ángeles. A raíz de la colaboración con Los Evangelistas es cuando fui adquiriendo otros conocimientos, nuevos conceptos, nuevas músicas que han dado lugar a ‘Tendrá que haber un camino’ pero que, no obstante, ya estaban ahí, porque con ‘Omega’ ya estaba el camino y las puertas abiertas para lo que quisiéramos hacer, para experimentar.
-‘Omega’ le ha influido mucho...
Es un disco que vi nacer cuando era pequeña, y jamás creí que me iba a influir tantísimo esa vertiente de mi padre, pero me influye, le influye a mis hermanos, a mi madre, por esa energía tan potente que nos domina y a veces sobrepasa. Es una fuente de inspiración increíble y una bandera izada a la libertad, a la música. Y también algo inalcanzable: no volverá a existir ningún Enrique Morente ni ningún ‘Omega’.
-¿Teme a las críticas? A su padre al principio los puristas del flamenco le criticaron mucho por ‘Omega’…
Soy consciente de la música que sé hacer y de la manera que puedo hacerla en este momento, dando lo mejor que hay dentro de mí. Respeto muchísimo a la crítica, pero creo que no se me debería juzgar como cantaora flamenca, porque no lo soy aunque me gusta mucho el flamenco y vivo del flamenco.
-Su voz no tiene nada que ver con la de su hermana Estrella, ni con la de Enrique; es más fina pero característica. ¿Qué le dice la gente?
Hay de todo (ríe). Imagino que a algunos gustará y a otros no, que habrá de todo, porque hay gustos como colores. Yo cuando canto lo que intento es transmitir lo que llevo dentro, hacerlo con sinceridad y corazón. Mi padre nos decía que debíamos hacer lo que nos hiciese felices, sentirnos bien, y comunicárselo a la gente con toda la verdad. Y eso es lo que intento hacer: mostrar mi verdad.
-¿Cómo es trabajar con Jota, con quien ha compuesto ‘El camino de los gitanos’? Porque tiene fama de ser muy exigente…
Es una experiencia maravillosa. Somos colegas y siempre estamos trabajando. Si hay algo que nos interesa, lo compartimos. Él me enseña la letra que ha compuesto, yo le apunto algo… Hacemos un trabajo conjunto y he aprendido muchísimo cada día de él, igual que de Antonio Arias, y no es difícil trabajar con Juan, sino al revés. Es muy interesante su forma de ver el flamenco. A lo mejor un fandango o una soleá son complicadas de ejecutar y de entender para el que no sea público flamenco, pero él lo simplifica y lo convierte en canción para que la gente lo pueda entender y cantar. Me emociona mucho escuchar a Los Planetas un fandango de Manolo Caracol, o una caña de mi padre, y ver a miles de personas cantando esas letras flamencas que he escuchado desde pequeña en mi casa. Es una traducción de la tradición que me fascina…
-El 8 de julio teloneará en Granada, junto a Los Evangelistas, a Bob Dylan, uno de los grandes junto a Leonard Cohen y Enrique Morente. ¿Qué siente?
Es un sueño que aún no me creo. Bob Dylan es uno de mis dioses, fuente y manantial de sabiduría para la eternidad. Junto a Leonard Cohen y Morente forman mi estandarte, palabras mayores. Me impone muchísimo respeto pero estoy muy feliz y contenta, y mis compañeros también tienen muchísima ilusión, porque para todos nosotros Bob Dylan es el padre de la canción.
-¿Qué le aportó estudiar Filología Hispánica?
Ha sido determinante en mi vida. Sin ello quizá no hubiera conocido el mundo de la universidad, y no sería la misma Soleá. Me aportó cosas maravillosas que a día de hoy son herramientas para entender la vida, como es la literatura, gracias a la que sobrevivo. Es algo que se lo agradezco a mi padre, que me animó a estudiar, porque yo cuando terminé Selectividad quería ser música, subirme al carro, vivir haciendo coros, estar en el escenario, que es lo que nos gusta a todos en casa, pero mi padre me animó y me enseñó que, si uno se organiza, se puede hacer todo, y cuantos más conocimientos adquiera uno, más posibilidad y capacidad tiene para hacer cosas en la vida. Estudiar una carrera me ha enseñado también a vivir.