Pedro Cerrillo: "El libro surgió porque estaba sintiendo mucho y tenía que contarlo"

19/06/2016 - A.L.D.
Después de infinidad de títulos y dedicación plena a la creación, investigación y promoción de la literatura infantil, quién le iba a decir a Pedro Cerrillo que el anuncio del nacimiento de su primer nieto le iba a hacer sentir en primera persona tantas emociones para tener que abordar nuevos retos y hacer lo que nunca había hecho hasta entonces. Con el corazón desbordado se encontró por “primera vez” enfrentado a “la composición puramente creativa de poesía para niños”. Con la certeza que tuvo “casi desde el primer momento” de lo que iba a ser un libro, enseguida controló el impulso y pudo poner en orden los poemas que le “salían con mucha fluidez”. Aunque el proceso “duró bastante tiempo, incluso un año después de nacer el niño”, es en 2016 cuando presenta ‘El jardín de Óscar’. Cerrillo ha escrito y publicado mucha poesía pero nunca para los más pequeños. “Sí es cierto que había publicado antologías de poemas para niños pero siempre por encargo de editoriales y composiciones de cancionero”, afirma el autor del libro editado por Diego Pun Ediciones. Tras su presentación en Cuenca, la editorial ha programado nuevos actos para dar a conocer el poemario. El 13 de septiembre estará en Madrid y, en Tenerife, el mes de diciembre.
Antes de nada, ¿de qué trata el libro?
El libro trata de un niño y la relación con la naturaleza urbanizada. Es un jardín, en el campo, pero urbanizable, y todo el mundo, animales fundamentalmente, que pululan por ese espacio, porque a Óscar, el protagonista, le gustan mucho los animales.
¿Atiende alguna necesidad personal?
‘El jardín de Óscar’ surgió porque estaba sintiendo mucho y tenía ganas de contarlo. Sí que hay una necesidad y el deseo de que, mi hija y mi nieto, tengan en el futuro un recuerdo de su abuelo muy particular y que cuando sea mayor se sienta orgulloso de que su abuelo le hubiera escrito este libro.
Tras años de investigación sobre literatura infantil analizando y rescatando sobre el género, ¿es ‘El jardín de Óscar’ un libro para niños? ¿Estaba asi concebido?
Totalmente. Probablemente para niños que pueden leerlo o serles leído por los adultos más cercanos y, desde luego, y mucho, por sus abuelos, porque obviamente ahí aparecen los abuelos. Si el origen es mi primer nieto, él era el protagonista, pero con la intención de que pudiera gustar a niños de una franja de edades de Primaria, por lo menos de hasta 8 o 9 años.
¿Por qué un libro de poemas? ¿Es la mejor vía de expresión?
Es mi vía de expresión creativa. Me he sentido incapaz de escribir una novela. He escrito cuentos, pero no he publicado, ni voy a publicar ningún cuento. No me gusta. Tengo la idea y sé cómo llevarla a cabo pero no sé aplicarla y, si lo hago, creo que lo he hecho mal y no me siento bien. Sin embargo, con la poesía me siento más a gusto. Lo domino, lo controlo. No sé si será porque ha sido el género al que me he dedicado como investigador más intensamente. Sé cómo funciona el ritmo, la música del verso, tengo cierta facilidad para improvisar y lo he hecho toda la vida con mis hijos. Es el medio de expresión creativa. Quizá también porque a los que investigamos y escribimos ensayo nos limita bastante la capacidad creativa y a mí me la limita más en prosa que en verso.
Tras Pinto, pinto, gorgorito, Adivina, Adivina qué soy, A la rueda rueda y tantos títulos sobre literatura infantil y para niños intuimos que este es un libro especial para su autor. ¿En qué es diferente?
Es diferente en que es el primer libro creativo realmente de poesía, de creación propia, porque hay alguno con adivinanzas que son mías pero la mayoría son composiciones del cancionero popular que yo he fijado y recreado. Este es el primero. Hay un segundo, ‘Nanas para dormir a una niña despierta’, que le hice a mi nieta. ‘El Jardín’ los componen 25 poemas, 20 de los cuáles proceden del periodo hasta que nace el niño y casi el primer año. Los cinco que se añaden después surgieron ante la segunda edición del libro provocada por la decepción de la que se hizo en 2013 y que quedó muy floja. La editorial ofreció la oportunidad de volver a hacer el libro con este resultado.
Precisamente, al principio solo son los poemas del autor. Hasta llegar a la obra que se ofrece al lector recibe aportaciones, las ilustraciones, el diseño y la presentación. Todo añade valor. Han hecho un trabajo impresionante que le da una dimensión al libro que yo creo que los poemas solo no tendrían. Cerrando los ojos, los poemas nos pueden llegar en una lectura en voz alta a través del oído, y en ese sentido no varían pero, claro, leer en voz alta los poemas a la vez que se está enseñando las ilustraciones -cada poema lleva la suya propia individualizada- y además en un formato y un diseño fantástico que ha hecho José Antonio Perona, lo engrandece. Y la propia editorial que también ha hecho un gran trabajo imprimiéndolo muy bien. Las ilustraciones de Antonio Santos son fantásticas. Ha trabajado con collage, cortando y pegando, utilizando solamente cuatro colores, uno el blanco. Si lo intentamos es que hasta casi se ve el relieve, lo que es muy difícil de lograr. La labor del diseñador y la imprenta son muy importantes. Todo aporta valor en un formato como es éste del libro álbum.
¿Le ha permitido reflexionar la edición del libro?
Cuando hablo del libro, cuando se presentó aquí, o cuando se presente en Madrid que será el 13 de septiembre, en la librería del Fondo de Cultura Económica, en ese momento, lo que prima es lo emocional.
Estamos ante un adulto componiendo para niños que además es el abuelo. Muchas connotaciones.
Es inevitable, de hecho cuando me piden leer un poema siempre leo uno en el que aparece, también, el abuelo o la abuela. El abuelo lo ha escrito pero la abuela es parte importantísima porque aquí somos una unidad de destino clarísimo. Las experiencias han sido compartidas no las he tenido yo solamente.
Porque cambia el universo personal, familiar...
Cambia totalmente. Ese jardín donde está ambientado, yo mismo -aun siendo nuestro jardín- lo he visto de manera diferente a raíz de escribir estos poemas. Algunos de los poemas cuentan anécdotas que son ciertas, vividas cuando el niño era pequeño con 2 o 3 años, otras veces inventadas a partir de elementos reales, tiene un punto de humor, pero hay otros que sí. Los poemas en que aparece una perra es la perra que teníamos en aquel momento. Cosas que hemos visto allí con la perra o, al menos, están inspiradas en hechos reales.
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