Las mariposas nocturnas, original proyecto de José Puches en el barrio de San Antón

El barrio de San Antón está de enhorabuena desde hace tiempo. A la cada vez mayor cohesión de su imagen panorámica como enclave simbólico de la ciudad de Cuenca, más allá de las obras urbanísticas y de los planes oficiales de desarrollo, hay que sumar sin duda las aportaciones artísticas individuales y colectivas que han configurado recientemente un avance significativo de progreso entre sus gentes, vecinos y visitantes, con una estela de experiencias comunitarias que hace de San Antón un lugar excepcional para el arte.

Y aunque hay obras cuya duración temporal es efímera por naturaleza, junto a otras incursiones artísticas que permanecen como un eco de referencia necesaria para el devenir de la identidad colectiva, también suceden hechos singulares que desde la perseverancia cotidiana y el valor imaginativo de su quehacer hacen de un lugar el espacio genuino para la invención y el arraigo de la belleza. Este es el caso de la reciente intervención artística de José Puchaes, licenciado en Bellas Artes y polifacético exponente del panorama contemporáneo del arte, con un itinerario personal que se desarrolla en Cuenca, aunque pasando por distintos escenarios profesionales que van desde Valencia a La Habana, Jerusalén o Portugal. De su obra hay que destacar la incursión fundacional en el universo de la plasticoflexia, el reciclaje de mobiliario y las intervenciones al más puro estilo situacionista. 

Y es que el artista de procedencia alicantina, experto en el mundo de los guías turísticos y el fomento alternativo de la cultura, ha desarrollado un mapa presencial de piezas de  piedra natural con forma de mariposas cuyo destino se emplaza en puntos neurálgicos del barrio de San Antón, llegando a integrarse perfectamente en su imaginario colectivo. Cada fachada escogida por José Puchaes, en completa relación dialéctica con  sus vecinos, representa un sitio auroral, una huella distante, un segmento cálido del hogar cercano y del tránsito vital por sus alrededores. 

Son las mariposas nocturnas de San Antón, una original y prometedora apuesta de embellecimiento del entorno que conjuga la armonía y la sorpresa, el valor del enclave anónimo y la cercanía vecinal, cuestiones de trascendencia social que conectan con aquella referencia a la belleza que palpita en el aleteo de la mariposa, de la luciérnaga, del ensueño al que se refiere el teórico francés George Didi-Hubermann, para quien una obra de arte contiene siempre una actualidad atemporal.