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Arte que enriquece la ciudad

"Esculturas nunca hay demasiadas, sino que todo lo que sea preocuparse porque el arte salga a la calle, es bueno"
17/08/2014 - G. Díez

El arte escultórico lleva varios años extendiéndose de forma imparable por la capital conquense. A las esculturas de corte clásico, con obras dedicadas a personas y oficios concretos como las que el imaginero de la Semana Santa conquense, Luis Marco Pérez, ideó a primeros del pasado siglo, con creaciones como ‘Monumento a Don Lucas Aguirre y Juárez’ (1927) o ‘El pastor de las Huesas del Vasallo’ (1930), entrado el siglo XXI se sumaron esculturas de Javier Barrios como los monumentos al Nazareno (2002) o a Alfonso VIII (2009), sin olvidar el homenaje a Alfonso VIII que en los jardines de la Diputación firmó en 1999 el recientemente fallecido Miguel Zapata.


Junto a estas esculturas existen además otras de corte más moderno, como el Monumento a la Constitución ubicado en la plaza de Mangana, de Gustavo Torner, inaugurado en 1986, y otras más recientes en rotondas de la parte baja como el homenaje al Agricultor (2007), de José Abad, o el tributo al ingeniero Ángel Pérez creado por Cruz Novillo y que desde 2011 decora la rotonda del Bricoking.

Más recientes son dos obras de autores conquenses que se exbiben desde la pasada primavera: el homenaje a Las Turbas ideado por el artista de San Antón José Luis Martínez inaugurado a finales de marzo en la esquina de Palafox y tres esculturas, una de ellas una seta, de Vicente Martín que fueron trasladadas de la entrada del Teatro-Auditorio a la calle Pino Negral, próxima al monolito de homenaje a las Víctimas del Terrorismo de la Ronda Oeste.


Se trata de dos grupos de esculturas muy distintos, el primero de hierro y el segundo de piedra y mármol, unas además en pleno Casco y las otras en la parte baja de la ciudad, pero esa diversidad es la que según algunos de los artistas y expertos en arte consultados por Las Noticias contribuye a enriquecer y hacer más atractiva la ciudad, por lo que todos abogan por que se sigan aprovechando espacios públicos para acercar de esta manera el arte a los ciudadanos.


“Esculturas nunca hay demasiadas, sino que todo lo que sea preocuparse porque el arte salga a la calle, es bueno”, apunta el coleccionista de arte Antonio Pérez, quien reconoce que en la capital hay obras “para todos los gustos”. En su caso, reconoce que le atraen “muchísimo” las citadas de José María Cruz Novillo y el arado en homenaje a los agricultores, sin olvidarse de la escultura de Xavier Mascaró en homenaje a la música que durante meses estuvo a las puertas del Teatro-Auditorio.

“Son obras que están dando a la ciudad un aire de modernidad, algo consecuente con la tradición de modernidad que sobre todo le debemos a Fernando Zóbel y que se refleja también en la estación del AVE”, señala.


El artista Carlos Codes, por su parte, considera un acierto el cambio de ubicación de las obras de Vicente Marín, que en el Auditorio “saturaban el espacio” y ahora en cambio cuentan con más espacio para sí, al estar rodeadas de mucho césped. Pero cree que, siguiendo este ejemplo, podrían instalarse más esculturas. 

“Creo que la ciudad carece todavía de obras en muchos parques y jardines”, apunta. En este sentido, aboga por dedicar a este arte uno de los nuevos parques de la ciudad, por ejemplo el que va a llevar el nombre del recientemente fallecido Adolfo Suárez, en la Avenida Ángeles Gasset. 


CONCURSO DE ESCULTURAS

“Se podría convocar un concurso local y que la escultura ganadora se colocara en un parque de la ciudad. Con el tiempo, se podría ir a ese parque como pretexto para ver cómo van quedando las esculturas”, señala. 

Reconoce que este tipo de arte el aire libre es dado a sufrir ataques de vandalismo, pero considera que eso es “como todo: también atacan semáforos, farolas…”

El artista Vicente Marín también se considera partidario de seguir enriqueciendo la ciudad con esculturas, pero cree que si no se instalan más, o estas se van instalando poco a poco, es “porque no hay dinero”.

En una línea similar se manifiesta José Luis Martínez, presidente de la asociación de vecinos de San Antón y autor del homenaje a Las Turbas. “Hay muchos chavales de Bellas Artes que hacen cosas y a los que habría que dejar espacios al aire libre para exponer. Yo ubicaría por ejemplo varias obras por el paseo del Júcar”, dice. 


Considera que por las ciudades que están llenas de obras de arte “da gusto pasear, porque te vas encontrando cosas y eso atrae”. De lo que se trata, considera, es de “dejar la ciudad bonita, aunque luego algunos piensen que lo que se ha puesto en tal o cual sitio es una castaña, aunque me gustaría saber qué es lo que ellos pondrían”.


En su caso, se encuentra muy contento con la escultura dedicada al Grupo Turbas que este colectivo donó al Ayuntamiento. “Habrá a quien le guste y a quien no, pero yo abogo por creer en nuestra ciudad y hacer cosas por ella”.

Este artista que ha expuesto temporalmente en el barrio algunas de sus obras en fechas como Navidad no descarta, de hecho, ubicar de vez en cuando nuevas obras por San Antón “sin decir dónde están, para que la gente las busque: sería una forma de animar a la gente a entrar en el barrio”. 


SÍ, PERO SI NO HAY COSTE

La opinión de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Cuenca entronca con la de los artistas consultados: “Adornar la ciudad con esculturas no es nada nuevo, y nos parece muy bien”, señala su presidente, Luis Miguel González.


Eso sí, considera que, en estos momentos, estas instalaciones no pueden tener ningún coste económico para las arcas municipales. “En épocas de esplendor se puede entender, pero ahora no estamos para gastar dinero público. Una solución puede ser que por ejemplo un banco o algún empresario compre la estatua y el Consistorio la coloque, pero el dinero público debe invertirse en otras cosas”, señala, y valora que por ejemplo el monumento a Las Turbas haya sido donado al Consistorio por el grupo al que se rinde el tributo.


También, eso sí, considera que determinadas esculturas no son del agrado de muchos ciudadanos, y cita el monumento a la Constitución de Gustavo Torner. “Es de Torner, y por eso nadie se atreve a decir nada, pero en la ubicación actual no queda bien. Espero que se aprovechen las obras de Mangana para trasladarlo a otro espacio de la ciudad”.


PARQUES, ROTONDAS ¿O LOS DOS? 

La Ronda Oeste ha contribuido a llevar el arte a las rotondas, algo que muchos ciudadanos ven con buenos ojos, aunque también hay quienes no terminan de sentirse del todo conformes.


Para Carlos Codes, los parques son más propicios para este tipo de obras. “La escultura de Cruz Novillo la veo bien enclavada en la rotonda próxima al Bricoking, pero en un parque tendría más aire, y así siempre tienes que verla bordeándola con el coche. Yo estos espacios los dotaría más de vegetación, con plantas y flores locales, de la sierra”, considera.


Vicente Marín, por su parte, cree que lo preferible es ubicar las esculturas en parques y jardines, ya que “están más cerca de la gente”.

A Antonio Pérez, mientras tanto, le gustan las esculturas tanto en las rotondas como en los parques. “En las rotondas puede estar el peligro de la conducción, que uno se distraiga, pero yo las veo bien”.