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Exposiciones

“El Ártico se rompe”: la belleza de una región en peligro

Una muestra organizada por “la Caixa” se adentra en el peculiar ecosistema del Polo Norte al tiempo que advierte de la reducción de la capa de hielo marino fruto del cambio climático
Fotos: Saúl García
26/02/2019 - Gorka Díez

El Ártico se rompe. Es el nombre de la exposición que, organizada por “la Caixa”, hasta el 27 de marzo se puede visitar en el parque de San Julián de la capital conquense y por la que, junto a público general, está previsto que pasen más de 8.000 alumnos de distintos colegios de la provincia.

El deshielo que el Ártico lleva décadas sufriendo como consecuencia del cambio climático (se calcula que en los últimos 25 años la capa de hielo marino del océano se ha reducido en tres cuartas partes y ha perdido la mitad de su grosor) hace temer por su futuro, y de hecho los expertos prevén que dentro de treinta años el océano Ártico pueda quedar sin hielo durante el verano, lo que podría hacer peligrar la vida de los osos polares y de ciertas especies vegetales. Algo en lo que desde su propio título hace hincapié una muestra que, no obstante, también se detiene en la belleza de sus paisajes y de su fauna a través de un centenar de impactantes fotografías tomadas por Andoni Canela en lugares como Groenlandia, Alaska, Canadá, Islandia, Rusia y Laponia.

Vídeos, maquetas de casas, paneles interactivos, ropa y utensilios de los inuit, cuentos y canciones, plantas carnívoras y hasta el pelo de un oso polar forman parte de una amplia exposición distribuida a lo largo de un espacio de 200 metros cuadrados que simula un paseo entre icebergs, con paredes irregulares que evocan las paredes de hielo. A destacar, asimismo, la recreación de una aurora boreal en la que “las luces encienden el cielo moviéndose en una danza espectacular”, en palabras del comisario de la muestra, Toni Pou.

En El Ártico se rompe los espectadores podrán conocer también un buen número de curiosidades, como el hecho de que el oso polar en realidad no sea blanco, sino negro, que en un iglú puede haber una diferencia de hasta 50 grados de temperatura con respecto al exterior, que la dieta de sus en torno a cuatro millones de habitantes consiste, básicamente, en comer focas, ballenas y peces o que existan ballenas de hasta doscientos años de edad, plantas que comen insectos, peces con anticongelantes en la sangre y gusanos que “se congelan y descongelan” periódicamente.