Belén Moneo: "El Bosque de Acero tiene mucho potencial pero, al estar cerrado, la gente no lo puede ver"
Mucho se ha hablado y se seguirá hablando del Bosque de Acero. Y no precisamente para bien debido a que se trata de un espacio que costó ocho millones de euros al Ayuntamiento (el cual paga en la actualidad 27.500 euros diarios a los bancos por préstamos recibidos en legislaturas anteriores) y se encuentra en desuso. De hecho, apenas se le ha dado utilidad desde que fuera inaugurado en mayo de 2010 con una exposición de esculturas.
El coste que supuso ha sido especialmente criticado recientemente por el colectivo No Pagamos, que considera que los ciudadanos no tienen por qué pagar con sus impuestos una infraestructura que además no ofrece a día de hoy ningún servicio a los conquenses.
Pese a ello, la arquitecta del Bosque de Acero, Belén Moneo, que hoy participa en Cuenca en un concurso de ideas organizado de forma desinteresada por el colectivo Things Undone Lab, insiste en que el edificio tiene “mucho potencial” y puede convertirse un espacio “para que la gente disfrute”.
Al ser preguntada por las críticas que muchos ciudadanos lanzan a este espacio y a su elevado coste, considera que uno de los problemas reside en que “la gente no lo puede ver, ni disfrutar, mientras esté cerrado, y entonces la gente está frustrada porque la situación no es buena”. Pero a su entender la opinión general podría cambiar “si se hicieran cosas para que la gente lo disfrute, como el baile del vecindario, o si se convirtiera en un lugar para que jueguen los niños por ejemplo el día que llueve”.
Moneo recuerda que el Bosque de Acero se creó inicialmente para dar servicio tanto al mercadillo de los martes, que sin embargo lleva ya años en una nueva ubicación, próxima al parque de Santa Ana, como al recinto ferial de la Feria y Fiestas de San Julián. “Se podía usar esos días y darle incluso otras utilidades, como ubicar una biblioteca temporal en la zona de arriba o celebrar en él talleres o representaciones de guiñol”. Y considera también fundamental añadir un restaurante.
Hace además hincapié en que el edificio se puede utilizar por mucho que no esté terminada la adecuación del entorno con zonas ajardinadas, carriles para bicicleta o zona para los niños. “Hay algunos cristales rotos y puertas que no funcionan, pero eso no perjudica para que se le pueda dar algún uso. Pero hay que tener voluntad”.
Si el Ayuntamiento, por falta de dinero, no se anima a darle algún uso al Recinto, Moneo propone que sea algún colectivo, por ejemplo una asociación de vecinos, la que se ocupe de él.
Concurso de ideas
Moneo participa como jurado en el concurso de ideas convocado para ver qué se puede hacer con este espacio y considera que las propuestas que han hecho los ciudadanos son muy interesantes porque “son buenas para la ciudadanía, para que este espacio se use como espacio público y de un servicio a la gente”.
Convertir el Bosque de Acero en un vivero de empresas, en un mercadillo, en unas piscinas cubiertas, en huertos ecológicos o en una biblioteca son solo algunas de las ideas lanzadas.