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Buenache de Alarcón reabre la tumba 19

Buenache de Alarcón reabre la tumba 19

14/05/2022 - Miguel Romero

Realmente la Feria del Libro de Cuenca nos ha permitido reencontrarnos con escritores y escritoras, con proyectos editoriales significativos y con charlas interminables para recrear nuestro espíritu, bastante herido por esa pandemia de dos interminables años.

Es, sin duda, gratificante y sugestivo conocer a Nieves Barambio, y lo es porque en sí misma hay una mujer comprometida y sentimental, si cabe, animosa en su relato y convencida en su mensaje. Ha sido una más en esta larga lista de autores que han ido pasando por las casetas de la Plaza de España y por el salón de nuestra Diputación Provincial. Esta mujer, licenciada en Filología y dedicada a labores pedagógicas y culturales, eterna soñadora y escritora convencida, que desde el 2012 Con los mismos ojos no ha dejado de seguir ahondando en la narrativa creativa, llámese novela o libro de relatos, para traernos en este 2021 pasado, La tumba número 19, sin olvidarnos de los Cuadernos de Eva, Vuelve en mi vida o En Tierra de Estrellas.

Las intrigas y emociones cubren el espectro literario de un argumento anclado en el mismo pueblo que le viese nacer, Buenache de Alarcón, poniendo en jaque al sargento Perales, mientras la historia contextualiza el misterio del personaje. Nos trae recuerdos y nos trae sentimientos, incardinando todo entre el sentir de su memoria, la de tiempos pasados, cuando Marcelo Adrián Obregón, ese número diecinueve que allí descansa mientras sus patrias han quedado alejadas del reflejo. Un lavadero, un rosario de hechos aislados, una historia de amor, una obsesión, una mujer muerta, Carolina Méndez y una búsqueda incesante de caminos hacia el relicario donde el odio y la venganza se encuentran nadando entre sus bambalinas literarias.

Su autora, Nieves, mujer de buena palabra en su oratoria, intensa en descifrar analogías, tal vez, buscadora de ilusiones para enderezar historias, sin olvidar que su profesión docente en ese Centro de Recursos Educativos de la ONCE siempre le abre más los instintos de búsqueda hacia el ámbito sensorial de quienes a su lado, comparten, sienten y se reafirman en la igualdad de sensaciones.

Un libro interesante porque encierra una historia interesante; bien hilvanado y, sobre todo, bien escrito, porque sabe cómo hacerlo y siente el peso de la pluma de buena traza ortográfica, ofreciendo hacia los demás, lo que siempre es y ha sido su planteamiento de vida.

Buenache de Alarcón, su pueblo, le aplaude, como también lo hacemos los demás, y en ese espíritu de quien camina con destreza y habilidad, el mismo pueblo lo hace en sentimiento y recuerdo. Me gusta este lugar porque tiene solera y patrimonio. Ahí tengo amigos, Antonio Rabadán es uno de ellos y Alejandra Barambio, también muy comprometida.

Aunque su parroquial dedicada a San Pedro Apóstol iniciase obras en el siglo XIII, será el XVI cuando adquiera preponderancia cautivando en su interior la riqueza de un artesonado mudéjar y unos ricos retablos de madera. Exteriormente, su solidez en la estructura, su ábside semicircular con saetera muy estrecha y alargada, le marca la huella del protogótico, colocando así ese espacio con columnas salomónicas con pámpanos y racimos llenando todo su frente. Tres naves, amplias, con techumbre de madera y una ventana gótica ajimezada en esos trilóbulos tan llamativos. Detalles de elegancia y de profunda historia, tal cual, su madera, la palomilla de hierro y esa alcachofa que es el centro de la cruz de Calatrava. Al norte esa capilla del Santo Cristo de la Viga con un precioso retablo, escudo de piedra, todo en conjunto de perfecta sintonía. En el XVIII, un magnífico retablo barroco alcanza plena intensidad escultórica.

La devoción era sólida, tanto que ocho ermitas conformaban su perfecta simetría arquitectónica religiosa: Virgen de la Nieves, San Antonio, San Miguel, San Pedro, San Sebastián, San Antón, Trinidad y Virgen de la Estrella. Ahora, solamente tres se mantienen: Virgen de la Estrella con retablo de Santiago Lara Molina, la de la Trinidad cubierta de madera y la de San Antón, de cruz latina moderna.

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