A la caza del maná
Creados como un mecanismo temporal para la recuperación en la zona Euro de las economías dañadas por la pandemia y de paso llevar a cabo las transiciones necesarias para conseguir una economía verde, digital y con capacidad de resistir posibles futuras crisis, y dotados con un importe global de setecientos cincuenta mil millones de euros, ciento cuarenta mil de ellos para nuestro país –setenta y dos mil a fondo perdido– es evidente que los Fondos europeos Next Generation bien aprovechados pueden convertirse en una espléndida herramienta de desarrollo, como bien subrayaba, menos de dos meses atrás, en nuestra capital provincial nuestra paisana castellanomanchega Isabel Rodríguez, portavoz del ejecutivo central y ministra de Política Territorial, con ocasión del encuentro de trabajo mantenido en el Parador con los delegados del gobierno en las Comunidades y Ciudades Autónomas precisamente para poner en común cómo iba marchando el desarrollo de las inversiones financiadas con tales fondos justo el día después de que la primera convocatoria de los fondos locales para digitalización y modernización de los municipios –noventa millones de euros– hubiera recibido la aprobación de su departamento, incluyendo, por cierto, doscientos mil euros para que nuestro ayuntamiento capitalino financie sus primeros proyectos de digitalización.
No es sin embargo precisamente tarea sencilla el lanzarse a la caza de los beneficios de este “maná europeo”, como ha llegado a calificársele, para los municipios, empresas o colectivos de pequeña entidad, por lo general poco o nada preparados para desenvolverse con éxito para, primero, localizar, entre boletines oficiales, webs ministeriales y bases de datos, las propias particularizadas convocatorias; para conformar después unos proyectos que al tener que estar vestidos de forma transversal y tener que afrontar una alta competitividad con los demás demandantes bien pueden requerir un trabajo multidisciplinar y en equipo superior a sus recursos económicos, técnicos y humanos; y finalmente, caso de conseguir su aprobación, para –a menos que nuestro país consiga una ampliación de plazos– ejecutarlos antes de que finalice 2026. Imprescindible resulta por ello que administraciones o colectivos de rango superior, cual las Diputaciones provinciales, las administraciones autonómicas o las organizaciones empresariales les asesoren y echen cuanta mano puedan. Ojalá así se haga por estos nuestros tanto regionales como provinciales lares para que menudeen en ellos proyectos que vengan a unirse a los ya en marcha o planeados para nuestra región como, por ejemplo, el del Parque Científico y Tecnológico de Economía Circular cuya presentación anunciaba ya en 2020 la Junta de Comunidades, las subvenciones públicas para ayuntamientos y diputaciones, asociaciones, empresas o universidades para la reserva de la Biosfera Valle del Cabriel y Alto Turia cuyas bases el consejero de Desarrollo Sostenible José Luis Escudero ha afirmado que se publicarán este mes, o los dos proyectos de sostenibilidad turística que nuestra Diputación va a presentar a las correspondientes convocatorias de la Junta y del Ministerio de Turismo. Esperemos que así sea.
