Los feriantes vuelven a Cuenca con grandes expectativas
Si hay una profesión que durante el verano echa el resto esa es la de feriante. Desde que comienzan a llegar los primeros calores allá por marzo, arranca una vida nómada que los llevan de forma incansable por muchísimas ferias del territorio nacional con sus atracciones o tómbolas a cuestas y regalando premios y recursos que quedarán guardados para siempre.
Ya sea con una tómbola para cazar patitos, o unos coches de choque, o el tren de la bruja, o el bingo, todas esas personas que hay detrás recorren España de arriba abajo cada verano con sus casas y puestos de trabajo a cuestas.
Pero en 2020, con esa pandemia y todas las restricciones nada de esto se pudo llevar a cabo. En 2021, con la relajación en cierta medida de las medidas contra la COVID-19, más o menos se fue animando el sector feriante. Pero sin dudas, este 2022 está siendo ya la vuelta a la prácticamente normalidad tan ansiada desde que ese virus echó cerrojazo a la vida tal y como se conocía antes de marzo de 2020.
Así lo pone de manifiesto Rafa Montes, hijo del mítico Terremoto que, siguiendo el legado familiar, ha vuelto otro año más a Cuenca con sus dos tómbolas. Todo ello en una situación que, como afirma, “ya se está empezando a recuperar tras el parón por la pandemia”, una temporada en la que lo han estado pasando “muy mal”.
“Ha sido una época muy dura, todos hemos estado jodidos, pero a nosotros nos ha tocado bastante porque no era tan fácil que la gente viniera a la feria sobre todo con las limitaciones de aforo que había”, subraya.
Pero como tiene en el ADN ese gen feriante, no solo viene a Cuenca, sino que va desde Palma de Mallorca o Valencia a zonas como Murcia, Sevilla, Granada o Gandía. “Esta temporada ya está funcionando muy bien”, asegura el hijo del dueño de la tómbola Terremoto.
Todo ello porque, según está siendo su experiencia esta temporada, “la gente tiene muchas ganas de pasarlo bien” y, por ejemplo, en la feria de julio de Valencia, “no cabía ni una persona”.
“A lo mejor hay alguna feria que está siendo normalita, pero en general sí que estamos a tope vayas a la ciudad que vayas”, una situación con la que Montes asegura estar “muy contento”.
Este año, el feriante ha dejado de lado su tómbola de plantas y ha venido a Cuenca con dos casetas, una de tiro y otra de juegos varios, porque “hay que ir renovando y, como viene siendo normal ver novedades en las atracciones, también queremos ir actualizando en cuanto a temáticas de las casetas”.

Clara Soria es otra de las feriantes que este año ha vuelto a Cuenca repartiendo alegría y emoción. Viene con sus padres con su tómbola de dardos, una atracción con la que llevan viniendo desde el 2014 a la feria de Cuenca y en la que ella comenzó cuando tenía 14 años.
“La vida de feriante es muy distinta, pero me gusta mucho”, asegura la joven, a que este es un negocio que sus padres “han ido forjando a lo largo de los años” y que en un futuro le gustaría regentar a ella.
Todo ello en una actividad que, coincidiendo con el anterior feriante, también vio cómo a raíz de la pandemia han tenido una mala racha, situación que parece se está enmendando en los últimos meses “porque es que la gente ya tiene ganas de ir saliendo”.
“Si el año pasado fue bien sin más, este año ya está siendo más normal y se está volviendo a la situación previa a la crisis sanitaria”, porque quitando la limitación de horario que pudiera haber, en el resto de casos ya no hay restricciones.
“Es que estamos notando cómo la gente tiene ganas de salir, de disfrutar, de volver a la vida previa a la pandemia, en definitiva, volver a la normalidad, sin restricciones y sin mascarilla”, asegura Soria.
Por ello, está viendo cómo la gente está “más predispuesta” a la hora de ir a la feria, situación que no se llegó a dar el año pasado porque, aunque en 2021 “la actividad no fue bien del todo”, en las diferentes ferias de España por las que ya han pasado “se está viendo mucha normalidad”.