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Los patronos de la Fundación Antonio Saura reabrirán el museo si logran financiación privada

Saldar esa deuda y garantizar un presupuesto de en torno a 200.000 euros anuales para varios años es el reto que se marcan los patronos
Los patronos de la Fundación Antonio Saura reabrirán el museo si logran financiación privada
29/11/2016 - Gorka Díez

Los patronos de la Fundación Antonio Saura, cuyo espacio museístico, ubicado en la Casa Zavala, permanece cerrado desde octubre del pasado año por falta de financiación, llevan un año buscando financiación privada para poder reabrir el museo al entender que su viabilidad no puede depender, al menos exclusivamente, de las aportaciones públicas, sobre todo después de que el Gobierno regional abandonara el patronato y su ayuda económica en 2011, apenas cinco años después de apostar por la Fundación con una aportación que rondaba los 160.000 euros anuales.


El que fuera director de la Fundación, Miguel López, señala a Las Noticias que aquel 2011 desbarató todos los planes que tenía esta entidad público-privada concebida en recuerdo del pintor Antonio Saura. Entiende que Hacienda obligó al Gobierno regional, entonces presidido por José María Barreda, a salirse de las fundaciones y empresas públicas por motivos económicos “de fuerza mayor”, pero también que con ello “faltó a su palabra dada en 2007 de mantener una partida estable y continua” para un museo que entonces contrató a media docena de trabajadores pero entre 2011 y 2015 se encontró con serias dificultades para hacer frente a sus nóminas, que en los últimos meses dejó incluso sin abonar, lo que obligó a cerrar el museo con unas deudas con los trabajadores y con Hacienda que podrían situarse entre los 300.000 y los 500.000 euros.


Saldar esa deuda y garantizar un presupuesto de en torno a 200.000 euros anuales para varios años es el reto que se marcan los patronos para volver a poner en marcha este recurso de manera digna, lejos de los en torno a 374.000 euros que llegó a manejar en sus primeros años pero por encima de los poco más de 100.000 que ingresó a partir de 2011, cuando prácticamente la única ayuda procedía del Consorcio Ciudad de Cuenca.


“Lo que no podemos es depender de los caprichos de las administraciones públicas, del sectarismo de unos y otros. Sin iniciativa privada nadie va a aportar el dinero necesario”, insiste López, que reconoce que se está negociando con una empresa y confía en que el tema esté solucionado, para bien o para mal, a finales de año o, a lo sumo, principios de 2017.


Esta espera pone de momento en suspenso las intenciones mostradas por el equipo municipal de poder dar un uso al museo a través del Ayuntamiento, un proceso para el que el Consistorio inició unos trámites que han sido además recurridos por los patronos de la Fundación Antonio Saura.


Inicios difíciles

Hay que recordar que la Fundación, en la que Antonio Saura trabajó en sus últimos años de vida, hasta su muerte el 22 de julio de 1998, no inició su andadura hasta 2005, cuando el Tribunal Supremo confirmó su validez jurídica tras el recurso de una de las hijas de Saura, Marina, que alegaba que su padre se mostró poco antes de morir contrario a esta Fundación, algo que no pudo demostrar que fuera cierto. 


Y que la oposición de la hija a su puesta en marcha ha dificultado enormemente su andadura, imposibilitando por ejemplo que la Fundación recibiera algunas de las obras que Saura tenía previsto cederle, pero que murió sin hacerlo formalmente. 

Además, al estar los derechos de autor de Saura en manos de su hija, la Fundación no puede editar publicaciones que incluyan reproducciones de sus obras y/o textos.


Pese a ello, la Fundación ha contado con en torno a un centenar de obras de Saura cedidas por instituciones como la Junta y la Diputación y por particulares como los hermanos Saura, Emilio Catalá o Hans Meinke, entre las que destaca la colección de 27 dibujos ‘La muerte y la nada’, dos ‘Autos de fe’ pertenecientes a su etapa surrealista y las serigrafías de la serie ‘Moi’, realizadas a partir de fotografías de su hermano, Carlos Saura.


INMUEBLE DE GRAN VALÍA

A esto hay que añadir las características del edificio de la Casa Zavala, del siglo XVIII, según los expertos las más propicias para mantener este espacio como museo, pues dispone de una superficie de 500 metros cuadrados distribuidos en tres pisos que se renovaron en 2007, convirtiéndolo en el único museo de la capital con todas sus salas aclimatadas  y hasta unos cristales de láminas estáticas que reducen la radiación ultravioleta e infrarroja, lo que le dota de las debidas condiciones de seguridad para poder albergar las obras más preciadas.