El Túnel de Calderón de la Barca estrena musealización con un holograma interactivo
El Túnel Antiaéreo de Calderón de la Barca ha reabierto tras una importante renovación museística y nuevas incorporaciones tecnológicas como un innovador holograma que transporta a los visitantes a los momentos más críticos de la Guerra Civil en la ciudad. Este recurso audiovisual, de aproximadamente ocho minutos de duración, ofrece un relato inmersivo protagonizado por un personaje ficticio basado en testimonios históricos.
Con una inversión de 25.000 euros con cargo al Plan de Sostenibilidad Turística, el espacio también estrena una ambientación sonora mejorada, nuevos paneles informativos y la digitalización de documentos históricos. La actualización, según señala el alcalde, Darío Dolz, busca potenciar el atractivo turístico del enclave y ofrecer una experiencia más inmersiva a los visitantes.
Dolz, que ha presentado la nueva musealización junto a la concejala de Turismo, Marta Tirado, y los arqueólogos Michel Muñoz y Santiago David Domínguez, ha destacado que para dar a conocer estas actualizaciones, se ha establecido un periodo de visitas gratuitas desde hoy hasta el viernes, con inscripción previa en la web de Turismo del Ayuntamiento de Cuenca.
Esta intervención, según avanza Marta Tirado, es la primera de varias iniciativas que se desarrollarán durante los próximos meses para fortalecer el turismo cultural en la ciudad. "Queremos que Cuenca no solo se visite, sino que se viva, que los visitantes puedan sumergirse en su historia de una forma dinámica y envolvente", afirma.
La reapertura de este túnel representa un paso más en la labor de investigación sobre el subsuelo de Cuenca, un trabajo que vienen realizando desde hace años Michel Muñoz y Santiago David Domínguez, y que ha permitido recopilar información inédita sobre la historia del refugio.

Domínguez destaca que se han recuperado los planos originales del refugio, un interesante documento que se ha incorporado a la nueva musealización para aportar una visión más detallada de la planificación y construcción de estos espacios, además de dar mayor relevancia a las personas que diseñaron este refugio durante la Guerra Civil, como Román Seguí, Fernando Alcántara y Nicasio Guardia.
"No solo era un espacio funcional, también se pensó en términos estéticos, algo muy poco habitual en este tipo de construcciones", añade el arqueólogo Michel Muñoz, quien ha referido la singularidad arquitectónica del refugio con el ejemplo de la integración de la escalera del Hospital de Santiago (siglo XVIII) en la estructura del túnel.
El refugio originalmente se proyectó con una longitud de 800 metros, aunque no llegó a completarse. Actualmente, la parte construida es de aproximadamente 100 metros. Su capacidad teórica se estimaba en 5.000 personas en su conjunto, aunque la realidad durante los bombardeos era muy diferente, ya que el número de personas refugiadas podía variar enormemente según la urgencia del momento.

HOLOGRAMA
Otra novedad es la incorporación de vídeos explicativos sobre los bombardeos. Los visitantes podrán verlos en dispositivos portátiles durante el recorrido, con reconstrucciones fieles de los escenarios vividos en la ciudad durante aquellos días. Si bien Muñoz destaca que la gran atracción es el holograma. A través de la figura de un personaje ficticio, Vicente Moya, un campesino de Villar de Olalla reclutado por los anarquistas, se narra la historia de Cuenca durante la Guerra Civil.
El arqueólogo explica que este personaje recorre diferentes momentos clave del conflicto, desde la construcción de fortificaciones en el Cerro del Socorro hasta su participación en la Columna del Rosal en Toledo y su regreso a Cuenca, donde es obligado a vigilar un refugio.
“Su relato nos sitúa en la recta final de la guerra, poco antes del último bombardeo sobre la ciudad, y concluye con una frase que resume el sentir de muchos en aquel tiempo: Si sois de la quinta columna, tened piedad. No tiréis ninguna granada. Dentro de poco volveremos a ser un solo pueblo, y un solo pueblo hambriento.”
Muñoz explica que con la actualización de la musealización del Túnel Calderón de la Barca no solo se ha buscado preservar la memoria de estos acontecimientos, sino también "ofrecer una experiencia inmersiva que ayude a los visitantes a comprender la magnitud de lo que aquí sucedió".
El túnel estará abierto al público durante estos días de visita gratuita con los siguientes horarios: 11:00, 12:00, 13:00, 17:00 y 18:00 horas.

