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El pasado judío de Cuenca

"Los judíos fueron fundamentales por su papel en el mundo de las finanzas"
El pasado judío de Cuenca
06/07/2014 - G. Díez

El historiador Miguel Romero acaba de publicar en la editorial Aldebaran un nuevo ensayo histórico en el que se adentra en las comunidades hebreas que vivieron en las provincias de Cuenca y Guadalajara en los siglos XIV y XV; unas comunidades que, por los recelos que el judaísmo despertaba entre algunos católicos, se vieron envueltas en disturbios como los de 1369, que provocaron la matanza y la huida de varias familias, y que en su mayoría terminaron siendo expulsados tras una orden de los Reyes Católicos del año 1492.


Aunque el número de judíos no fuera excesivamente numeroso (representaban en torno a un 10 por ciento de la población de la provincia), tuvieron un peso importante, sobre todo por las grandes cantidades de dinero que acumulaban y que dedicaban a prestar a la sociedad, subvencionando incluso a los reyes cristianos para llevar a cabo las gravosas empresas bélicas que la Corona afrontó para reconquistar y repoblar los lugares dominados por Al-Ándalus. 


“Los judíos, por tradición y formación, fueron siempre un elemento fundamental en las sociedades donde habitaron por su papel en el mundo de las finanzas y la creación de los primeros bancos, así como su gran capacidad comercial”, señala el autor de ‘Las juderías de Cuenca y Guadalajara’, con el que ha sido finalista en el Premio Samuel Toledano de Jerusalén.


Huete, ciudad que en la Alta Edad Media fue más importante que la capital conquense, fue el lugar  de la provincia donde más judíos hubo antes de la expulsión, lo que dio pie a que se elaborara el padrón de Huete, en el que figuraban todos los judíos de Castilla que pagaban sus impuestos. 


Además, en poblaciones como Alarcón, Uclés, Castillo de Carcimuñoz, Cuenca capital o Cañete se sabe de la existencia de importantes comunidades judías. 


“En muchos casos no se sabe dónde estaban asentadas, ni si tenían sinagogas, pero en Cañete por ejemplo hay referencias documentales y arquitectónicas, ya que en las investigaciones de Carlos de la Rica se hace referencia al lugar que pudo estar ubicada la sinagoga en base a la estructura de la portada que allí queda. En Cuenca capital existía un barrio amurallado en el entorno de Mangana en el que recientemente han trabajado los arqueólogos Michel Muñoz y Santiago David Domínguez, cuyas aportaciones incluyo en el ensayo”, apunta Romero.


En torno a los 1369-71, cuenta, se produjeron los primeros conatos contra los judíos, iniciados tras unas homilías del cura de Écija, en Sevilla, que acusaba a las comunidades hebreas de los males de la sociedad. “Hubo altercados que se extendieron por toda Castilla, provocando incendios de juderías y matanzas, también en la actual capital conquense, donde la judería de Mangana desaparece en esas fechas, lo que hizo que muchos murieran, otros emigraran y otros, también, se instalaran en Tiradores u otros barrios, ya mezclados con los cristianos”.


MALTRATO CRISTIANO

Miguel Romero entiende que los judíos, después de más de cuatro siglos en la península ibérica, “donde crearon su propio hogar”, fueron “excesivamente maltratados”.


Con su expulsión, “se resquebraja el sistema financiero, y ni los Reyes van a encontrar a partir de entonces fondos para sus empresas; además de que también se resquebraja el sistema artesanal y se pierde una importante referencia cultural, pues muchos de ellos ocupaban importantes puestos dentro de los Consejos, gobiernos y academias filosóficas.”


Eso sí, aunque la mayoría se exilió, hubo quienes se quedaron en Cuenca y Guadalajara, convertidos al cristianismo como nuevos conversos, aunque en algunos casos ejerciendo su culto en secreto, lo que generó “una exacerbada persecución inquisitorial” de la que Romero no pasa por alto, adentrándose en los cien primeros procesos contra personas judías que hubo en el tribunal de la Inquisición de Cuenca y Sigüenza. 


FRAY LUIS DE LEÓN

Entre esos procesos destaca el de Fray Luis de León, nacido en Belmonte en 1527. 

El poeta, al que se le atribuyeron antepasados judíos convertidos al cristianismo, llegó a pasar cinco años en la cárcel por “preferir la biblia hebrea a la cristiana”, según palabras del Fiscal que aparecen referenciadas en los numerosos pliegos que conforman el proceso inquisitorial.


De esta persecución se libraron judíos con un poder importante en la sociedad, familias que darían lugar a ricos linajes de nobleza castellana, con apellidos como Montemayor, Ramírez, Albornoz, Cabrera o Cañamares.


En su ensayo, Romero también hace referencia “al espacio moral que supondrá Separad como referente de todas las comunidades judías actuales en el mundo.” Y ahí aparece la figura de Abraham Haim, presidente del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalém, como un exponente actual de esa comunidad, o la del ya fallecido Elías Canetti, búlgaro con origen sefardí que llegó a ser Premio Nobel de Literatura en 1981 y fue descendiente de los expulsados de Cañete en el siglo XVI. 


Pese a la abundante bibliografía consultada por Romero, entre ellas la Biblia de Alba, traducción al hebreo llevada a cabo a mediados del siglo XV en la Casa de Alba por Mosé Arragel, rabino de la Villa de Maqueda, y autores como Carrete Parrondo, F. Canterel, Sánchez Benito, Dimas Pérez o Enrique Cantera, el actual director de la UNED de Cuenca considera que ‘Las juderías de Cuenca y Guadalajara’ es un ensayo “para todos los públicos, o al menos para un amplio sector social, para todos aquellos que quieran leer un poco sobre esa minoría”.


MESA REDONDA

De este ensayo hablará Romero el lunes 30 de junio a partir de las 19.30 en el salón de actos de la Racal en el contexto de una mesa redonda sobre la judería de Cuenca en la que también participarán la profesora especialista en cultura hebrea, Mónica Olalla, el arqueólogo Michel Muñoz y el editor Santiago Catalá.