Filomena afectó a 4.500 árboles de la línea férrea Madrid-Valencia

En torno a 4.500 árboles sufrieron daños a principios de enero como consecuencia de la borrasca Filomena a lo largo del tramo comprendido entre Tarancón y Camporrobles de la línea del tren convencional Madrid-Cuenca-Valencia. Así lo ha confirmado a Las Noticias el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), quien ha detallado que muchos de ellos cayeron sobre las vías y otros sufrieron roturas de ramas, a los que también hay que sumar aquellos que quedaron en riesgo de precipitarse sobre la plataforma.

Cantidad de árboles dañados que puede ayudar a hacerse una idea de la magnitud de las fatales consecuencias que tuvo este temporal en la línea férrea y que ha llevado consigo que el servicio de trenes entre Cuenca y Utiel lleve suspendido tres meses, aunque desde finales de marzo Renfe ha puesto en marcha un servicio alternativo de autobuses con el fin de garantizar la movilidad a los usuarios de los municipios afectados. Entre tanto, según afirma ADIF, en estos tres meses no ha dejado de acometer trabajos de reparación de los daños ocasionados por Filomena en la infraestructura ferroviaria, al tiempo que está llevando a cabo diferentes inspecciones para detectar y analizar los posibles riesgos para la línea férrea.

A pesar de ellos, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias manifiesta que aún no puede asegurar cuándo van a concluir los trabajos ni, por lo tanto, cuándo se va a restablecer el servicio ferroviario en este tramo de la línea de tren convencional.

MÁS DAÑOS

Pero los efectos del temporal no se han reducido exclusivamente a la caída y rotura de árboles a lo largo de la línea, sino que han ido más allá. Y es que Filomena también provocó desprendimientos de rocas y materiales sobre la plataforma viaria, deslizamientos en taludes de trincheras y terraplenes, contaminación del balasto y la obstrucción de cunetas.

En concreto, las cifras que maneja en estos momentos ADIF indican que se han confirmado 20 trincheras con deslizamientos, 8 zonas con la plataforma viaria afectada por el barro, 24 zonas con caída de materiales a ambos lados de las vías y 13 terraplenes dañados, de los cuales uno, que se encuentra entre los apeaderos de Yémeda y Víllora, es el que sufre los daños más significativos.

De hecho, es tal la relevancia de los desperfectos que, según ADIF, la actuación de reparación va a llevar consigo el levantamiento de la superestructura viaria, el saneo de las bolsas de balasto contaminado y la construcción de una nueva superestructura, lo que incluye la coronación del terraplén, la colocación del subbalasto y el balasto, así como el montaje de la vía.

Y en cuanto a los 4.500 árboles caídos, rotos o en peligro de precipitarse sobre la vía, desde el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias apuntan que los trabajos necesarios no solo se limitan a la retirada de aquellos caídos sobre la vía, sino que también se debe de acometer una serie de trabajos de poda con el fin de prevenir incidencias que puedan ocasionar caídas de árboles o ramas. En consecuencia, se están llevando a cabo labores de poda de aquellas ramas o partes de árboles susceptibles de desprenderse, así como de las ramas viejas, manteniendo las ramas guía necesarias para mantener la estructura estable, favoreciendo la entrada de luz y aire para optimizar su crecimiento. Tareas que ADIF tilda de “esenciales”, puesto que “los árboles caídos, enteros o parte de ellos, pueden suponer un peligro para las circulaciones si son arrastrados por la lluvia o el viento”.