Arturo Martínez Barambio, una vida por y para la música, algo que "une, enriquece y hace disfrutar"

¡Música, maestro! Sentado junto a su piano, nos recibe Arturo Martínez Barambio en Musical Ismael, una de las tiendas musicales referentes en la ciudad y en toda la provincia. Décadas de experiencia en una familia para la que la música ha sido su pasión. Arturo sigue los pasos de su padre Ismael en el negocio y no deja de llevar el nombre de Cuenca por todo el país, como hace también su hermano Ismael. Como reconoce, “la música es mi vida. Desde que nací, la he mamado y la he disfrutado. Mi padre, mi hermano, mi familia, sin duda es una gran parte de nuestras vidas”.

Y pasan los años, él ya tiene 49, y según dice, cada vez la ama más. Al fin y al cabo, en una ciudad como Cuenca “la música está en todos los sitios, en las calles, en las iglesias, en los toros, cualquier tipo de acto que haya importante es una cosa que está presente. Si no estuviera la música habría en vacío grande en el mundo”. Él insiste en formentarla y se congratula de su progresión en los últimos años, “antes no estaban los estudios al alcance de todos, pero hoy en día, todo el que quiere puede estudiar, tanto en Cuenca como en la provincia donde también han aflorado muchas escuelas de música”. “Esto es bueno, porque aprenderla enriquece a la persona y creo que no se trabaja los suficientemente bien en los colegios en la enseñanza como se debería trabajar. Yo lo digo egoístamente, por lo mucho que la quiero. Otros defenderán otras cosas que les gusten también”, continúa.

En este sentido, una de sus grandes satisfacciones es ver como año tras año, cada vez más niños y niñas acuden a su tienda en busca de sus libros y su primer instrumento. Aquí, Arturo tiene claro que deben ser los pequeños los que elijan qué quieren hacer y qué instrumento les gusta más, siempre que sus padres puedan permitirselo, puesto que como reconoce, “la música es cara y vale mucho dinero”.

Y eso se ve reflejado en Musical Ismael. En la tienda, Martínez Barambio explica que se están renovando continuamente, “tienes que intentar ir al día con todo. En instrumentos, en accesorios, en libros, cada día te sorprendes con algo, sobre todo en cosas de electrónica. Es cierto que se mantienen los instrumentos de toda la vida, los de cuerda, que siguen manteniendo su pureza, pero el resto ha evolucionado la electrónica, los materiales que se construyen”.

Adaptándose a los nuevos tiempos, pero manteniendo las tradiciones y, entre ellas, para Arturo están los toros. Aficionado confeso destaca la gran feria de Cuenca de la mano de Maximino, aunque le sale la vena musical y espeta, “¿qué sería una corrida de toros sin una banda de música?”.

Esa simpatía es la que le ha brindado multitud de amigos. Él siguiendo la tradición de su padre los reune en su huerta anualmente para celebrar Santa Cecilia en una comida que, recuerda, “empezó siendo familiar y ahora se ha convertido en un día de celebración, con amigos, gente de la cultura y, sobre todo músicos”.  Arturo tiene claro que la música une y, en torno a ella sigue viviendo y disfrutando”