Teresa de Jesús sigue bendiciendo a Fuentenava de Jábaga
Los pueblos son, sin duda, esa parte del contexto de vida que mantiene el espíritu vecinal con más fuerza y mayor identidad.
Ahora, en estos tiempos de despoblación y sueños heridos, los acordes festivos en honor de las patronas y patronos de cada lugar, se sienten con mayor fuerza dentro del costumbrismo que siempre ha sido ese baluarte del sentimiento.
Fuentenava de Jábaga tiene en su Teresa de Jesús, la Santa de Ávila, su patrona, su enseña espiritual y su camino de esperanza; por eso, cada 15 de octubre –aunque empezarán los actos festivos el 12, día del Pilar-es para todo su movimiento vecinal, el día clave de conmemoración festiva, entre procesión, verbenas, pregón y actividades, realzando más si cabe, la expresión de progreso que este lugar ha experimentado a lo largo de los últimos diez años.
Por eso, revivir entre sus calles, bien adecentadas, su plaza frente al edificio del Ayuntamiento, su iglesia –remozada y firme-, los paseos procesionales mientras la imagen de la Santa les observa, revitaliza a quien suele estar presente. Todos, autoridades, amigos y vecinos, siguen creyendo cada vez más en ese progreso que define las voluntades políticas de sus gestores, en este caso, presididos por el incansable José Luis Chamón y su buen equipo, provocando sinergias de proyectos nuevos que siguen escalando en esa calidad de vida que ofrece.
Yo me he sentido siempre bien en ese lugar, por amistad y por consideración, siendo Pregonero de Fiestas en dos ocasiones, autor del libro sobre su Historia, coordinador de actividades investigativas y promotor de eventos histórico-culturales; por eso creo en ese lugar, en sus gentes y en su futuro y por eso, me siento bien, escribiendo esta columna de agradecimiento y homenaje.
Y es que este lugar, próximo a Cuenca, fue siempre paso obligado de caminos. Los romanos, cuya rica cultura estuvo siempre bien definida por la explotación económica, buscaron siempre en las minas su poder, estableciendo una red radial para comunicar lugares de fuerte peso económico y por aquí cruzaba, tal cual su puente romano lo atestigua, en ese deseo de comunicar Cueva del Hierro y Segóbriga, primera población de la zona. Luego, por este mismo trayecto, La Ruta de la Lana nos llevaba hasta la Alcarria para subir a ofrendar a Matamoros, tal cual se hacía desde tiempos remotos. Esa y otras razones, hicieron de este lugar dependencia de la propia Orden de Santiago y por aquí también se transportaban las primeras habas de cacao que desde Uclés iban al monasterio de Piedra.
Ahora, pueblo bien cuidado, sigue manteniendo ese emblema en su parroquial dedicada a la Purificación, donde la huella del románico original se mantiene en sus esquineros con sillares al uso, tal vez aquel recuerdo de la espadaña que desde sus caseríos y despoblados de El Alto, los Arenales, Caserío Fuenterruz, Valdecabrillas y Jabaguilla, se divisaba.
Pero ahora, es un municipio que engloba a otros: Jábaga, Fuentesclaras, Navalón, Sotoca y Villar del Saz de Navalón. Todos tienen su historia, todos tienen sus patronazgos, sus parroquiales del XVI y sus tradiciones mantenidas.
Navalón aparece como aldea en tiempos de repoblación cuando Alfonso VIII le da este lugar al obispo Yáñez, ahí está esa tabla de la Virgen con el niño dormido o el retablo a pintar por el genovés Matarana.
Qué decir de Sotoca, con su iglesia y su ermita de San Roque o su puente romano. Tal vez deberíamos remontarnos hasta esas fosas halladas en Villar del Saz de Navalón o en esta aldea, ya existente antes de que Alfonso VIII viniese por estas tierras. Y nos queda Fuentesclaras con su iglesia dedicada a San Juan Bautista, el patrón del lugar al cual celebran, tanto en junio como en agosto, sin olvidarnos su Cristo de la Luz, al que bien veneran. Felicidades por Santa Teresa. Disfrutad de esas fiestas y de ese paisanaje que atesoráis.
