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El día a día de los alumnos ciegos en las aulas: un ejemplo de superación

Rodrigo Solera Carrasco es uno de los 29 alumnos de la provincia atendidos por la ONCE, que se encarga de garantizar una educación de calidad
Fotos: Saúl García
01/10/2024 - Paula Montero

Todos los niños y niñas tienen derecho a recibir una educación inclusiva y de calidad, independientemente de sus capacidades, tal y como se recoge en el artículo 27 de la Constitución y en  la Ley Orgánica de Educación.

De ahí que, por ejemplo, los alumnos y alumnas ciegos o con  pérdida de visión reciban una educación adaptada a sus necesidades. A nivel regional y concretamente en la provincia de Cuenca es la ONCE mediante un convenio de colaboración con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha quien se encarga de llevar a cabo las actuaciones necesarias para lograr que estos alumnos reciban una atención de calidad. En el caso conquense son 29 los alumnos ciegos, sordociegos o con discapacidad visual los que actualmente están atendidos por la entidad. 

Uno de ellos es Rodrigo Solera Carrasco, alumno de quinto de primaria del CEIP Infanta Cristina de El Provencio, que es todo un ejemplo de superación para la comunidad educativa y la sociedad en general. ¿Quieren conocer su historia?

Cuando tenía cinco años a Rodrigo le descubrieron un quiste en la cabeza y la presión que le generaba le llevó a perder prácticamente la vista. Fue en ese momento cuando su vida cambió por completo y tuvo que aprender a vivir de una forma diferente. Una tarea nada fácil para un niño de su edad ya que pasó de ver perfectamente a tener menos de un 10% de visión. “Le costó aceptar el problema que le había sobrevenido y aunque necesitaba ayuda para subir o bajar escaleras nunca se dejó, siempre ha sido muy autodidacta”, recuerdan sus padres, Miguel y Sheyla. 

Fue a partir de ese diagnóstico cuando todo cambió. Sus padres hicieron pequeñas reformas en casa para ayudarle en su día a día. Instalaron barandillas negras, una tele más grande e incluso cambiaron los armarios por cajones para que le fuera más fácil encontrar las cosas. “Hemos aprendido con él y pensamos en la funcionalidad antes que en la estética”, cuentan. Igualmente, los mecanismos educativos se activaron para garantizar a Rodrigo una educación de calidad y adaptada a sus necesidades. En ese momento, entró en juego la ONCE y la Junta, que se encargaron de facilitar su adaptación. Durante el primer año, de la mano de Pilar Saiz Gómez, maestra de la ONCE, aprendió braille y el equipo multidisciplinar de la entidad se encargó de prestar, entre otras cuestiones, apoyo psicológico a la familia y al niño. Una atención que es posible gracias al Convenio de Colaboración de la ONCE y el Gobierno regional, que estará vigente hasta el año 2027 inclusive. 

Actualmente, Rodrigo está cursando quinto de Primaria en el CEIP Infanta Cristina de El Provencio y no puede utilizar libros de texto al uso. Por este motivo, hace sus ejercicios y exámenes por ordenador. Gracias a la ONCE ha aprendido a hacer uso de programas específicos que le permiten ampliar el tamaño de los documentos. Concretamente este curso emplea EDICO, un editor científico que le permite ampliar el tamaño de las letras. Las editoriales mandan a la familia el libro en un formato PDF de alta resolución para que al magnificar los tamaños no se pixelen las imágenes y él pueda ver el documento lo mejor posible. “Todavía no me han mandado el libro de inglés y de science y mis compañeros me mandan fotos de los ejercicios para que yo pueda hacerlos en casa”, cuenta Rodrigo. Además, se sienta en primera fila y si es necesario se levanta para acercarse a la pizarra siempre que quiera, al igual que tiene total libertad en el aula para subir o bajar persianas y encender o apagar luces para evitar reflejos. Y es que, el único objetivo es que pueda alcanzar los objetivos curriculares en igualdad de condiciones con sus compañeros. “En Infantil, cuando le descubrieron el problema, los maestros del colegio se encargaron de contar la historia de Rodrigo y sensibilizar a sus compañeros y siempre le han tratado como uno más, le ayudan siempre que pueden”, explican sus padres. Por ello, a ninguno de sus compañeros les extrañan estos comportamientos. 

Eso sí, como a todos los niños hay asignaturas que le gustan más que otras. Matemáticas y Educación Física son su preferidas. “Es un niño muy inteligente”, cuenta Pilar Saiz Gómez, maestra de la ONCE. Y es que, hace cinco años cuando empezaron a trabajar con él se dieron cuenta de que “siempre decía que veía la pizarra pero en realidad no era así, lo único es que con las explicaciones del profesor le bastaba para retener la información y saber hacer los ejercicios”, recuerda. Igualmente, su tutora desde 1º hasta 4º de Primaria, Patricia Navarro, reconoce que Rodrigo es un niño “con mucha fuerza de voluntad, autónomo, muy maduro para su edad y con una capacidad de adaptación al cambio brutal”. Para el profesorado, verle motivado y con ganas de continuar aprendiendo es “un orgullo” porque le han acompañado durante todo el proceso y han vivido sus operaciones “como si fuéramos parte de su familia”, apostilla Navarro. 

A día de hoy, Rodrigo va a colegio solo y en bicicleta, saca muy buenas notas, practica ajedrez, natación y fútbol y es un ejemplo de superación. “A los niños que tengan que pasar por lo mismo que yo les diría que es un poco difícil al principio pero que no pasa nada”, concluye.