Javier Cuesta: "Haber vivido en un pueblo te da una experiencia vital que es muy enriquecedora"

Este conquense nacido en Barajas de Melo es el máximo responsable de una compañía que quiere consolidarse como líder en el servicio postal y de paqueteríaJavier Cuesta destaca de Correos de forma especial su factor humano, sin olvidar el profesionalLlegan a todos los rincones de España, una ventaja que quiere aprovechar no solo en el ámbito de la comunicación postalLas nuevas tecnologías, lejos de ser competidoras, se suman a su proyecto para ofrecer nuevos servicios en plena era digital
Javier Cuesta Nuin fue nombrado presidente de Correos en marzo de 2012. Es ingeniero de Caminos por la Universidad Politécnica de Madrid y MBA por el INSEAD de Fontainebleau (Francia). Inició su carrera profesional en el grupo Schlumberger, trabajando en Venuezuela, Brasil, Francia e Indonesia, pasando después a la consultora McKinsey. Quienes le conocen destacan de él su humanidad y cercanía, la sencillez con la que disfruta del contacto tanto con los trabajadores de la empresa como con los destinatarios de su servicio. Le gusta escuchar, también es un buen conversador. Nació en el municipio conquense de Barajas de Melo y pasó parte de su niñez y su juventud en Tarancón. En ambos lugares conserva familia y amigos, unos vínculos que valora mucho y de los que se siente orgulloso.
¿Cuáles son los lazos afectivos que le unen a Cuenca?
Nací en Barajas, viví allí hasta que tenía cuatro años y medio. Soy de Barajas de Melo, lo digo a mucha honra. Sigo yendo de vez en cuando, una hermana mía tiene una casa allí, vamos para las fiestas, a veces a pasar un fin de semana o comer. Y luego, en Tarancón, pues muchísimo más, viví allí hasta que tenía 16 años, sigo teniendo mucha relación, hablando, viniendo con cierta frecuencia.
¿Qué recuerdos tiene?
De Barajas me acuerdo perfectamente de los primeros pasos en la escuela con los pupitres, del primer maestro que tenía, de ir a hacer cosas en la panadería porque entonces nos dejaban. Yo tenía un poco de enchufe porque mi padre era médico (sonríe). Recuerdo estar siempre en la calle.Yo nací en el 57 y era más fácil vivir en la calle. Tengo esos recuerdos de jugar con los animales... Y aquí en Tarancón tengo imagen de los amigos, de empezar a jugar al fútbol y al balonmano en el colegio, de aprender a montar en bicicleta… todo lo que es la vida, ir en verano a ver las viñas, cómo se araba...
¿Se siente nostalgia por el medio rural, no solo por la edad, sino por el cambio tan grande que no sé si usted experimenta con respecto a su vida profesional en Madrid?
Haber vivido en un pueblo te da una experiencia vital que es muy enriquecedora, yo creo que eso no lo pierdes nunca. Te da una cercanía muchísimo mayor a las personas, vives con todo el mundo, hay muchísima más amplitud de rango porque todos son tus amigos en el colegio, en el instituto, al que íbamos todos. Yo creo que te forma una personalidad muchísimo más flexible y amoldable que lo que te da una ciudad.
Una ciudad te restringe muchísimo más tu círculo al colegio, al barrio en el que vives… y en los pueblos antes vivías en la calle, yo recuerdo salir del colegio e ir a jugar o hacer deporte. En vacaciones estábamos siempre en la calle, te relacionabas con todo el mundo y eso te da una base de comunicación humana mucho más amplia de la que ahora hay en las ciudades, y lo tienes para toda la vida.
En una gran ciudad quizás tienes acceso a más cosas, a un entorno de diversión prefabricada, pero aquí te la tienes que buscar tú y eso es muy importante.
Cuando tiene que hablar de Cuenca, ¿cómo la describe?
Yo siempre digo que soy de Barajas de Melo, de hecho, cuando me nombraron insistí mucho que pusieran en la nota de prensa dónde había nacido, y que había vivido en Tarancón. Uno nunca tiene que renunciar a sus raíces y esta zona es de gente muy trabajadora y honesta. Este sitio tiene la parte buena, desde el punto de vista de desarrollo, que está cerca de Madrid. Esto también te da la posibilidad de ir cuando necesites algo, lo que te aporta un plus. Yo creo que Cuenca, y Tarancón específicamente, tienen la posibilidad de apoyarse en el entorno rural y la ventaja de estar cerca de una gran ciudad como es Madrid.
En su trayectoria profesional, ¿qué etapa destacaría más?
