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Publio López Mondéjar: "Reivindico a los fotógrafos de prensa, tan despreciados"

"La fotografía es un lenguaje emergente con muchas virtualidades, entre ellas la de ser accesible y llegar a todo el mundo"
Publio López Mondéjar: "Reivindico a los fotógrafos de prensa, tan despreciados"
11/06/2015 - Gorka Díez

Este viernes, 12 de junio, se inaugura el Museo de Fotografía y Artes Visuales de Huete, un nuevo espacio cultural habilitado en la planta baja del claustro del convento de Jesús y María, también conocido como El Cristo, que echará a andar con la exposición ‘Obras Maestras de Francecs Catalá-Roca’, incluida en el festival PHotoEspaña. Se trata de un proyecto largamente anhelado por el historiador de la fotografía y académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando Publio López Mondéjar (Casasimarro, 1946), que desde hace década y media se marcó un reto que será posible gracias al respaldo, entre otras administraciones, de la Diputación Provincial y del Ayuntamiento de Huete. Hablamos de este proyecto y de la fotografía en general con este conquense que no duda en reivindicar al albaceteño Luis Escobar (Villalgordo del Júcar, 1887-Albacete, 1963), fotógrafo ambulante que en sus inicios laborales utilizaba como medio de transporte una mula y cuya obra, documental y directa, retrata la vida en La Mancha de principios del siglo XX.


Con la inauguración del Museo de Fotografía de Huete cumplirá uno de sus sueños…

Sí, el de Huete es un viejo proyecto, que fácilmente tendrá ya quince años. Se lo propuse a Jesús Carrascosa [director de la Fundación Antonio Pérez] en la época en que Luis Carlos Sahuquillo era diputado de Cultura. Tanto Jesús como la Fundación fueron muy receptivos. Se trataba de buscar y restaurar un edificio para hacer un museo-centro de fotografía, que todavía no sé qué nombre va a tener, que tuviese la virtualidad de reconstruir la memoria fotográfica y sociológica de toda la provincia y no solo de la provincia, sino también de Castilla-La Mancha. La Diputación ya disponía de un amplio fondo porque llevaba muchos años dando premios de fotografía, a lo que hay que añadir la exposición dedicada a Luis Escobar que comisarié en 2005 y, sobre todo, el proyecto ‘Cuenca en la mirada’, una serie de libros en los que, por un precio baratísimo teniendo en cuenta lo que cuesta la fotografía, se invitaba a venir a Cuenca a los mejores fotógrafos españoles para que dieran su visión de la provincia. Hasta el momento han participado Isabel Muñoz, Ramón Masat, Cristina García Rodero, José Manuel Navia, Juan Manuel Castro Prieto y Juan Manuel Díaz Burgos. A unos les interesaban los retratos, a otros los paisajes. Y son 60 obras por autor que en el mercado valen muchísimo dinero y que serán la base del contenido del centro. Además, seguramente formará parte del museo al menos parte de mi colección de fotografía. Es algo que todavía estamos mirando.


Su ambición era crear un museo nacional, no sé si el de Huete lo será así…

Sí, esa es la ambición que tenemos porque no existe un museo así en España. Tenemos que reunirnos alrededor de una mesa, mirar los proyectos, pero lo importante está hecho y a mí me parece un milagro, realmente, un sueño, porque el museo está ubicado además en un convento renacentista maravilloso que hace doce años veíamos arruinado y ahora está arreglado en buena parte.


Convertirse en un centro de referencia no será fácil….

Hombre, no, pero es un camino que se emprende ahora y yo tengo esperanzas, porque falta un centro de fotografía nacional que puede ser el de Huete.

 

¿Qué tiene Huete para acoger un museo así?

Está cerca de Madrid y es una localidad, además, que merece la pena visitar. Luego ya es una cuestión de los políticos hacer de Huete un pueblo de interés turístico como se ha hecho en Urueña con la Diputación de Valladolid o en Albarracín con la Fundación de Turismo y la Diputación de Teruel. El tiempo lo dirá, porque no todos los edificios de Huete están restaurados e imagino que el futuro de esas infraestructuras que faltan dependerá de los políticos. En un momento dado, Fernando Zóbel me decía que cuando propusieron a Cuenca para acoger el Museo de Arte Abstracto, no lo veían muy bien, pero hubo un político que lo vio. Y Cuenca está en el mapa entre otras cosas por el Museo de Arte Abstracto.


¿Cuál es a su entender el valor de la fotografía?

