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Elena Saiz reivindica a  las escritoras del siglo XIX

Su nueva novela corta, ‘Gaviotas amarillas’ se presenta este jueves a partir de las 19:00 horas en el Centro Cultural Aguirre<br />
Elena Saiz reivindica a   las escritoras del siglo XIX
Elena Saiz. Foto: Saúl García
08/02/2018 - Gorka Díez

Gertrudis Gómez de Avellaneda, Concepción Arenal y Carolina Coronado fueron tres escritoras españolas nacidas a principios del siglo XIX a las que les tocó vivir en tiempos complicados para todas aquellas mujeres que querían dedicarse a la escritura; una sociedad machista donde los autores más conocidos de la época eran hombres (entre sus contemporáneos se pueden citar nombres como los de José Zorrilla, José de Espronceda, Ramón de Campoamor, José María Blanco White o Pedro Antonio de Alarcón), ninguna mujer había ingresado todavía en la Real Academia Española y una autora como Cecilia Böhl de Faber escribía con seudónimo masculino (Fernán Caballero).

El “machismo literario” de aquella época es uno de los motivos que ha llevado a la escritora conquense Elena Saiz (Castillo de Garcimuñoz, 1971) a adentrarse en la vida, literaria y personal, de estas tres autoras y narrar parte de sus andanzas combinando datos reales y ficción. El resultado es la novela corta ‘Gaviotas amarillas’, que publica la editorial Atlantis y será presentada el próximo jueves 8 de febrero a partir de las 19:00 horas en el Centro Cultural Aguirre, en un acto en el que la autora estará arropada por Grisel Parera y Anselmo Poves.

“Gertrudis, Concepción y Carolina son tres mujeres que lucharon por encontrar un hueco en un mundo dominado por los hombres en el que la mujer estaba sometida y tenía que dedicarse a sus cosas de la casa, como coser y cocinar. Pero ellas escribían y fueron pioneras en la lucha feminista”, relata Saiz.

Para escribir esta novela, la autora de obras como ‘Yo no maté a Jorge Manrique’ o ‘Yo no soy una chica guay ni quiero serlo’ se documentó previamente, a través tanto de internet como de repetidas visitas a las bibliotecas, buceando tanto en las obras de las tres autoras como en sus amores, sus amistades, sus recitales, sus viajes.

La presencia de Gertrudis, Concepción y Carolina en los libros de texto de Literatura no es en absoluto comparable a la de autores varones como los citados Zorrilla o Espronceda, pero Saiz considera que las tres destacaron pese a sus adversidades. En especial Gertrudis, “un hombre en cuerpo de mujer que llegó a España procedente de Cuba a los 22 años de edad y a la que todos llamaban poeta y no poetisa, como en la época se llamaba despectivamente a las mujeres que escribían poesía”.

Como curiosidades de sus vidas, destaca que Carolina Coronado sufría catalepsia crónica, un trastorno nervioso que inmoviliza el cuerpo, y en más de una ocasión, tras padecer un ataque, la dieron por muerta equivocadamente. Esto le hizo temer por su vida hasta el punto de que, cuando murió su marido, secretario de la Embajada de EEUU en Madrid, “lo embalsamó y lo tenía cerca de ella. Sola tenía miedo”.

De Gertrudis, señala que fue una mujer muy dada a coger depresiones, casi siempre por amor. “Se casó dos veces y tuvo también sus amantes. Pero fracasó con el amor de su vida y se refugió en varios conventos de Francia”.

Y de Concepción Coronado destaca que “luchó mucho por las presas de las cárceles y por mejorar sus condiciones”.

Nuevos tiempos

Afortunadamente, los tiempos han cambiado y hoy hay una mayor igualdad en la sociedad y en la literatura. Así, mientras que en el siglo XIX ninguna mujer formaba parte de la Real Academia Española (Gertrudis fue propuesta pero rechazada, como años después les ocurriría a Emilia Pardo Bazán o María Moliner) desde 1979, a la primera, Carmen Conde, le han seguido nombres como los de Ana María Matute, Carmen Iglesias, Soledad Puértolas, Clara Janés o Paz Battaner. Aunque son muchas menos que los hombres: en la actualidad apenas suman 8 de 46). Y a ello hay que añadir el éxito de autoras como Elvira Lindo, Rosa Montero, Care Santos, Dolores Redondo y tantas otras. “Cada vez hay más escritoras, sí, y parece que las reciben con más seriedad y van encontrando su hueco en el mundo de la literatura”, concluye Saiz.