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El sonido de la Navidad

El conquense Herminio Carrillo Sánchez nos hace un recorrido por la música de estas fiestas
El sonido de la Navidad
Fotos: Saúl García
03/01/2021 - Dolo Cambronero

Como cualquier otra época del año, la Navidad tiene sus sones característicos. Y en estas fechas, los protagonistas indiscutibles son los villancicos. Zambombas, panderetas, bandurrias, laúdes, acordeones y guitarras ponen música a estas canciones características de estas fiestas, en las que también tenían cabida antiguamente instrumentos de carácter más rudimentario como una simple botella de anís y una sartén golpeada con una cuchara o unos dedales calzados en los dedos.

“La Navidad conlleva unas tradiciones y un folclore concretos, especialmente los villancicos, que son canciones dedicadas al nacimiento del niño Jesús o que hablan de otros episodios de su infancia como la huida a Egipto o de personajes adláteres como los pastorcillos o los Reyes Magos”, detalla el músico conquense Herminio Carrillo Sánchez.

Este maestro jubilado especialista en Música -nacido en Villares del Saz que a los nueve años se vino a estudiar a Cuenca, a la que define como la ciudad de sus amores- precisa que, aunque hay villancicos de origen culto, destacan sobre todo los populares. “Solían estar interpretados por grupos de rondadores, cuadrillas que iban cantando villancicos por las casas de confianza pidiendo los aguinaldos. Eran agasajados con algún obsequio o consumición de comida y bebida”, recuerda.

Unas cuadrillas en las que se cantaba “con un mínimo de soltura”, tocando otros de los componentes instrumentos de cuerda como bandurrias, laúdes, acordeones, guitarras, flautas, caramillos y otros de percusión de fácil manejo como triángulos o de carácter más rudimentario, desde la botella de anís previamente vaciada hasta una sartén golpeada con un cubierto, unas llaves o unos dedales.

Aunque si hay un instrumento eminentemente navideño ese es la zambomba. “En el resto del año, igual no se oye. Hay cuadrillas que únicamente llevan zambombas como acompañamiento”, apunta Carrillo Sánchez.

Y otro de los sonidos característicos de estas fechas es el de las panderetas: “Son muy manejables. Probablemente haya niños que no tengan una zambomba para tocar un villancico en su casa pero casi seguro que sí tendrán este instrumento. Las hay muy asequibles, aunque sean de plástico”.

Pero además de estos instrumentos más típicos de las Navidades, los villancicos también se pueden acompañar con otros no tan específicos de estas fiestas pero que también pueden servir para estas canciones. Y este músico tiene un amplio repertorio de ellos, que ha fabricado él mismo. “Algunos son muy curiosos”, resalta.

Es el caso del chicotén, una especie de tambor que consta de una caja sobre la que hay una especie de cítara en la que las cuerdas, en vez de ser pulsadas con los dedos, son golpeadas con una baqueta. “Se coge sobre un brazo y, con la otra mano, percutes. Y con el mismo brazo con el que sujetas, puedes tocar una flauta de tres agujeros de manera que el mismo músico toca la melodía y le hace el acompañamiento”, precisa.

O el conocido como arrabel aunque en este caso no sería un instrumento de cuerda (una especie de violín rústico) sino uno de percusión que consiste en un palo sobre el que se han dispuesto dos o tres sonajas por cada clavo, que se frota contra otro palo que tiene muescas con lo que se lograría un “tras, tras, tras”.

“También hay rabeles de cuerda. Los hago o bien con madera, que es lo habitual, o bien con materiales en principio no musicales como, por ejemplo, una sartén vieja, acoplándole lo necesario, y suenan divinamente. La utilización de materiales reciclados es un buen recurso para la música popular”, apunta este músico, que también añade que otro instrumento sería la huesera, que se fabrica con huesos de animal.

“Pero la zambomba y la pandereta son fundamentales. Además, cualquiera con un mínimo sentido del ritmo puede manejarlos. Con la guitarra o la mandolina se necesitaría un dominio del instrumento para hacer música y en una cuadrilla interesa que haya gente de todo tipo”, reflexiona Carrillo Sánchez, que ha pasado por grupos como Tolmo o el de música antigua Juan de Castro, de la Escuela Universitaria de Magisterio, formando parte actualmente de la rondalla Pulso y Púa y habiendo sido también fundador del grupo de dulcineiros Tiruraina, aunque en este último ya no continúa dado que hacer sonar la dulzaina requiere un esfuerzo pulmonar importante y ahora sufre de problemas respiratorios. “Mi corazón sigue con ellos”, subraya.

El sonido de la Navidad

Pero la tradición de los villancicos ¿pervive o se ha perdido? “Yo creo que en las casas se siguen cantando aunque no tanto como antes y también se ponen grabaciones y discos con estas canciones”, considera este músico, fundador del grupo de dulcineiros Tiruraina. Y en las calles, reconoce que este año no será fácil encontrar cuadrillas debido a la pandemia aunque recuerda que, otras Navidades, la rondalla Pulso y Púa visita centros asistenciales, residencias de mayores y parroquias para “llevar la alegría de los villancicos” por la ciudad.

Fabrica tu propia zambomba

¿Nos atrevemos a fabricar nuestra propia zambomba en casa? Para el músico Herminio Carrillo Sánchez, la elaboración de este instrumento “no es nada difícil”. En primer lugar, debemos disponer de un cilindro abierto por las bases, que podría ser una maceta vieja o una garrafa de aceite vacía y de gran tamaño. “Hay que disponer de una piel. Antes se hacían con piel de gato o de conejo, que había que remojar y meter entre ceniza e incluso entre basura hasta que era fácil eliminarles el pelo. Una vez humedecida, se acoplaba a la vasija que iba a hacer de caja de resonancia y después había que aplicar en el centro una púa o un elemento que permitiera después ensamblar la caña, que se ha de frotar para que suene el instrumento cuando esté seca la piel”, rememora.

No obstante, hoy el proceso sería más fácil ya que en las tiendas especializadas de música venden piel previamente curtida y tratada que es adecuada para fabricar este instrumento con el que podremos después amenizar las veladas navideñas que este año estarán marcadas por la situación sanitaria.