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El taller de bordado de la Esperanza recupera su actividad

Una túnica para la imagen de un niño Jesús que les van a donar, un pecho bordado para la Virgen y un paño de difuntos, entre sus próximos retos
Fotos: Saúl García
21/10/2021 - Dolo Cambronero

Tras más de año y medio de parón debido a la pandemia, el taller de bordado de la Hermandad de la Virgen de María Santísima de la Esperanza ha vuelto a “las puntadas”. Sus miembros han retomado la tarea que dejaron a medias cuando irrumpió la Covid: la túnica del Apóstol para la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de San Juan Evangelista que habían comenzado a bordar en noviembre de 2019.          

José Manuel Calzada, mayordomo de la Hermandad de la Virgen de María Santísima de la Esperanza y responsable del taller de bordado -tarea que comparte con otros tres miembros-, explica que su intención es tenerla lista para la próxima Semana Santa con la idea de que la Hermandad de San Juan Apóstol Evangelista pueda estrenarla en la Función que realizan en mayo, una de las dos que celebran a lo largo de cada año. La principal es el 27 de diciembre pero “es muy precipitado” que esté terminada para esa fecha.     

 

COLORES CONTRARIOS

“Se trata de una túnica para capilla. La idea es que sea utilizada para cultos y en las funciones. No está previsto sacarla en procesión”, concreta Calzada, que detalla que San Juan viste tradicionalmente con una túnica roja o burdeos y un mantolín verde aunque, en época de Adviento o Cuaresma, la talla del Apóstol porta túnica morada sin ningún tipo de bordado. En esta ocasión, la hermandad les pidió que utilizaran los colores habituales pero al contrario: túnica verde y mantolín rojo o burdeos.

El taller ha optado para esta túnica por el bordado en realce, con un diseño de Adrián López, hermano de la Esperanza. “Nos gusta mucho esta técnica aunque es mucho más laboriosa porque vas hilo a hilo de oro”, indica el mayordomo del colectivo. “Y utilizamos bastantes tipos de puntos y también otras técnicas”, precisa, subrayando la complejidad de la prenda.    

El taller lo integran once personas -ocho mujeres y tres hombres-, que se reúnen los fines de semana para bordar. La iniciativa nació en septiembre de 2017 con el propósito de enriquecer el propio ajuar del colectivo de la Virgen de María Santísima de la Esperanza, que aglutina a más de 1.900 miembros. “Somos un grupo de hermanos a los que siempre nos ha gustado el bordado, el ajuar, las vestimentas de la Virgen... Y decidimos ”, relata. 

“No hemos bordado para ninguna otra hermandad, a excepción de la túnica para la de San Juan Evangelista, con la que tenemos una buena relación y surgió la oportunidad. Nosotros no somos profesionales ni pretendemos serlo de momento. En Cuenca, ya hay profesionales magníficas”, puntualiza.

A lo largo de todo este tiempo y a pesar del parón causado por la pandemia de Covid-19, han bordado ya diferentes piezas para aumentar el patrimonio de la propia hermandad. Entre sus creaciones se encuentran así dos sayas para la Virgen de la Esperanza y tres cinturillas, dos de ellas a juego con las dos primeras.

El taller de bordado de la Esperanza recupera su actividad

PEQUEÑAS PIEZAS  

También han elaborado otras piezas más pequeñas como dos corazones bordados que suelen utilizar cuando visten de luto a su imagen titular en noviembre, además de otros complementos como lazos y broches. 

Además, también tienen finalizadas otras dos piezas “de bastante importancia”, en palabras de Calzada: un estandarte y la portada bordada de un libro de los Estatutos con el que también desfilan. “Esperamos poder estrenarlos en la Semana Santa de 2022”, anhela. Las piezas ya fueron bendecidas el pasado Martes Santo y se expusieron para que pudieran verlas los hermanos.

Por otro lado y además de la túnica para el Apóstol, también tienen otros proyectos en marcha. “Estamos ahora con el proceso de bordado de una pieza bastante singular, un pecho bordado para que lo estrene la Virgen de la Esperanza en la próxima Semana Santa, en vez de llevar el típico tocado con encajes, con tul...”, cuenta el mayordomo de la hermandad. 

Esta tarea la compatibilizan con la creación de la túnica dado que, al tratarse de un bastidor pequeño, se pueden llevar la pieza a casa -“nos vamos turnando”-, algo que no ocurre con la prenda para la talla del Apóstol dado que es de grandes dimensiones y no puede salir del taller.

En cuanto terminen con el pecho, van a empezar también a bordar una túnica para un niño Jesús que les va a donar próximamente uno de los hermanos de la entidad, que está finalizando la figura.

Este mismo hermano también les donó hace unos años una réplica de la Virgen de la Esperanza para la procesión infantil, y también han bordado una pequeña saya. “Ojalá recuperemos la normalidad y los niños puedan salir también en la próxima Semana Santa”, confía la cabeza visible del taller.

Asimismo, desde el taller también están ultimando el diseño de un paño de difuntos para bordarlo posteriormente.

 

FORMACIÓN

“Tenemos ya bastantes piezas para ser un taller en el que hemos ido aprendiendo poco a poco”, considera, recordando que este grupo nació a propuesta de Adrián López, que es el principal diseñador de la hermandad. Él vive en Madrid, donde es miembro de otra cofradía en la que pusieron en marcha un taller, idea que decidieron exportar hasta Cuenca. 

Inicialmente, empezaron a trabajar con la técnica del bordado en aplicación aunque quisieron aprender más. De esta manera, se pusieron en contacto con varios bordadores y llegaron a un acuerdo con un profesional de Andalucía, que venía a formarles a Cuenca una vez al mes. “Nos enseñaron a bordar en oro, en realce, a mejorar la técnica de aplicación que teníamos, en tul…”, recuerda. El proceso se prolongó durante casi dos años aunque llegó la pandemia y se quedaron sin dar las tres últimas clases. Aunque eso no ha sido óbice para que dejen de ponerse retos a sí mismos para seguir creciendo. De hecho, Calzada dice que la complejidad de la túnica del Apóstol es “para mejorar”.


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BORDADO