La subida de la paja pone contra las cuerdas al cultivo del champiñón

Los productores de champiñón viven una época de “gran incertidumbre y preocupación” debido al encarecimiento del precio de la paja de cereal, materia prima que se utiliza para el compost en el cultivo y que el año pasado llegó a triplicar su precio ante la escasez de cosecha por la sequía.
“A los precios en los que nos movemos no es viable el cultivo. Ha habido una gran pérdida de competitividad y las explotaciones están al borde de colapsar económicamente”, alerta Elías Olmeda, presidente de la Asociación Profesional Castellanomanchega del Champiñón y otros Hongos Comestibles, que representa al 80% del sector de la región –engloba productores, plantas de compost y almacenes comercializadores–, que se concentra en La Manchuela conquense y albaceteña.
En el caso de la provincia de Cuenca, los pueblos con mayor producción de champiñón son Iniesta, Graja de Iniesta, Villanueva de la Jara, Quintanar del Rey, Casasimarro y El Herrumblar, entre otros.

Olmeda, que es el presidente de la cooperativa agroalimentaria Champinter –de la localidad albaceteña de Villamalea y una de las principales productoras de champiñón en el país–, recuerda que en la pasada cosecha no hubo apenas paja de cereal por la falta de precipitaciones y encima era de mala calidad, lo que hizo que se dispararan los precios. “Para terminar la campaña, ha habido que traer paja de exportación de Francia”, explica.
“Ahora dependemos de la lluvia. Igual ya no va a ser cuestión de precios, sino de que haya o no existencias. En función de la cosecha de paja, habrá que ver qué medidas tomar”, señala, lanzando la mirada a las ayudas que ha puesto en marcha el Gobierno riojano para compensar al sector por el incremento del coste de la paja y confiando en que el Ejecutivo de Castilla-La Mancha sea también “sensible” a esta problemática y apoye económicamente a los productores.
FIJAR POBLACIÓN
El representante del sector también pone el acento en el importante papel que desempeña el champiñón para fijar población en la comarca de La Manchuela, zona por la que fue extendiéndose a partir de la década de los cincuenta como un complemento a la baja renta por aquel entonces de los agricultores, al igual que también ocurría con el azafrán. Sin embargo, el cultivo se ha ido modernizando y profesionalizando y en la actualidad ya no es algo alternativo sino que se ha convertido en un auténtico motor económico para muchos de estos pueblos, requiriendo abundante mano de obra.
Olmeda también apunta a la contribución del sector a la economía circular con el reaprovechamiento del compost que ya está agotado para la producción de champiñón porque empezarían a proliferar enfermedades pero que es válido para reutilizarse en otros cultivos. “Lo recogemos, lo tratamos y los vendemos en forma de abono orgánico en zonas que no tienen esta actividad”, detalla el presidente de la asociación.
El cultivo de hongos se lleva a cabo a lo largo de todo el año en el interior, con alta humedad y temperatura suave, por lo que la producción suele ser bastante estable al no depender de los eventos climáticos.
En la provincia de Cuenca hay 18 localidades que se dedican al cultivo del champiñón, entre ellas Iniesta, Graja de Iniesta y Villanueva de la Jara
LAS CIFRAS DEL CULTIVO
El cultivo de champiñón y setas en España –es el tercer productor de Europa– se concentra en dos zonas: Castilla-La Mancha –se dedica sobre todo al producto fresco– y La Rioja –que se centra sobre todo en la conserva–, representando aproximadamente el 50% cada una de ellas. “El 80% del champiñón que se consume en nuestro país en fresco sale de nuestra región”, calcula Olmeda.
En el caso de Castilla-La Mancha, el cultivo está muy localizado en la comarca de La Manchuela conquense y albaceteña.
Según los datos de la Delegación de Agricultura de Cuenca, en la provincia conquense se contabilizan 18 localidades en las que hay cultivo de champiñón, mientras que en la de Albacete son ocho, existiendo alrededor de 1.500 explotaciones en total y 8.000 familias viven directa o indirectamente de esta producción.
En el año 2023, la superficie de cultivo de champiñón en la provincia de Cuenca ascendía a 151 hectáreas y se obtuvo una producción de 56.800 toneladas, con un rendimiento por área que oscila entre 3.700 y 3.800 kilos por área y un volumen de negocio cercano a los 90 millones de euros, según detalla el delegado de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural en Cuenca, Rodrigo Fernández Alcalde.
Dos años antes, la superficie de cultivo en la provincia era de 126 hectáreas y la producción se situaba en torno a 48.900 toneladas, lo que supone que desde 2021 ha habido un 16,16% de champiñón más.
La provincia de Cuenca representa el 35% de la producción nacional de champiñón. En el caso de las setas –de los tipos ostra y shiitake–, el porcentaje sube hasta el 38%, según estima el delegado provincial de Agricultura.

El mercado vive una situación de déficit de producción, apunta Fernández Alcalde, que concreta que el año pasado se exportaron desde la provincia 18.400 kilos de champiñón a Argentina, según los registros de la Delegación de Agricultura.
Además de los productores, en la provincia también hay seis plantas de compostaje y una quincena de empresas de distintos tamaños relacionadas con la transformación, envasado y comercialización de champiñón y otros hongos comestibles.
En lo relativo al apoyo al sector, el responsable concreta que desde el año 2014 hasta 2022, el Gobierno regional ha colaborado en el marco del programa de ayudas FOCAL con diez proyectos en el apartado de transformación del producto, que han realizado unas inversiones totales de 1,5 millones de euros.
HISTORIA DEL CULTIVO
Como apunte histórico, el delegado provincial recuerda que el cultivo en la zona de La Manchuela arrancó en la localidad albaceteña de Villalgordo del Júcar en los años cincuenta pero que el empuje definitivo en la provincia de Cuenca se produjo tras la puesta en marcha en 1977 de una planta de compostaje en el municipo conquense de Villanueva de La Jara.
El sector ha ido creciendo a lo largo de estas décadas en toda la comarca y profesionalizándose. De hecho, el responsable de Agricultura ensalza las modernas instalaciones con las que cuentan muchas de las empresas de un sector que nació como complemento y que se ha hecho su propio hueco en el mercado.