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Álvaro Martínez: "En China queremos crear afición, no hacer futbolistas"

Álvaro Martínez: "En China queremos crear afición, no hacer futbolistas"
03/03/2016 - R.S.

Álvaro Martínez Beltrán deja la Escuela de la U.B. Conquense para emprender una aventura en China. Allí  intentará acercar el fútbol a los niños de un colegio de Nankín

De Cuenca a China buscando seguir viviendo su gran pasión, el fútbol, desde la óptica de la enseñanza a los niños. Es el camino que tendrá que recorrer en unas semanas Álvaro Martínez Beltrán, exjugador y exentrenador de la U.B. Conquense, que cambiará la dirección de la Escuela de Fútbol de la Balompédica por un ambicioso proyecto de la empresa Hongde en Nankín, ciudad de la provincia de Jianshu, cuya urbe más grande es Shanghái. Cambio de vida, de cultura, que afronta con ilusión y responsabilidad. Lo peor, sin duda, dejar en la capital conquense a su mujer y a su hija de seis años a la que a partir de ahora tendrá que conformarse con ver muchos días a través de la ventana del skype de su ordenador portatil. Es el precio que tendrá que pagar este vitoriano de 41 años que llegó a Cuenca para defender la portería de La Fuensanta y tras recorrer media España haciendo paradas en Segunda B y Tercera decidió quedarse a vivir en la ciudad. Ya le espera China, donde además de los multimillonarios fichajes de jugadores de primer nivel para equipos de Primera División, también se quiere empezar a enseñar a vivir y a practicar el fútbol a los niños y niñas. En esa labor entra Álvaro, apasionado de las canteras y que viaja con las maletas cargadas de ilusión. De momento, para un año y medio, aunque no cierra las puertas a nada.?????? ?????


¿Cómo te llega esta oportunidad?

Surge a través de un jugador que tuve en juveniles en el San José Obrero que tiene familia en China y está estudiando y trabajando en Madrid. Allí se acercan empresarios chinos para buscar entrenadores y directores deportivos. Le preguntaron, dio mi nombre, les gustó como estamos trabajando aquí con la Escuela de Fútbol del Conquense y, a partir de ahí, me llamaron.


Y, ¿cómo te convencen para esta aventura?

Me invitaron a viajar a China. Me presentaron el proyecto, el colegio donde trabajaría, los recursos con los que contaríamos y tratamos de ver si me podría adaptar al día a día, a la ciudad, a una cultura diferente, la comida, los horarios, etc... Luego también tuve que hacer una planificación y una sesión de entrenamiento durante una semana con niños para que ellos vieran como trabajaba y ver si el proyecto lo podíamos sacar adelante.


Entiendo que pasaste la prueba...

-Sí, aunque cuesta decidirte. Una vez que estás allí el trato es exquisito, te aportan todo lo que pides para que estés contento y quieras seguir allí. Me costó un poco el adaptarme a la comida, allí comen a las 12 y a las 6 de la tarde. No es fácil, pero te haces. Ellos tienen muchísimos platos diferentes y hay platos que por la presencia te atraen más o menos y saber elegir el sabor porque en muchas cosas es diferente aquí. Cuesta saber elegir lo que se adapta a tus gustos. Al principio me costó mucho, bajé peso, pero una vez que el intérprete te ayuda y eliges platos en función de la foto y te adaptas a los gustos que hay aquí, comes bien. El tema de los palillos te adaptas, tienes que aprender, te cuesta, pero cuando te adaptas a los palillos y al cuenco, cuando ibas a un restaurante occidental con cuchillo y tenedor los echabas en falta.


¿Y el idioma? ¿Trabajarás con intérpretes?

-Es un hándicap importante, sobre todo transmitir a los niños el mensaje correcto y en el tono adecuado. Tuve la suerte de tener dos intérpretes y es imprescindible, porque los niños saben chino.


¿Cuál será tu trabajo allí exactamente? ¿Qué es lo que te han pedido?

Allí la cultura china está cambiando. No existía la cultura de la actividad extraescolar y los niños lo que hacían era estudiar todo el día. Hay unos problemas importantes en lo que es la psicomotricidad y la coordinación. La empresa no quiere hacer futbolistas, pretende primero crear afición al fútbol, no son niños que bajen al patio a jugar al fútbol como aquí. Quieren crear afición y si en unos meses conseguimos que en el colegio  a los chicos les guste el fútbol, será un éxito para nosotros. Y a partir de ahí, después ya intentaremos mejorar a nivel técnico o táctico y hacer equipos competitivos. Sobre todo estos primeros seis meses queremos que los chicos se acerquen al fútbol, que lo conozcan y trabajar con ellos la psicomotricidad y la técnica, porque muchos de ellos nunca han cogido una pelota de fútbol.


Llevar a cabo eso no es fácil, ¿Cuánto tiempo tienes pensado estar allí?

-El empresario quiere que esté allí diez años, pero iremos poco a poco. Allí el proyecto con el fútbol es a medio y largo plazo. El presidente del país ha apostado por el fútbol y en un futuro quiere que China sea una potencia en este deporte también a nivel mundial. Por eso, a parte de los fichajes importantes para los equipos de primera fila que se están haciendo, se han dado cuenta también que para potenciar el fútbol hay que trabajar desde los niños más pequeñitos. Este empresario ha visto eso y sabe que necesita mucho tiempo. Iré año y medio y la intención es que me quede, ya veremos. Estoy preparando el visado de trabajo y espero estar allí en dos o tres semanas.


Viajarás acompañado de dos entrenadores más que estás buscando...

Efectivamente, el colegio al que vamos a trabajar cuenta con unos 1.000 niños y se trata de transformar las clases de educación física en fútbol. Estamos hablando de dos clases a la vez, unos 60 niños, por lo que cada entrenador tendría que estar con 30 niños. Es mucho, pero vamos a intentar hacerlo lo mejor posible y para que me ayuden necesito a dos Licenciados en Educación Física y con Nivel 1 de entrenador, si no puedes justificar que estás cualificado para hacer un trabajo no te conceden el visado y no puedes entrar al país.


¿Echarás de menos Cuenca y la Escuela del Conquense que con tanta ilusión pusiste en marcha?

Me voy con pena porque hemos hecho algo importante. El pasado año conseguimos 186 niños y este año a 230. Es una manera de crear afición al Conquense para el futuro y ojalá la gente que se queda trabajando con ellos, como Alfonso, lo pueda mantener durante muchos años. Me cuesta dejarlos, pero la experiencia es única y creo que no puedo dejar pasar esta oportunidad. Además, he tenido suerte porque mi mujer y mi hermano han sido los que más me han animado a decidirme. Es una experiencia bonita y espero disfrutarla.