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Teatro

El pacto por la buena muerte

La UCLM celebraba este martes el Día del Teatro Universitario con la representación de 'Un buen morir' en el Auditorio de Cuenca
Fotos: Marta Feiner
16/10/2019 - Vanesa Moreno

Organizada por la Asociación Amigos del Teatro de Cuenca, en colaboración con el Vicerrectorado de Cultura, Deporte y Extensión Universitaria y el Teatro Auditorio de Cuenca, la Universidad de Castilla-la Mancha celebraba este martes el Día del Teatro Universitario con la representación de la obra “Un buen morir”, a cargo de la compañía Teatro de los Andes (Bolivia), una de las más reconocidas en latinoamérica, cuya filosofía de trabajo es la creación colectiva de las obras que desarrollan. Fue fundada por el boliviano César Brie en 1991, y en ella trabajan profesionales de varios lugares del mundo. Entre sus representaciones más alabadas destacan “Mar” y “Hamlet”.

El amor, como la muerte, rodea nuestra existencia de principio a fin. En ocasiones van de la mano, con la muerte del amor o el amor al muerto que fue amado. La muerte puede ser ignorada o esperada, incluso a veces, ansiada. Se desea la muerte cuando ya no se espera nada, cuando lo bueno de la vida ha llegado a su final. De esto nos habla “Un buen morir”, una obra teatral con texto del escritor boliviano Alex Aillón Valverde y dirección del chileno Elías Cohen.

Los dos protagonistas son un matrimonio de actores, interpretados por Alice Guimarães y Gonzalo Callejas, que comparten un último desayuno juntos, en torno al que gira el olor al café, los recuerdos del pasado; un desayuno surrealista y peculiar: el marido está muerto. Mediante flashbacks se consigue montar el puzzle que tan desarmado parece al principio de la obra. Se consigue construir la historia de la pareja, el significado de su amor, con sus acuerdos y desacuerdos, el gran pacto que ambos firmaron.

El texto de Alex Aillón Valverde da un cariz poético a la obra, que junto a la música y escenografía, consigue crear un relato íntimo de la historia. En el escenario, una habitación improvisada, que a medida que avanza la obra, se convierte en el lugar donde todo acaba, entre tierra y flores, acompañadas de la lluvia. Y es precisamente entre la tierra donde acaba el pacto que juraron cumplir, condicionado por la falta de tiempo.