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Patrimonio

Las obras en El Salvador sacan a la luz elementos decorativos ocultos

Los trabajos de rehabilitación y consolidación del chapitel de la torre de la céntrica iglesia concluirán en abril
Fotos: Rubén M.Checa
16/02/2024 - Rubén M. Checa

La torre de la iglesia de El Salvador de la capital se ha convertido, desde que se inaugurara en el año 1905, en un elemento inconfundible del skyline del casco antiguo de la ciudad. De estilo ecléctico historicista, el cuerpo de la torre se levantó de piedra y ladrillo, mientras que, para la estructura del chapitel, la parte que remata la torre, se siguieron las corrientes de la arquitectura del hierro del momento.

Con el paso de los años, han sido varias las intervenciones de mantenimiento a las que se ha sometido la torre, siendo la única relevante la acometida allá por los años 50, cuando posiblemente se recubrió con plomo la crestería del cuerpo de la torre.

Desde entonces no se había actuado de forma integral en la torre, que, poco a poco, ha visto incrementado sus daños por el paso del tiempo y la incidencia de los agentes atmosféricos, hasta alcanzar un elevado grado de deterioro. De hecho, en el año 2019 se acabó desprendiendo una de las ventanas de la torre, siendo necesaria la intervención de los bomberos. Este echo puso de manifiesto la urgente necesidad de intervenir.

Fue la colaboración del Consorcio de la Ciudad de Cuenca, la que permitió el montaje de andamios en el año 2021 para la eliminación de los riesgos inmediatos de desprendimiento y para hacer posible la toma de datos para la redacción del proyecto de ejecución de la restauración y consolidación que ahora se está ejecutando.

Años antes, la parroquia de El Salvador ya había mantenido conversaciones con las instituciones de la capital para buscar financiación y poder rehabilitar la torre dado su avanzado estado de deterioro. Pero fue el año pasado cuando el Consorcio de la Ciudad de Cuenca destinó 413.804,72 euros para acometer las dos primeras fases de restauración de este Bien de Interés Cultural. Con la parroquia como promotora, la dirección facultativa corre a cargo de los arquitectos Rubén Amigo y Laura López y del arquitecto técnico Antonio Trujillo. La empresa que está ejecutando las obras es ”Acerouno, restauración inteligente”, cuya jefe de obra es Gemma Martín.

 

Se ha conservado una ventana antigua para que las nuevas sean una réplica exacta.
Dentro de la estructura del andamio se han instalado diferentes talleres para cortar y ajustar las piezas in situ

La fase cero, como se ha denominado, ha consistido en montar el andamiaje necesario que recubre toda la torre, desde la base en la calle de la Esperanza hasta la cima. Una estructura de 44 metros de altura que, a parte de facilitar los trabajos de rehabilitación, en sus diferentes niveles presenta amplias plataformas para el acopio de material y para albergar los talleres de carpintería, cerrajería y zinc.

Y es que, con unos elevadores, por la parte exterior de la torre, se van subiendo los diferentes materiales necesarios, y es arriba donde se realizan las labores de fabricación y ensamblaje de piezas, en un proceso iterativo de ajuste que sería inviable si los talleres se ubicasen abajo, por la enorme cantidad de tiempo que habría que emplear en subir y bajar materiales y mano de obra cada vez que hubieran de realizarse ajustes.

La fase 1, que está en ejecución en estos momentos, consiste en la rehabilitación integral del chapitel, tanto de la estructura metálica y sus apoyos en la fábrica de mampostería, como de la madera, cubrición de zinc y elementos singulares (cruz con veleta en la coronación).

Al mismo tiempo, estos trabajos están permitiendo descubrir elementos originales de sillería que hasta ahora estaban cubiertos por plomo, como es una crestería decorativa en la parte superior de las fachadas.

“En contra de lo que se podía pensar, esta intervención nos ha dado gratas sorpresas porque hemos descubierto elementos significativos de cantería que estaban ocultos desde hace tantas décadas que se había olvidado cómo eran”, sostiene el arquitecto en referencia a la mencionada crestería.

Otro de los descubrimientos ha consistido en comprobar que originalmente había unos elementos de cantería en la coronación de los gabletes, que en algún momento fueron sustituidos por los florones de zinc que todos conocemos. Sin embargo, no se ha conseguido documentación gráfica que ilustre sobre la forma de estos elementos, por lo que “al ser imposible su fidedigna recuperación, no procede siquiera iniciar el debate sobre si se debiera recuperar el aspecto original o mantener el aspecto actual, por lo que se restaurarán los florones de zinc para volver a colocarlos”, explica Amigo. 

Varias teselas de zinc tenían inscripciones y ‘grafitis’ de distintas fechas, y se van a trasladar al museo de Cuenca

Sin perjuicio del estricto respeto al monumento original observado en la obra, dado el carácter de Bien de Interés Cultural que ostenta el inmueble, se están mejorando soluciones constructivas deficientes que han motivado en parte el elevado deterioro de la torre, como sucede por ejemplo con las ventanas del chapitel, que no presentaban ningún tipo de ensamblaje en sus diversas piezas de madera (una de ellas se desprendió en 2019).

La intervención que se está realizando reproduce el diseño original, pero lo mejora constructivamente introduciendo espigas de ensamblaje entre las piezas para garantizar la estabilidad de las mismas y evitar que se reproduzca la problemática que ya ha sufrido la torre. Cabe resaltar que toda la madera que se está utilizando proviene de pino de la Serranía conquense, y se ha procesado en la Fábrica de Maderas del Ayuntamiento de Cuenca.  

 

En cuanto a la estructura metálica, se ha limpiado y se ha pasivado para evitar que continúen los procesos de oxidación, y se van a generar unos apoyos auxiliares de refuerzo en acero en la base del chapitel, dado el deterioro que presentan los actuales, dejándolos despejados para evitar que se repitan los procesos de oxidación y corrosión  como consecuencia de la humedad y falta de ventilación. 

Al mismo tiempo, aprovechando esta intervención, se va a instalar un nuevo pararrayos y, en el interior del chapitel, una escalera escamoteable y unas plataformas que comunican interiormente las cuatro ventanas para poder acceder desde dentro cuando sea necesario, posibilitando así llevar a cabo actuaciones de mantenimiento de forma continuada. 

Por otro lado, la mayor parte de las teselas de zinc que recubrían la estructura estaban fuertemente deterioradas por el paso de los años y la erosión del viento y el agua, por lo que se van a renovar en su totalidad, reproduciendo el diseño y material original. Algunas de esas teselas, que contenían ‘grafitis’ de distintas fechas, se van a llevar al museo de la ciudad. La veleta y la cruz que presiden el chapitel continuarán siendo los mismos una vez que se restauren en taller.

 

PRÓXIMAS FASES 

Se espera que sea a lo largo del mes de abril cuando concluyan las obras de rehabilitación y consolidación del chapitel de la torre de El Salvador, y la pretensión es continuar la rehabilitación integral de la torre, con la imprescindible la ayuda del Consorcio de la Ciudad de Cuenca sin la cual la Parroquia no podría asumir las labores de rehabilitación, acometiendo la restauración de las fachadas y campanas (recuperando su volteo original), dado que, con el paso del tiempo, el agua y el viento han ido erosionando la cantería y en menor medida el ladrillo, “encontrando algunos sillares en la parte superior de las caras más expuestas a los vientos dominantes en estado crítico, por lo que es necesaria y urgente una intervención nada desdeñable”, expone el arquitecto Rubén Amigo. 

Para terminar la rehabilitación integral de la torre, se pretende acometer una última fase interviniendo en su interior, haciendo posible que sea visitable. 


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