“Nieves nos invita a ser irracionales, a cuestionar nuestras más profundas convicciones, la fortaleza que surge sin testigos, ¿permitirá usted que moldee o cuestione su voluntad?”. Con estas palabras el prologuista Frank Escandell invita a los lectores a adentrarse en La Cruz y el Cerdo, la nueva novela de la autora conquense Nieves Guijarro Briones (1983).
La trama mana de un sueño revelador de la autora y decide trasladar su visión al papel hasta conseguir, después de un arduo proceso de escritura automática, el producto final. Una historia que se aleja de la racionalidad para mostrar, a través de las palabras, “el lado invisible que nos gobierna”, declara.
La novela es una distopía o antiutopía que versa sobre una sociedad ficticia e indeseable en sí misma que empezó a dar formar en 2017, y que “me ha permitido auto conocerme y entrar en contacto con mi yo más primitivo”, desvela. Una evolución imaginativa que define como “caótica, ya que tras terminar los capítulos tuve que interpretar y entender todo lo que venían a decirme todas esas experiencias”, explica.
Guijarro Briones revela que se trata de una crítica a la sociedad actual, “porque a través de personajes híbridos que cabalgan entre el animal y el humano muestro una especie de reseteo del universo para crear una evolución y mejorar el mundo”. Una obra que tiene “algo de proyección social no pretendida, porque en cualquier libro se puede leer la psicología del autor”, según avanza.
Los lectores podrán disfrutar de una Nieves Guijarro totalmente diferente a través de La cruz y el cerdo. “Un libro alocado en su estructura, sus personajes y su cronología”, manifiesta. “Es completamente una locura. De hecho, mi editor lo calificó como fantasía esotérica”, comenta. Con personajes como un demagogo y su hijo, un cerdo con experiencias trágicas a sus espaldas y una religión mayoritaria como paradigma, constituye esta novela de terror irracional.
Una autora que utiliza la escritura como “un método de expresión para abrirse al mundo exterior desde que era pequeña”, al tiempo que desea poner en valor la literatura sin censura y géneros cómo el terror, porque desde su punto de vista “sigue estando mal visto”.
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