RECORRIDO
El recorrido ha sido diseñado para todos los públicos, integrando explicaciones sobre la conexión del refugio con la red subterránea de la ciudad, que incluye acueductos, criptas, bodegas y calles-túnel típicas de Cuenca. Además, en la parte superior del espacio expositivo se han documentado estos aspectos históricos para ofrecer una comprensión más profunda del contexto.
Uno de los objetivos de la nueva musealización es contextualizar el papel de los refugios durante la guerra y, al mismo tiempo, mostrar cómo era la ciudad en ese periodo. "Hemos actualizado el sistema de sonido para que la recreación de los bombardeos sea más realista", apostilla Domínguez.
A lo largo del conflicto, Cuenca permaneció bajo control republicano hasta dos días antes del final de la guerra. Aunque la ciudad no fue escenario de combates directos, sufrió cinco bombardeos significativos, mientras que localidades cercanas como Tarancón, Cañete y El Cañavate también fueron atacadas. En este contexto, los refugios antiaéreos jugaron un papel crucial en la protección de la población.
Domínguez explica que el estudio de estos bombardeos ha sido posible gracias a la documentación rescatada de la Casa del Corregidor, que estuvo a punto de ser desechada. "El alcalde, junto con monitores y alumnos de la época, logró salvar estos documentos, que incluyen fechas de los ataques, nombres de fallecidos, horas de bombardeos, número de aviones y cantidad de víctimas", señala.

Uno de los datos más relevantes es que los refugios, a pesar de su apariencia militar, fueron proyectos municipales financiados y gestionados por el Ayuntamiento de Cuenca. Documentos hallados en la Casa del Corregidor detallan el pago de sueldos, la compra de materiales y la organización de los refugios, administrados por la Junta de Defensa Pasiva, bajo la dirección de Fernando Alcántara.
La visita al túnel también incluye grabaciones con testimonios de personas que participaron en su construcción, como Enrique Ruipérez, quien en su momento relató cómo se excavaba el refugio con barrenas y martillos perforadores. Además de compartir recuerdos sobre otros aspectos de la guerra en Cuenca, como los hallazgos de cientos de balas, máscaras de gas y cargadores de pistola en la iglesia de San Andrés.

Otro punto destacado de la exposición es el aeródromo de Jábaga, una infraestructura militar construida en Cuenca para la Guerra Civil. "Era una instalación secreta, sin fotografías disponibles, ya que no tenía sentido hacer propaganda de un aeropuerto militar", explica Santiago David Domínguez.
Por conta los refugios antiaéreos sí fueron objeto de propaganda en la prensa republicana, y así se explica en la parte expositiva de estas infraestructuras cuya historia no terminó con la Guerra Civil. El régimen franquista continuó manteniéndolos y reparándolos durante los años siguientes, como lo demuestran documentos firmados por el arquitecto municipal de la época, Fernando Alcántara. "Generaban problemas a los vecinos, como humedades e inseguridad, pero no se cerraron de inmediato porque la situación política aún era incierta", añade el arqueólogo.
No fue hasta los años 50 y 60 cuando los refugios dejaron de usarse como tales. Algunos fueron reconvertidos en almacenes municipales, como el refugio de la calle Alfonso VIII, donde durante su recuperación se encontraron gran cantidad de tejas y otros materiales acumulados durante décadas.
La evolución de estos refugios construidos entre 1936 y 1939 son otro de los elementos expositivos que se han incorporado a la nueva musealización del Túnel de Calderón de la Barca, una actualización que aporta una experiencia inmersiva diferente, enriquecida con la aportación de numerosa documentación que permitirá que “incluso quienes ya lo hayan visitado descubran aspectos inéditos “, señala el arqueólogo, quien anima a concocer este espacio y descubrir la historia que alberga bajo tierra “para comprender mejor el pasado de nuestra ciudad”, concluye.
