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Restauración libros

Mariano Caballero, el sanador de los libros enfermos

Por el taller del restaurador de papel de Huete, afincado ahora en la capital, han pasado cientos de ejemplares de instituciones, desde documentos del siglo XIII hasta obras más recientes
Mariano Caballero, el sanador de los libros enfermos
Fotos. Saúl García
05/07/2021 - Dolo Cambronero

Fue una casualidad. Mariano Caballero Almonacid, de Huete, estudió Magisterio y tenía pensado dedicarse a la docencia. Pero tras finalizar la carrera tuvo que marcharse a hacer la mili y, al llegar, un soldado le hizo una simple pregunta que le acabaría cambiando la vida: “¿Tú sabes encuadernar?” “No tengo ni idea”, le respondió aquel jovenzuelo. “Tranquilo, que ya aprenderás”, vaticinó el militar. Y vaya si lo hizo: el optense puso en marcha años después Deltos Conservación Documental, una firma asentada en Cuenca que está especializada en servicios integrales de conservación de fondos documentales y bibliográficos.

“Allí conocí la encuadernación. Hacíamos cosas muy básicas pero me gustó”, recuerda ahora en su taller de la capital Mariano Caballero, que ejerció un par de años como maestro y tras un breve paso por el taller de Pilar y Jesús Martínez en Cuenca, acabaría titulándose después en Restauración de Papel en Florencia (Italia), estudios que le fueron convalidados en 2006 por la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid, en la especialidad de Documento Gráfico.

 Tras su periplo de dos años en La Toscana y tras haber trabajado con los monjes del monasterio bizantino de San Neophitos en Pafos (Chipre), se volvió a Huete y a finales de 1993 se decidió a montar su propio taller. Y en 2001 nacería la firma Deltos Conservación Documental, que en 2012 trasladó sus instalaciones a Cuenca capital. 

Entre sus clientes se encuentran archivos y bibliotecas de todo el país, entre ellas la Biblioteca Nacional, trabajando también para instituciones de Alemania y Portugal. Además, algunos particulares también buscan sus servicios, principalmente bibliófilos interesados en una temática concreta como, por ejemplo, los llamados pliegos de cordel. 

 

Mariano Caballero, el sanador de los libros enfermos

Otros clientes han venido con grabados o dibujos más recientes con algún tipo de daño. “Tienen algún desgarro o se han fotooxidado porque han estado expuestos con mucha luz o se han mojado...”, precisa Caballero.

“Por aquí han pasado desde documentos del siglo XIII hasta documentación moderna. Y algunas de las restauraciones de obra plana han sido de dibujos de Chillida o de Zóbel”, explica el restaurador.  

Pero además de la restauración de documentos con daños físicos o biológicos, Deltos también ofrece servicios de conservación preventiva como la limpieza de fondos de bibliotecas y archivos. 

Asimismo, elaboran bases de datos para las instituciones con el estado del fondo para que estas conozcan las prioridades en materia de conservación a corto y largo plazo, teniendo en cuenta tanto la importancia de los ejemplares como el estado en el que se encuentran.

Desde que arrancó Deltos, calcula que la firma habrá podido limpiar alrededor de cinco millones de libros de instituciones, habiendo elaborado además una base de datos de un millón de ellos. Por el taller también han pasado cientos de ejemplares de instituciones que estaban en un peor estado.

Los tiempos de restauración son muy dispares dependiendo del estado del documento y de su tamaño: desde media hora con un ejemplar si solo hay que hacer un pequeño retoque para que el deterioro no sea mayor hasta una mañana si hay algo un poco más complejo. Sin embargo, en otras ocasiones puede ser un proceso muy lento porque, por ejemplo, habrá que desmontar el documento. “Y puedes llegar a tardar hasta cuatro o cinco meses porque nos han llegado libros de hasta 2.500 hojas”, explica mientras muestra la imagen de un trabajo realizado para la restauración de un ejemplar del siglo XVII encuadernado con pergamino con más de 2.000 hojas. 

Mariano Caballero, el sanador de los libros enfermos

La paciencia es uno de los secretos de este minucioso oficio aunque Caballero hace hincapié en que hay que tener un amplio conocimiento de los procesos y técnicas de restauración y conservación para acometer un buen trabajo y conocer muy bien los materiales con los que se está trabajando: los soportes, los papeles, las tintas, las encuadernaciones, las costuras, los cueros y las telas, entre otros.

 

Proceso artesano     

“Y lo demás ya es sentido común. En este oficio tiene mucha importancia la manualidad. Tiene muchísimo de artesanía porque elaborar un libro al final es un proceso artesano. Pero hay que conocer muy bien los materiales con los que estás trabajando para poder elaborar un tipo de costura y no otro, o un tipo de cubierta y no otro. Y si hay un desgarro, saber qué tipo de papel hay que elegir para que se note menos y que el adhesivo no sea tan evidente”, precisa.

Pero para evitar tener que llegar a estas tareas de restauración, lo fundamental es apostar por la prevención para evitar males mayores. Así, hay que airear todos los días y limpiar los libros con frecuencia, lo que permitiría a su vez detectar, por ejemplo, si han aparecido hongos. Pero si el daño ya ha ocurrido, lo fundamental “es actuar rápido” en pequeños deterioros antes de que se conviertan en grandes. Porque los libros enferman y, si no se actúa a tiempo, pueden tener una muerte precoz. 

Mariano Caballero, el sanador de los libros enfermos
Mariano Caballero: “Hay que intervenir lo mínimo para que la obra no pierda su identidad”

Dependiendo del grado de deterioro del documento o libro, se aplicarán unas técnicas de restauración u otras. “Lo importante es intervenir mínimamente para que la obra no pierda la identidad con la que se creó y hacerlo de la forma menos agresiva posible”, subraya Mariano Caballero. 

Pero ¿cuál es el proceso de restauración de un libro que llega al taller en malas condiciones? Lo primero es hacer una evaluación visual del objeto: detectar los problemas y ver cómo está construido, y fotografiarlo. Si está en mal estado, habrá que desmontarlo, anotando antes cómo están dispuestos los cuadernillos para que no haya errores al montarlo de nuevo. El siguiente paso es hacer una limpieza mecánica y, otras veces, también una limpieza química -aunque antes se deberán realizar analíticas como, por ejemplo, medir el PH del papel en varios puntos para ver su deterioro- que puede englobar desde un lavado a una desacidificación o una limpieza con disolventes. Después, habrá que reaprestar el papel porque habrá perdido apresto durante el proceso. Realizar los injertos en el papel y volver a coser el ejemplar son los siguientes pasos. “Siempre que se pueda, hay que reutilizar el antiguo soporte. Si no es posible, se hará una nueva encuadernación”.