Seprona: en primera línea contra el tráfico ilícito de bienes culturales
Cada 14 de noviembre se conmemora el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, una fecha establecida por la UNESCO en 2019 para recordar la importancia de proteger la historia de los pueblos frente al expolio, el robo y el comercio ilegal de obras de arte, bienes muebles e inmuebles, así como piezas arqueológicas o de valor paleontológico. En Cuenca, esta tarea la desempeña el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil. “Nos dedicamos a proteger el medio ambiente, pero también el patrimonio cultural y arqueológico que forma parte de esa riqueza natural que debemos conservar”, explican el sargento primero Ángel Herrero Carrasco, jefe interino del Seprona de Cuenca, y el cabo primero Ángel Francisco Jiménez Abarca de la Comandancia de Cuenca.
En la provincia, su trabajo en materia de protección del patrimonio se centra en, por ejemplo, investigar el derribo, reforma o abandono de inmuebles inscritos en el Catálogo de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha, evitar y rastrear el expolio de yacimientos ya sean arqueológicos o palentologícos o detectar la venta de obras de arte, entre otras cuestiones.
El operativo de la Guardia Civil en esta área ha ido creciendo hasta la fecha, contando en la actualidad con más recursos para la investigación. En esta tarea, Herrero y Jiménez recuerdan que, además de las patrullas territoriales que el Seprona tiene repartidas por todo el país, también se cuenta con la Unidad Central Operativa, conformada por especialistas graduados en Arqueología e Historia, que se dedican exclusivamente a estos trabajos.
Concretamente, en Cuenca el Seprona cuenta con una oficina técnica, un equipo de investigación (Eprona) y seis patrullas territoriales (denominadas Paprona y que están distribuidas por la capital, Cardenete, Villalba, Villamayor de Santiago, San Clemente y Huete). Si bien, el resto de agentes de la Benemérita colaboran con ellos y alertan en caso de ver comportamientos sospechosos.
Además, trabajan estrechamente con el Servicio de Patrimonio de la JCCM. “Es un trabajo compartido y muchas veces silencioso, pero importante porque detrás de cada actuación hay siglos de historia. Si no los protegemos los perdemos para siempre”, tratan de concienciar los agentes.
El Seprona, que nació en los años setenta, es hoy una de las unidades más versátiles de la Guardia Civil y sus agentes manejan más de 30.000 normas entre leyes nacionales, autonómicas y locales. “Somos la especialidad que más legislación aplica”, señala el sargento.
Las multas por actuaciones contra el patrimonio oscilan entre 100 EUROS y un millón de euros
Las infracciones más comunes contra el patrimonio histórico en la provincia de Cuenca son el expolio de yacimientos arqueológicos y la venta online de objetos históricos como monedas o figuras religiosas. En cuanto al expolio, Jiménez apunta que el problema no está ya solo en robar esas piezas sino en que “extraerlas supone dañar la cadena de estudio de los arqueólogos lo que dificultaría su labor”.
Este tipo de infracciones pueden resolverse por vía penal o administrativa. La cuantía de las multas por daños en yacimientos arqueológicos o bienes inmuebles son cuantiosas y oscilan entre los 100 y los 6.000 euros las leves, entre 6.001 y 150.000 euros en el caso de las graves, y de 150.001 euros a un millón en el supuesto de que se consideren muy graves. “Nuestro trabajo no consiste solo en sancionar, sino en proteger algo que pertenece a todos”, puntualizan.
OPERACIÓN PANDORA
Para combatir este tipo de delitos, la Guardia Civil participa cada año en la Operación Pandora, coordinada por Europol y liderada por España. En 2025 celebrará su décima edición con la participación de 17 países europeos. “Pandora se centra en el tráfico ilícito de bienes culturales, tanto en el expolio de yacimientos como en su venta a través de internet”, explica Herrero. “Durante unas semanas se intensifican las investigaciones, aunque la vigilancia se mantiene durante todo el año”, puntualiza.
En este sentido, durante los últimos años desde el Seprona han comprobado que las redes de tráfico se han vuelto más discretas y sofisticadas.“Hace unos años era habitual ver anuncios de piezas arqueológicas en portales de venta de segunda mano”, comenta Jiménez. “Ahora se mueven por grupos privados, redes cifradas o incluso chats de videojuegos. Se van adaptando”, dice.
Finalmente, cuando las piezas son interceptadas es habitual depositarlas en el Museo de Cuenca, donde permanecen bajo custodia hasta que la autoridad judicial decide su destino. “El museo hace una valoración técnica y, si puede conservarlas, se las queda en depósito”, concluye Herrero.