"Mi ilustración tiene un componente poético indispensable"
Hace algo más de un año que abrió en la calle de los Tintes el espacio cultural alternativo "Kanoko" que tras el cierre, esperemos que temporal de Lamosa, se ha convertido en el único faro del arte independiente de Cuenca. Santiago Torralba y Juan Membrillo siguen erre que erre con su proyecto a pesar de las limitaciones de aforo y la situación económica. "CN Carton New Work" de El Manchas, "Tiempos breves" de Alicia Díaz, las colectivas Monster Geo, Horror Vacui o la inaugural "Abierto por Obras" han sido algunas de sus propuestas durante estos azarosos meses.
En este eterno ciclo de aperturas y cierres obligado por las oleadas pandémicas, Kanoko regresa con "Nocturne. Nº 20" de Coco Escribano que permanecerá abierta durante todas las navidades. Una exposición en la que la artista quintanareña regresa a Cuenca tras su paso por la Facultad de Bellas Artes convertida en una de las ilustradoras más interesantes y personales del panorama contemporáneo. En esta muestra, según dice la propia Coco Escribano, "presento algunos de mis últimos trabajos en una exposición de temática muy libre y personal. En ella se puede ver mi proceso creativo. Hay bocetos y también algunos han pasado al lienzo en formato grande".
Una ilustradora que sigue partiendo del lápiz, "suelo dibujar sobre una libreta donde hago los bocetos a lápiz, algunos de ellos forman parte de esta exposición". Una propuesta artística que transforma su mensaje para adaptarse al formato sin perder su personalidad, "me apetecía mucho reivindicar lo que quería contar y llevarlo a pintura acrílica en formato grande", comenta la artista.
Desde la intimidad de los bocetos en los que se puede atisbar la magia del proceso creativo donde las figuras surgen de un simple papel en blanco, hasta los grandes formatos en los que los personajes de Coco Escribano casi cobran vida autónoma y real, transformando el espacio que habitan y dialogando de tú a tú con el espectador.
Como reconoce "suelen ser personajes anónimos, no me suelo fijar casi nunca en fotografías o en modelos. Aunque en esta exposición hay un retrato donde sí se puede reconocer a Lady Di vestida con un jersey de lana de ovejas blancas rodeando a una oveja negra. En ese caso en el que me pareció que Ladi Di se identificaba con la oveja negra, sí que me interesaba que se la reconociera".
Sus personajes habitan un universo muy particular y reconocible pues, como comenta, "siempre he perseguido una manera de expresarme muy propia. Es un proceso largo, de años dibujando, de evolución personal, de búsqueda de un lenguaje propio. En mis ilustraciones expreso mis estados de ánimo, en cierto modo son autorretratos emocionales y poéticos. Me gusta jugar con el lenguaje metafórico y simbólico. En cierto modo, mi ilustración tiene un componente poético indispensable".
Un universo onírico con el que trata de expresar también las preocupaciones contemporáneas del ser humano, como es el caso del cambio climático que, según la ilustradora, "aunque no se vea de manera directa, sí que hay personajes que representan el egoísmo y ese afán desmesurado de riqueza que nos llevan a la deforestación y la destrucción de la Naturaleza. Hay una de las obras, la que se ve justo a la entrada de la exposición, en la que aparece un personaje tumbado con el culo al aire en un desierto rojo y apocalíptico, mientras mira su mano llena de anillos de oro. En cierto modo es una alegoría de la situación actual".
La trayectoria artística de Coco Escribano no ha sido nada fácil, según sus propias palabras, "no soy el ejemplo de dar pasos muy acertados, porque he ido dando tumbos. Cuando terminé la carrera, hacía mucha fotografía y el dibujo lo tenía un poco como algo más personal. No creía en mi dibujo como una salida profesional. He ido haciendo exposiciones y a partir de ahí han surgido propuestas que me han permitido dedicarme profesionalmente a la ilustración. Ha costado más tiempo, pero también me ha servido para desarrollar un estilo mucho más personal. Ahora tengo proyectos pero el mundo de la ilustración es muy inestable, siempre tienes la duda de que dentro de dos meses no surja nada. Es un camino muy difícil".
Sobre la consideración de la ilustración como disciplina artística, Coco Escribano comenta, "cuando hago una exposición con mi trabajo a veces tengo cierto miedo de que no se tome muy en serio a quién hace ilustración e intenta hacer arte. Es una obra artística propia. En el mundo del arte, la línea es muy fina y cuesta mucho que a un ilustrador se lo considere como artista. A veces se nos echa en cara que trabajemos por encargo, que sea un camino profesional del que pretendamos comer."
El trabajo de Coco Escribano, que actualmente reside en Zaragoza, viene a confirmar la existencia de un importante número de ilustradores formados en la facultad de Bellas Artes de Cuenca y que, desafortunadamente, tuvieron que alejarse de la ciudad conquense para poder desarrollar sus trayectorias artísticas como es el caso de Coco Escribano, pero como también es el caso de Julio Serrano, Beatriz Torres, Cristina Moreda, Doña Pe o tantos otros. Según Coco Escribano, "se echa de menos que haya más galerías o más espacios donde exponer en Cuenca. Mucha gente se ha tenido que ir porque aquí no había futuro. Es necesario invertir en el talento que se forma en Cuenca".