La fotografía es un lenguaje emergente con muchas virtualidades, entre ellas la de ser accesible y llegar a todo el mundo: en Madrid montas una muestra y ves 50.000, 60.000 visitantes. En sí misma, la fotografía tiene una dignidad como la tiene la literatura, como la tiene la música. Lo que pasa que es un lenguaje que ha vivido siempre como avergonzado ante las otras artes. En Europa y EEUU llevan muchísimo tiempo haciendo exposiciones fotográficas, y aquí llevamos unos quince o vente años. Su futuro depende de los políticos y de los banqueros, que son los que tienen el dinero. Lo pueden administrar bien, mal o regular. Pero es mucho más barato montar una exposición de fotógrafos de la talla de Isabel Muñoz, Castro Prieto, Ramón Masat o Alberto García-Alix que una muestra de un pintor equivalente en talento y prestigio. La puedes llevar por distintas ciudades, algo que no ocurre con la pintura, porque solo con los derechos y los seguros, te arruinas. Otra virtud que no gusta a los marchantes, a los que viven de ella como negocio, es que es multiplicable. Si a ti te gusta una foto de la exposición y se ha hecho un póster con ella te puedes llevar el póster con la misma calidad. Ahora mismo los técnicos del mercado artístico mundial están muy preocupados, y nosotros en la Academia de Bellas Artes lo hemos debatido, porque con las modernas técnicas de los pequeños aviones, drones, que vuelan sin piloto, te pueden rodear una escultura de Miguel Ángel, por arriba, y al final te sale una reproducción exacta. Eso hay a quien le preocupa porque piensa que le hunde el negocio, pero a mí todo lo que sea difundir y democratizar me parece positivo.


La profesionalización es no obstante fundamental en la fotografía, porque se hacen muchas imágenes pero muchas por gente sin apenas conocimientos o con cámaras de baja calidad…

Hombre, una fotografía hecha por un fotógrafo es mejor que una fotografía hecha por nosotros, pero también la fotografía tiene otra virtud, que es lograr trascendencia aunque esté mal hecha. Por ejemplo, uno de los asesinos de Gadafi hizo una fotografía de Gadafi muerto y esa fotografía tiene una trascendencia y una importancia incomparable como documento. Como la foto de Che Guevara. Yo entonces reivindico la importancia de esos fotógrafos tan despreciados, los fotógrafos de prensa, documentales. Un fotógrafo no tiene que ser artista. Ocurre ahora con la exposición ‘Los rostros de las letras’, que acoge la Fundación Antonio Pérez: son imágenes que nos devuelven una realidad que sus autores captaron con su cámara hace un siglo. La fotografía gana con el tiempo. Imagínate que el día de la crucifixión de Cristo la Virgen María hubiese llevado un móvil en su bolso y hecho una foto: ríete de Velázquez, de Goya y de toda la gente que ha tocado el tema de la crucifixión. Aunque otra cosa es la factura técnica, esa foto mala tomada de un móvil sería mucho más trascendente históricamente que un cuadro de Velázquez. Lo digo absolutamente en serio. Yo reivindico la fotografía popular, de los fotógrafos que se iban ganando la vida sencillísimamente, con humildad, que solo querían ganarse la vida…


La fotografía periodística no tiene las pretensiones de la digamos artística…

Claro. El ejemplo es Luis Escobar, un fotógrafo que hemos compartido Albacete y Cuenca, que trabajó en pueblos de las dos provincias y que ahora mismo tiene un prestigio enorme. Tenía un estudio modesto, que no podía competir con el estudio lujosísimo de Belda, cuya fotografía se ha olvidado. Cuando Escobar iba a Villalgordo del Júcar y hacía una foto de la agrupación socialista, metía a 30 personas, con lo cual tenía garantizado que iba a vender una copia a cada persona, 30 veces más que haciendo un solo retrato. ¿Hay algún propósito artístico en esa fotografía? No, pero la ves y era un señor que componía maravillosamente, que tenía el instinto justo para saber el momento en que tenía que disparar el obturador de la cámara. Era además un hombre tan simpático, tan popular, que todos los que trabajaban para él eran colegas, gente cercana. Y lo mismo fotografiaba a la agrupación socialista que a las putas que al señor obispo. Esa es la fotografía que a la gente le encanta. Cuando se propuso hacer una exposición de sus trabajos en el Círculo de Bellas Artes, cuando no venía avalado por nada, César Antonio Molina, entonces director, no lo dudó un segundo. Y la fotografía de la agrupación socialista, realizada en 1925, ha dado la vuelta al mundo para acabar en Huete. Si de algún modo las autoridades políticas y culturales de esta región, de esta provincia, de esta ciudad, tienen la intuición suficiente como para ver eso... Además, la restauración del edificio se ha conseguido en buena parte con dinero europeo. ¿Por qué Europa puede subvencionar una obra de esas? Porque el proyecto que se le presenta es solvente. Yo creo que ese es el desafío de las autoridades. En tiempos de crisis, hay que combinar el apoyo de distintas administraciones. Si uno solo no puede, hay que juntarse varios. Las épocas de crisis pueden despertar lo mejor y lo peor del ser humano y en muchos casos han despertado lo mejor. A mí, personalmente, me hace muchísima ilusión. No sé qué va a pasar con el centro, no está constituido, no hay un patronato hecho, está por definir; la autoridad competente tiene que inaugurarlo de un modo solemne y saber y decir qué quiere. Pero tengo muchas esperanzas.