Bibliotecas del siglo XXI: inclusión y compromiso social
Sobre la mesa, varios ejemplares de Madame Bovary, El Conde Lucanor, Fuenteovejuna, Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer y La edad de la inocencia. Diferentes personas van leyendo sucesivamentae y en voz alta las sinopsis de cada uno de los libros con el fin de seleccionar uno de entre todos estos clásicos. Es la primera sesión del inclusivo taller de lectura La Odisea de los Tertulianos, organizado por la Biblioteca Pública del Estado Fermín Caballero y que está dirigido a personas con discapacidad intelectual. Los integrantes, una quincena de miembros, proceden de la Asociación de Padres y Amigos de Personas con Discapacidad Intelectual de Cuenca (Aspadec) y de Aframas (Asociación Fray Serafín Madrid Soriano). Tras compartir impresiones y guiados por David Martínez, coordinador del programa Biblioteca Solidaria, se decantan finalmente por la obra El conde Lucanor.
La Odisea de los Tertulianos –el nombre es el resultado de la fusión de dos talleres anteriores– se reunirán cada semana para leer y reflexionar sobre este clásico. Aunque la primera sesión se ha celebrado esta semana, los participantes son ya veteranos en esta actividad, que se retoma ahora después del parón por la pandemia. Antes de la irrupción de la Covid-19, incluso participaron en un encuentro con otros clubes de lectura similares en un pueblo de Ciudad Real.
Las obras con las que trabajan son de “lectura fácil”, con una adaptación textual que permite la comprensión a personas con capacidades diferentes. “Llevan dibujos con los personajes y aclaraciones sobre las palabras más complicadas. Les gusta mucho el taller”, cuenta la monitora de Aframas que les acompaña a la biblioteca. Además, esta iniciativa también les permite interrelacionarse con los miembros de la otra asociación. “Y lo necesitaban mucho”, añade.
Este taller es solo un ejemplo de las múltiples actividades que desarrolla a lo largo del año la Biblioteca Pública del Estado Fermín Caballero –cuya titularidad es del Gobierno central aunque es gestionada por la comunidad autónoma– y que vienen a reforzar el papel social que cumple esta entidad.

Precisamente este lunes 24 de octubre celebran su día las bibliotecas, unas instituciones que en el siglo XXI trascienden las funciones a las que han estado ligadas tradicionalmente –préstamo, consulta y estudio– y se han transformado condicionadas por las nuevas tecnologías y la evolución de la sociedad.
“Las bibliotecas son una puerta que se abre para entrar a los recursos. Es un espacio para y de la comunidad y para crear comunidad”, reflexiona la nueva directora de la biblioteca Fermín Caballero, Mercedes Ramírez Íñiguez de la Torre, para quien estas instituciones son como una “plaza pública” al estilo de la ágora clásica, un espacio de encuentro en el que se tiene acceso a la cultura y al ocio.
Para cumplir esta misión, esta biblioteca cuenta con unos amplios fondos que incluyen un total de 273.516 documentos (al cierre de 2021): 209.554 libros (entre ellos dos incunables y manuscritos); 7.579 materiales sonoros; 14.539 vídeos; 974 electrónicos; 29.881 ejemplares de publicaciones seriadas y 10.989 especiales.
En cuanto al nivel de préstamos y personas que se acercan hasta el recurso, la responsable explica que se están recuperando los niveles previos a la pandemia. La biblioteca cuenta con más de 30.000 usuarios inscritos, de los cuales 5.000 han estado activos en lo que va de año, en el que se han contabilizado 58.000 préstamos. En 2019, fueron más de 72.000. Además, hasta octubre, se han desarrollado 285 actividades a las que han asistido 5.819 personas.
RED MUNICIPAL DE CUENCA
Además de la BPE Fermín Caballero, Cuenca capital cuenta con otras tres bibliotecas que conforman la red municipal, cuya cabecera está en el Centro Cultural Aguirre y que dispone de otras dos sedes en Fuente del Oro y en Villa Román. Su coordinadora, Olga Muñoz, también apunta que se están recuperando los niveles previos a la pandemia. En relación con los préstamos, hasta octubre, se han realizado 11.900 frente a los 3.800 de 2021, un año afectado por diferentes restricciones debido a la situación sanitaria.
Los fondos de los tres centros (5.600 carnés) suman 83.000 documentos, de los cuales el 75% son libros. Para que los más pequeños se familiaricen con el uso de este recurso, desarrollan diferentes actividades a lo largo del curso escolar con alumnado de Infantil y Primaria.
Dos clubes de lectura de adultos, uno infantil y otro juvenil; actividades con los pequeños en las bibliotecas de los barrios, con la implicación de las familias; y encuentros con autores son otras de las iniciativas de la red municipal que, acorde con los tiempos, hasta se ha abierto un perfil en Tik Tok para llegar a nuevos públicos.
“En el medio rural, las bibliotecas son el centro cultural por excelencia”
VILLAR DE OLALLA
En el ámbito provincial, una de las bibliotecas que destacan por su nivel de actividad es la de Villar de Olalla, dirigida por Juanjo Alfaro. En un pueblo de poco más de 1.300 habitantes, cuentan con alrededor de 780 usuarios. En lo que va de año, ya llevan 3.400 préstamos. “En 2019 hubo casi 6.000. Fue un bombazo”, cuenta el activo profesional.
La biblioteca, que en sus 23 años de historia ya ha ganado una decena de premios María Moliner de animación a la lectura, cuenta con un club de lectura para adultos y talleres infantiles, en colaboración con los colegios. Cuentacuentos, scape room y un taller de teatro son otras de las actividades. “La biblioteca es un centro no solo cultural sino social, de reunión”, considera Alfaro.
EL CASO DE TARANCÓN
Otra de las bibliotecas que sobresalen en la provincia es la Luis Rius de Tarancón, que cuenta con 5.179 carnés de usuarios. Hasta la fecha, lleva alrededor de 6.000 préstamos y 4.666 visitas de adultos y otras 4.597 infantiles.
El recurso, que organiza cuatro clubes de lectura para adultos y diez talleres para el público infatil, entre otras muchas actividades, también forma parte de la “tribu Pipiripao”, un programa del narrador Félix Albo que promueve la formación de familias y docentes en este ámbito.
Gema Urién, Blanca Garrido y Soledad Fernández son las tres bibliotecarias de este centro, que se define como “integrador”. “En el medio rural, las bibliotecas son el centro cultural por excelencia”, reflexionan.