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José Luis Zorita: "Cuando las cosas se hacen bien, el río coge su cauce"

José Luis Zorita: "Cuando las cosas se hacen bien, el río coge su cauce"
14/03/2017 - Gorka Díez

Nacido en 1981, lleva los últimos doce trabajando junto a su familia en el Café Bar Bogart

Uno de los bares con más historia y personalidad de Cuenca, que lleva 32 años abriendo las puertas durante todas las franjas horarias, desde las ocho de la mañana, con los primeros desayunos, hasta que la fiesta emprende el camino de vuelta a casa tras apurar la última copa, es el Bogart, ubicado en la céntrica Calderón de la Barca y donde priman “la calidad del género, el local en sí, con una decoración intemporal con Humphrey Bogart como temática, y el trato que le damos a las personas, que es muy familiar”.


Quien habla así es José Luis Zorita (San Sebastián, 1981), encargado de este negocio familiar que sus progenitores, procedentes de Salamanca y de Gipuzkoa, montaron al poco de instalarse en Cuenca, año 1985, para lo que tomaron prestado el nombre del local que un amigo empresario tenía en la capital charra.


“En el Bogart no es que esté como en mi casa, sino que es mi casa. Aquí me crié, por aquí he correteado desde que tenía cuatro años y le pedía un batido de chocolate a la camarera”, cuenta este hostelero que tras trabajar como modelo y comercial en Madrid y curtirse en otros pubs y restaurantes acabó “de rebote” sumándose al negocio familiar durante unas vacaciones de hace ya una docena de años. 


Aunque la hostelería tiene fama de ser un sector muy duro, él asegura sentirse a gusto. “Aquí siempre venimos con la mejor cara posible. Y es un trabajo al que se le coge cariño, siempre en contacto con la gente”.


La atención a los clientes, la relación con los trabajadores, la selección de música, en la que priman los “éxitos de toda la vida”, los pedidos… Todo eso y mucho más forma parte de su responsabilidad. “Soy una especie de encargado del funcionamiento general”. 


El pub no se libró de la caída del consumo que se produjo durante los años más duros de la crisis, pero Zorita ahora es optimista. “Soy de los que piensan que cuando las cosas se hacen bien, el río coge su cauce”.


Y eso que hablamos de Cuenca, una ciudad donde, si hay algo que no falta, eso son los bares. “Es verdad que mucha gente que quiere poner un negocio en lo primero que piensa es en montar un bar. Pero yo siempre he pensado que la competencia no es mala, sino que te enriquece, te hace bueno. Y al final es también la gente, nuestros clientes, los que te hacen bueno”.


A favor del Café Bar Bogart juega su ubicación. “Antes de abrir a mi padre le decían que la ciudad crecía en dirección hacia la carretera de Valencia, pero él uso la lógica y dijo: el centro de la ciudad seguirá siendo el centro hoy, mañana y pasado”.  Y también los distintos ambientes que se generan a lo largo del día, con “horas con la gente muy tranquila y otras en las que lo complicado es ver a la gente sentada”, apunta. Esto hace que a diario pase por el Bogart gente de todas las edades. “Aquí vienen el nieto, el padre y el abuelo”. 


Zorita no duda, así, en dar las gracias a los trabajadores que en estos 32 años han pasado por el Bogart y a sus principales protagonistas, los clientes: “sin ellos nada hubiera sido igual”.