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Feria Taurina

Ginés Marín, buen sustituto de El Fandi, repitió la puerta grande

Un apéndice cortó Perera y ovaciones para Enrique Ponce, pues ambos fallaron a espadas
Fotos: Saúl García
26/08/2019 - Chicuelito

La obligada ausencia de El Fandi y la lluvia mañanera propiciaron algunas decenas de devolución en taquilla. Craso error por quien tiene afición a los toros, pues no llovió y Ginés Marín cumplió con la tradición de las sustituciones que hace Maximino: abrió de nuevo la puerta grande. El torero jerezano, formado taurinamente en Extremadura, volvió a dejar en el ruedo conquense su buen momento de torería, valor y saber estar en el albero.

Cierto es que le tocó el toro más boyante del encierro de Román Sorando, muy por debajo de lo esperado. El tercero de la tarde, primero del lote de Ginés, atendía por “Astuto” y Ginés Marín ya supo desde el inicio darle la justa medida con el capote al hilo de las tablas. Con un puyazo y dos pares de banderillas, “Astuto” pasó a la jurisdicción de su lidiador, que brindó la faena al público, iniciada con doblones genuflexos para domeñar al bravo burel de Sorando, al que sometió con la flámula. Lo toreó muy bien con la izquierda, arrastrando la muleta, y abriendo el compás para alargar el pase de pecho como pañón. La transmisión era total entre toro y lidiador en una faena de rotundidad, con pases mirando al tendido y cambios de mano, amén de remates a modo de trincherazo. Las palmas echaban humo y Ginés toreaba con clase y valentía, sobre todo al natural, con mucha torería. La estocada fue certera y los tendidos se poblaron de pañuelos blancos: dos orejas merecidas en buena lid.

El sexto atendía por “Aislado” y poco colaboró con Ginés Marín, quien tras el saludo con la franela instrumento primorosas chicuelinas rematadas con la revolera amarilleando bajo los focos. Sensacional. Picó bien Guillermo Marín, el padre del matador, para dejar al toro en suerte. Dos pares de garapullos y ovación de gala para los clarines y timbales floreados en el cambio de tercio. Ginés Marín intentó construir una faena de emoción, pero tuvo que limitarse a tandas cortas ante el poco juego del toro, que se “aislaba” a la hora de embestir, pero cabeceaba. Faena valiente, exigente y expuesta, con desplante final arrojando los trastos delante de los pitones. Tras la media estocada tardía se le pidió la oreja y el triunfador de la tarde tuvo que saludar una ovación de gala.

Enrique Ponce abrió plaza en su paseíllo número 20. Muchos espectadores aplaudieron su presencia para que saludase y aquello quedó en el intento. El primer toro parecía más del parte meteorológico, pues “Nubloso” era su nombre, y Ponce lo recibió con seis verónicas y la media. No se pudo ver más, porque tras la intervención del piquero y los banderilleros, con Mariano de la Viña bregando, Enrique Ponce brindó su labor al respetable, y pronto se dio cuenta del error, pues el de Sorando, querenciado en el “7”, apenas si atendió la muleta del torero de Chiva, que acabó de una estocada tendida, que bastó pese al poco acierto del puntillero. Se hizo silencio y algunos pitos se escucharon en el arrastre.

Con el cuarto, “Escritor”, Enrique Ponce tuvo que echar mano del manual para “escribir” una faena de oficio, sobre todo en terrenos de la solanera, con su toreo genuflexo tan de su estilo. Antes, algunos lances con el capote y un buen puyazo, apretando ante el del castoreño. De nuevo brindó Ponce su faena al público, buscando los terrenos donde el viento molestase menos. Tampoco el toro estaba para muchos trotes, pese a su nobleza, y gracias a la técnica y pericia del valenciano, éste instrumentó una faena larga, con suavidad, midiendo las distancias e incluso mostrando recursos en la cercanía de los pitones, muy aplaudidos, sobre todo en los pases de rodillas y los circulares. Tenía el triunfo en su mano, pero Ponce esta vez pincho tres veces y “Escritor” se acostó, tras un aviso. El puntillero le puso la rúbrica para el desolladero. Ponce, en su tarde número 20 en Cuenca, recibió una larga ovación de cariño y paisanaje motillano. Lo mereció.

