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Luis Matías Hernández: "Ver que la gente se ríe y aprende es una gozada"

Luis Matías Hernández: "Ver que la gente se ríe y aprende es una gozada"
25/06/2016 - S.B.

Luis es el único científico conquense en el grupo “The Big Van Theory’, cuyo objetivo es divulgar la ciencia de forma divertida y en clave de humor

Esta vez no fue Kevin Roldán con el que empezó todo... Si Luis Matías Hernández tuviera que dar las gracias al estilo “Piqué” sin duda lo haría a ‘Frikoño’, la Semana Friki de Logroño que, hace tres años, sirvió como trampolín para que un grupo de científicos, entre los que se encuentra este conquense, pudieran descubrir otra faceta, la de cómicos, y pudieran lanzarse al mundo de los monólogos. Su objetivo fue el de contar a la gente mientras tomaban cervezas en un bar lo que ellos hacían en sus trabajos en clave de humor. En definitiva, querían que desde los más mayores hasta los más pequeños que fueran a un espectáculo, aprendieran cosas interesantes y encima lo hicieran de forma divertida, riéndose. Por el momento lo van consiguiendo.


Así lo confiesa Luis Matías, conquense de 37 años que, pese a su juventud, puede presumir de haber vivido múltiples aventuras. Dejó la capital a los 18 años y puso rumbo a Pamplona para estudiar en la Universidad  durante cuatro años y licenciarse en bioquímica. Después haría el doctorado en genética vegetal y pasaría once años en el extranjero. Italia, India, Grecia y Colombia fueron sus destinos hasta que volvió a España en 2012, concretamente para trabajar en Barcelona en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí prosigue con su labor investigadora, al tiempo que la compagina con una pequeña ‘startup’ de emprendedores sociales con una tecnología que se llama ‘Agricultura biofarmaceútica’ y en la que, asegura, “lo que pretendemos es producir medicinas de alta calidad, pero a muy bajo coste y en plantas”. Es su pasión y vocación, a la que hay que sumar su faceta ‘cómica’.


¿Cómo surgió The Big Van Theory, científicos sobre ruedas?

Surgió hace tres años por mera casualidad. Me rompí la pierna esquiando y una amiga de Cuenca me animó a que me apuntara a un concurso de monólogos científicos. El problema, en plena crisis en España, es que mucha gente no entiende lo que hacemos los científicos. Yo he trabajado los últimos 14 o 15 años  y parte del problema es nuestro porque no explicamos nuestro trabajo.


Y salió bien...

Efectivamente. Este concurso se hacía por primera vez en España y ya está en 20 países en todo el mundo. Pasé a la fase final en Madrid donde estuvimos 12 científicos durante un fin de semana e hicimos una buena piña, porque éramos de ciudades diferentes, cada uno de una rama, matemáticos, físicos, ingenieros, biólogos, etc. Además el único de Cuenca y de Castilla-La Mancha soy yo.


A partir de ahí, ¿qué ocurrió?

Pues que, con naturalidad, si nos llevábamos bien nos planteábamos que por qué no ofrecíamos monólogos en un bar para contar a la gente lo que hacíamos nosotros en clave de humor mientras ellos estaban relajados tomando algo. 


¿Cuándo se plasmó la idea? ¿Dónde fue vuestro bautizo sobre un escenario?

-Actuamos en el Frikoño festival de Logroño en un bar gracias a uno de los miembros del grupo que era de allí. Sinceramente, nuestra primera intención era ir a actuar y a echarnos a unas risas, pero a la gente le gustó bastante. 


De hecho, si no me equivoco, en este tiempo habéis recorrido el país e incluso habéis ‘cruzado el charco’...

La verdad es que no nos lo esperábamos. Desde ahí hemos ido pasando por distintos sitios de España, de hecho hace un año y medio actuamos en el Teatro Auditorio de Cuenca y tuvimos una buena acogida. Pero sí, también hemos salido a Ecuador, Costa Rica, Uruguay, Argentina... y el público nos ha acogido muy bien. Lo que más valoramos es que hemos actuado en toda clase de locales, en bares, discotecas, salas e incluso cárceles haciendo ciencia con humor, haciendo turnos de preguntas porque es bastante interesante y la verdad es que la acogida ha sido flipante. Estamos muy contentos de cómo nos está yendo todo.


¿Cómo se logra el equilibrio perfecto para hacer que la ciencia no resulte aburrida y, sin embargo, pueda provocar carcajadas y despertar la curiosidad entre la gente que os ve?

-Con paciencia y con lo que nosotros llamamos “topalantismo”, es decir, ‘to pa adelante’. La mayoría del grupo, primero 12 y ahora 20, no habíamos hecho nada de escenario. Fuimos adelante, cagados durante las primeras veces y ya advertimos al público que no somos cómicos ni actores, somos científicos, la gran mayoría seguimos investigando en ciencia. Por lo tanto, la receta no puede ser otra que paciencia, humildad y atrevimiento. Además, una vez pierdes el miedo escénico, el público es agradecido.


Además de los monólogos, habéis ido un paso más allá, puesto que también publicásteis un libro que fue un éxito y ya habéis alumbrado el segundo. ¿Cómo os llega la propuesta?

El primero nos lo ofreció publicar la editorial ‘La Esfera de los Libros” y lo llamamos “Si tu me dices gen, lo dejo todo: Monólogos científicos para reirte de los teoremas, las bacterias y demás curiosidades” y ahí recopilamos 24 monólogos y sus explicaciones científicas, contadas de una manera amena. Pensamos que no iba a tener éxito, pero el caso es que vendimos 10.000 libros, vamos por la cuarta edición y se está vendiendo bien en Sudamérica. Ha sido algo inesperado y ahora llega el segundo.


Novedad que se llama “Si venimos del mono ¿por qué somos tan cerdos?”. ¿Por qué el título? ¿Qué recogéis en él?

El título original era “Ciencia para ir al bater”, pero la editorial no quiso y decidimos usar una pregunta que nos hicieron en un monólogo, porque al final, en el libro está la respuesta. Y dentro hemos recopilado las 107 preguntas que nos parecían más interesantes de las que hemos recibido en estos tres años de actuaciones, porque en nuestro show hay entre cuarenta y cincuenta minutos de monólogos y luego dejamos un turno de preguntas donde la gente nos cuestiona ‘a pelo’ o bien por twitter. Hay algunas más divertidas, otras más científicas, las hemos hilado en diferentes historias y ha quedado apañado.


Si seguís la línea tiene pinta de que funcionará...

Si te soy sincero seguimos sin creernos que por una chorrada que nos juntáramos en un bar de Logroño en el ‘Frikoño’ saliera todo y nos trajera hasta aquí. Saber que desde niños, porque vamos a todos sitios con gente mayor, con gente joven... y que todos aprenden de esto, es una gozada. Incluso en algunos sitios nos han copiado y han hecho cosas parecidas, porque es un método que funciona muy bien para divulgación y es el problema que tenemos aquí, ¿por qué invertimos en ciencia y los científicos no sabemos explicar que hacemos? De esta forma, lo intentamos...