Voy a empezar por el final, diría que estoy encantado con este trabajo, es un lujo tener esta responsabilidad y cuando me dijeron que si quería optar a este puesto dije que para mí sería un honor poder hacerlo. Es una responsabilidad muy grande, y un trabajo que presta un servicio público universal, que es la distribución de comunicaciones postales y paquetes en todo el ámbito nacional. La gente es maravillosa y hay una serie de retos que te obligan a estar trabajando siempre, a pensar siempre en cosas nuevas, a ver cómo solucionas lo que tienes por delante y generas productos de futuro, cómo mejoras la productividad, el servicio...
Esta zona geográfica es un paradigma de lo que tiene que hacer Correos. La oficina de Tarancón sirve a 28 pueblos, si no lo hiciéramos bien sería un desastre. Que a los señores que viven, por ejemplo, en Barajas les llegue el correo todos los días, que estén bien atendidos, es una labor encomiable y hay que hacerla bien y que cueste poco.
¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta Correos?
Nosotros queremos ser líderes en la comunicación física y digital y en paquetería en el año 2020, eso es lo que decimos en nuestro Plan de Acción. Solo se puede hacer no teniendo miedo a las nuevas tecnologías. Somos líderes en comunicación física que, además, es muy importante todavía. Tenemos 4.000 millones de cartas al año todavía, son muchas. Queremos ser líderes en desarrollar productos de comunicación digital.
También es importante potenciar muchísimo nuestra actividad en paquetería. Eso se debe a que está creciendo mucho por el comercio electrónico y nosotros por esa capacidad de capilaridad somos, yo diría, la empresa que en España mejor posicionada está en este sector. Nosotros entregamos muy rápido, además tenemos una filial que hace paquetería urgente, y como grupo somos imbatibles. Hemos aumentado durante el año pasado en un 25 % la paquetería y este esperamos que las cifras se repitan.
En el funcionamiento de una gran compañía, ¿tardan mucho las decisiones desde que parten del equipo directivo hasta que el usuario las puede experimentar?
Correos es una compañía muy horizontal, hay muy pocos niveles. Las decisiones se comunican de una forma muy rápida, y a la hora de tomarlas los niveles se reducen un poco, aunque tenemos en cuenta las opiniones de todos los empleados porque tenemos un sistema de recepción de ideas que funciona bastante bien. Tratamos de escuchar a todo el mundo.
Todo Correos está informatizado con una inversión importantísima en tecnología y mecanización de la clasificación de las cartas y paquetes en los últimos diez años, yo diría, de unos 1.000 millones de euros. Lo que más se tarda es poner los sistemas a funcionar, pero es una cuestión de meses.
Somos mucho más ágiles y mucho más modernos de lo que las encuestas que hacemos nos dicen que somos.
¿Qué lineas siguen las necesidades que ustedes detectan en la población?
Primero, el no olvidarnos de que dentro de este servicio hay un factor de cercanía y capilaridad porque hemos de llegar a toda España. Nosotros visitamos todos los días todas las calles de España, recorremos 100.000 kilómetros a pie al día y 650.000 kilómetros en vehículos. Esto, unido a las grandes capacidades tecnológicas que estamos invirtiendo, va a permitir dar una serie de servicios relacionados con la comunicación online georeferenciada para hacer servicios muy interesantes como los de información para entidades locales o empresas sobre cosas que pasan. Por ejemplo, informar de cualquier incidencia que pueda ocurrir en el mobiliario urbano.
Con las nuevas tecnologías, ¿El sello seguirá siendo sello?
El sello tal y como lo conocemos se usa desde hace 160 años y yo creo que un medio de pago que se ponga en una carta o en un paquete será algo que lleve siempre un valor. Su forma actual durará por lo menos varias decenas de años, lo que sí es cierto es que ya hay otras maneras de poner sobre el papel un franqueo.
Además, nos podemos hacer nuestro propio sello a través de nuestra web, donde tenemos nuestra oficina virtual.
El sello no va a morir, se reinventa.
Para usted en su trabajo el contacto humano es muy importante, ¿qué le aporta?
Todo. Yo creo que es tan importante leer un informe de la evolución estratégica de los correos en el mundo como visitar una oficina. Estoy hablando del Comité de Dirección, somos 11 personas y, de hecho, tenemos la obligación de visitar dos veces al mes fuera de Madrid dos días oficinas y carterías. Vamos a que nos cuenten sus problemas y cómo los resolverían ellos.
Eso hace que tengamos un contacto, aproximadamente, al cabo del año de entre 5.000 y 6.000 personas a las que escuchamos y dejamos que nos pregunten lo que quieran, es algo absolutamente libre. Yo creo que eso da una visión de lo que pasa en la compañía, de lo que necesitan nuestros clientes y de los servicios que podemos mejorar absolutamente valioso para gestionar, tanto como ir a visitar un cliente con el director comercial y tener una reunión de una hora, que también lo hacemos.