Miguel Ángel Perera se quedó sin la puerta grande por fallar a espadas. En el segundo de la tarde, “Tradinoso”, que tuvo un comportamiento pasable, el extremeño se lució en verónicas, para instrumentar luego una faena notable ante un toro que transmitía poco, pero al que le exprimió en su juego con tandas sobre la mano derecha, con redondos ligados y el de pecho, y algunos naturales, bajo el pasodoble conquense “Clarines de gloria”. Estaba Perera en ese camino torero de la “gloria” efímera con una faena encimista, con mucha torería y largura, con desplante airoso. Acabó de estocada y se le concedió una oreja, con petición de la segunda.

En el quinto, Perera recibió a “Disimulado” por verónicas y dos medias bien rematadas. Tras un picotazo, el toro se fue al reserva sin mayores problemas. El tercio de banderillas fue el mejor de la feria, pues aunque no estaba El Fandi, Perera lleva en su cuadrilla a Javier Ambel, que se lució con los garapullos, en el primer y tercer par, asomándose al balcón. Tremenda ovación, compartida por Jesús Arruga, lucido en el segundo par.

Perera brindó la faena al público y la comenzó con estatuarios a pies juntillas que arrancaron fuertes aplausos. Dos buenas tandas por la derecha del diestro extremeño que vio como el de Sorando se iba parando, sin transmisión alguna. Series cortas y el largo pase de pecho ante la trompeta de “Nerva”, pero con poca ligazón, pues el toro no “disimulaba” su condición de poca casta. Aun así, la faena de Miguel Ángel le podía abrir la puerta grande, pero Perera encontró hueso hasta cinco veces y tras la estocada hizo mutis por el foro, aunque se le obligó a saludar.

Al final del festejo, sin lluvia, con tres orejas en la balanza del triunfo, Ginés salió por la puerta grande que da al Paseo de Chicuelo II y Ponce y Perera fueron despedidos con aplausos. Nos quedan dos festejos y la buena noticia es que Pablo Aguado anuncia que reaparece en Cuenca el día 28.

LA FICHA

Tercera corrida de la Feria de San Julián. Lunes, 26 agosto de 2019. Tres cuartos de entrada largos en tarde nublada. Ejerció la presidencia Emiliano García, asesorado por Julián Rodríguez “Sorianito” y el veterinario Pedro Crespo. Saludaron los banderilleros de Perera, Javier Ambel y Jesús Arruga.

Enrique Ponce (azul turquesa y oro): silencio y gran ovación desde los medios.

Miguel Ángel Perera (grana y oro): una oreja y silencio.

Ginés Marín (azul oscuro y oro), que sustituía a El Fandi, dos orejas y fuerte ovación con saludos desde los medios.

Ganado: Se lidiaron seis toros de Román Sorando, de Villanueva de la Reina (Jaén). Bien presentados en general, aunque adolecieron de fuerza y poca transmisión, salvo el tercero, de notable. Peso: 496 kilos, 535, 511, 544, 512 y 475. La divisa era negra por la reciente muerte del padre del ganadero.

Incidencias: Gran ambiente en los tendidos, y pese a la amenaza de lluvia no cayó una gota, aunque el aire deslució en algunos momentos el trabajo de los espadas, teniendo que mojar la muleta. Al igual que la primera tarde, el despejo de plaza lo hiciceron dos alguacilillas, y como todos los días, el colorido de las peñas de San Mateo en las andanadas de sol. En una fila del tendido 1 presenciaron la corrida el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page; el vicepresidente, José Luis Martínez Guijarro y el alcalde de Cuenca, Darío Dolz.