Samir Delgado recordó el Tren de los Poetas
En estos días me ha venido a la memoria unos agradables recuerdos de años atrás. La vida pasa y pasan las historias, pero entre ellas quedan los sentimientos cuando ha habido pasión en sus reencuentros.
Hace ya algunos años que un joven libanés de ascendencia, canario de vida y educación y hombre del mundo en el amplio concepto de la palabra, llegaba a Cuenca, aparcaba su locomotora e iniciaba una atrevida, singular y maravillosa aventura de raíles literarios, poniendo en marcha aquel Tren de los Poetas que en otros lugares, más o menos lejanos, había dejado una impronta clara y una huella imborrable.
Cuenca era una ciudad ideal para evocar la palabra desde cualquier parte del mundo, en poesía o en narrativa, en drama o en escenificación, en definitiva, la palabra como vehículo transmisor de conocimiento, diversión, aprendizaje y futuro.
Por eso, la habilidad, el entusiasmo y la buena práctica hacían de Samir un icono de la innovación y desde las instituciones conquenses se le abrían las puertas para generar una actividad que nos traería a la ciudad, poetas y escritores de un mundo enconado en la solidaridad y la convivencia. Desde cualquier parte de los cinco continentes, gentes de la palabra, amantes de la lírica y recreadores de espíritu ofrecían su juego poético, nos deleitaban con su música y su don de la comunicación para hacer de Cuenca, centro del mundo.
Fueron años maravillosos; años en los que los conquenses, de todo tipo y condición, se sintieron diferentes al son de una idílica sensación de compartir sentimientos donde la Poesía con mayúscula reinaba y generaba pasión. Samir Delgado lo había hecho posible y yo me sentí feliz a su lado, creyendo en cada paso y en cada proyecto.
Todo fluía y juntos nos acercamos a esas Tres orillas en las que Canarias formaba el núcleo, compartiendo Cervantismo y Literatura, en La Laguna, Las Palmas, Guimar, Telde, Al Aldea o Mogán.
Ahora, vuelve a Cuenca y lo hace desde México, su nuevo hogar, compartido junto a su esposa y donde el Cervantismo y la Poesía siguen teniendo clara adopción de protagonismo, pero nunca olvida Cuenca, ni su Museo de Arte Abstracto, ni sus pintores universales, donde Zóbel, Torner, Rueda han ocupado su trabajo, su pasión, su idealismo, y ahora lo hace llegando con su “Pintura número 100 de César Manrique”, ese canario universal que hizo de Lanzarote el refugio del arte más maravilloso; y también con su “Carta de Cambrigde” (Olifante, 2021) que ha alcanzado ese Premio Internacional de Literatura Antonio Machado de Colliure.
Y lo ha hecho en el entorno de la Fundación Antonio Pérez, en ese claustro maravilloso, observando el convento dominico mientras recitaba “El arte de la mirada. Antonio Pérez”, en un claro homenaje a este hombre, coleccionista de amigos, que nos ha dejado una Fundación increíble.
Por eso, Samir Delgado lleva a Cuenca en sus entrañas y la lleva con mirada al pasado y con sinsabor de presente, porque debemos mantener en nuestro recuerdo los credos que hicieron de su tiempo, pasión y arte, literatura y mundo.
Yo me congratulo de volverme a encontrar con él, y lo digo con voz clara y fuerte porque es un hombre sencillo y sincero que quiere a Cuenca y que siente que el mundo sin palabra no podrá nunca existir.
