Los mireños cumplieron con la tradición en San Sebastián
Como no podía ser de otra forma, los mireños honraban el pasado 20 de enero a su patrón, San Sebastián. Primero y como marca la tradición en Mira, tenía lugar la santa misa y la procesión con el Santo y, después, se ofrecía un vino de honor a todos los vecinos en la calle Obispo Sanguesa, que prosiguió con una comida popular. En la misma, no faltó el delicioso “arroz de San Sebastián”, así como los “buñuelos” como sabroso postre. Y para completar la fiesta, tenía lugar una sesión de baile amenizada por Pedro Izquierdo en el Centro Social.
UNA FIESTA CON ARRAIGO
Se repetía así un año más una fiesta con arraigo e historia en esta localidad conquense que, según cuenta Vicente Navarro Machirán, sacristán de Ia parroquia durante la mayor parte del pasado siglo, siempre tuvo una gran solemnidad. San Sebastian, patrón de la villa de Mira, recuerda en el libro “Historia de la villa de Mira, Tierra de Frontera”, “era celebrado con la mayor fastuosidad posible por todas las autoridades y vecinos. Desde el Ayuntamiento, el alcalde y autoridades, elegantemente vestidos con capa española, sombrero y bastón de mando, se dirigian a Ia iglesia parroquial -allá por los años veinte o treinta-, haciendo un recorrido solemne”.
Además de los actos religiosos, prosigue “tenía lugar también la celebración del llamado día de la ‘Zahora’, en el que las jóvenes chicas adolescentes del pueblo se reunían buscando una casa vieja y deshabitada, para convivir juntas durante la celebración”. La ‘Zahora’ es una fiesta que les hacía sentirse adultas, adquirir responsabilidad y en la que cocinaban un menú especial, compuesto por chocolate caliente con buñuelos por la mañana, arroz de San Sebastián para comer, bien condimentado con los productos del cerdo y garbanzos y, para la cena y en esas ocasiones especiales, el famoso pisto con conejo y pollo”.
El día, continúa contando en el libro Vicente Navarro, “transcurría de sobresalto en sobresalto, debido a que a los chicos no les estaba permitido entrar en la casa y ellos buscaban cualquier resquicio para poder entrar, tanto por ventanas, como por balcones, siempre al menor descuido de la vigilancia del interior, desde donde procuraban
defenderse y tirarles por las ventanas cubos de agua”. “Por la tarde, ellas, se arreglaban y con un lazo en Ia cabeza, salían a pasear, a visitar a otras ‘zahoreras’ y comentar los acontecimientos vividos. Luego, coquetas y bien pintadas, iban al baile a lucir sus pasos y tipos, mientras los chicos aprovechaban el momento, para intentar entrar en la casa y prepararles alguna sorpresa a su regreso. Dentro, si conseguían su objetivo, se comían todo lo que ellas tenían preparado y les hacían alguna broma”, añade.
Y con el paso de los años, la tradición continúa, aunque con cambios. “En la actualidad esta costumbre se celebra por parte de los chicos y chicas juntos en el fin de semana más próximo a San Sebastián, compartiendo cena y comida. En el colegio, los propios maestros han intentado mantener la tradición y para ello preparan talleres de cocina, talleres de maquillaje y de trabajos manuales.
Después de varios años sin celebrar Ia tradicional procesión y misa en honor de San Sebastian, desde el 2004, se ha vuelto a recuperar, ofreciendo la Comision de Fiestas ‘Pozo Mortero’ y el Ayuntamiento, Ia comida de hermandad entre todo el vecindario, basada en el típico arroz, buñuelos y buen vino”, termina.