Homenaje a Gustavo Torner en el belén de la Diputación de Cuenca
La Diputación Provincial de Cuenca ha inaugurado su tradicional belén navideño, una instalación de más de 400 piezas elaborada por la Fundación del Hospital de Santiago y que este año incorpora un homenaje al artista Gustavo Torner. Así lo ha desvelado el presidente de la Diputación, Álvaro Martínez Chana, que ha sido el encargado de abrir el acto, en el que también han participado representantes institucionales, entidades sociales y el obispo de Cuenca, José María Yanguas.
Martínez Chana ha agradecido al obispo la bendición del belén y ha reconocido la labor de la Fundación del Hospital de Santiago, responsable de la instalación, afirmando que se trata de un “magnífico Belén” que requiere “mucho” trabajo durante semanas y que “ya se está convirtiendo en toda una tradición”.
Asimismo, ha subrayado que el belén representa “la esencia de nuestra Navidad, el nacimiento de Jesús”, pero también incorpora “un toque local, un toque provincial”, con presencia de la ciudad de Cuenca, la Serranía, la Alcarria y La Mancha a través de sus paisajes.
En esta edición, ha explicado que el montaje incluye “un pequeño homenaje a Gustavo Torner, con ese monumento a la madera de Tejadillos o en la plaza de Mangana”, una decisión que, según ha expresado, ha sido “todo un acierto”.
Martínez Chana ha animado a los conquenses a visitar la instalación, recordando que “las puertas van a estar abiertas para que todos y todas las conquenses de la ciudad y de la provincia se acerquen estos días y lo disfruten”.
También ha lanzado un mensaje de paz y gratitud, dando “gracias a Dios” por estar hoy aquí celebrando la vida”. Por eso, ha invitado a vivir estos días rodeados de las personas más cercanas, con los amigos, con la familia, “sabiendo que estamos aquí de paso, pero que en ese paso merece la pena pasarlo bien y ser buenas personas”.
Por su parte, el obispo José María Yanguas ha bendecido el belén con un mensaje centrado en el sentido profundo de la Navidad. Ha recordado la conocida anécdota de la Primera Guerra Mundial, cuando “en la terrible guerra de trincheras del 14 al 17, llegada la Navidad, sin ponerse de acuerdo, pero de una parte y de otra comenzaron a cantar los villancicos”, generando un inesperado momento de reconciliación. Ese episodio, ha dicho, demuestra que “la Navidad es exactamente lo contrario” de la guerra y que su palabra clave es “la paz. Paz a los hombres en la tierra, paz a los hombres de buena voluntad”.