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El ‘mayo’ conquense se remonta a 1507 cuando se cantaba a la ‘maya’

El 31 de mayo de 1954 se celebró en la Plaza Mayor un Certamen de mayos con grupos de la provincia, ante 15.000 personas, con el canto final colectivo del “mayo” a la Virgen de la Luz
El ‘mayo’ conquense se  remonta a 1507 cuando se cantaba a la ‘maya’
Rondalla de Priego por la calle Astrana Marín, 1954. / Cuenca en el recuerdo, de Antonio Rodríguez.
12/05/2024 - José Vicente Ávila

U

na de las tradiciones que se transmiten de generación en generación en la capital y provincia de Cuenca es la del canto del “mayo” y canciones de ronda durante el florido quinto mes del año, que se renueva cada lustro con nuevas voces o grupos, pero siempre con el mismo son. Mediado mayo queremos ahondar en la antiquísima costumbre de cantar o elegir el “mayo” para la “maya”, que se remonta nada menos que al año 1507. Incluso podemos señalar el dato curioso del 31 de mayo de 1954 –hace 70 años—de la celebración de un Certamen de mayos de grupos de la provincia en una abarrotada Plaza Mayor, con el canto del “mayo” a la Virgen de la Luz.

Precisamente respecto a los mayos de Cuenca el periódico “Ofensiva” publicaba en 1959, un trabajo sobre “la antiquísima costumbre de elegir Mayo para la Maya” en el que el autor del trabajo, sin firma, aporta un documento encontrado en el Archivo Municipal, legajo 222, que daba a conocer en prensa y que decía así: “Cuenca, 27 de abril de 1507. Este día, los dichos señores Corregidor y Regidores mandaron que por quitar escándalos que hay en el traer armas los mozos que andan con los Mayos y porque este año pasado mataron un mozo, mandaban que ningún mozo ni personas con los Mayos traigan armas, sopena que las hayan de perder, y mandan pregonarlo en la Plaza de la Picota y otras plazas”. La plaza de La Picota era la Plaza Mayor

Ese acuerdo de 1507 del Ayuntamiento de Cuenca, hace pensar, según el cronista de “Ofensiva”, que “el mayo era una atávica tradición de la ciudad y como costumbre no se consignaba, a no ser por alguna circunstancia excepcional, como en este caso, gracias a la cual se aporta una noticia histórica a esta tradición tan poco documentada”. 

El autor del trabajo venía a señalar que “en Cuenca, afortunadamente, no se ha perdido el canto de los mayos”, y ya citaba a la provincia con “las variantes propias de cada pueblo; así, los de Beteta tienen cierto parecido con los de Albarracín; en Horcajo de Santiago cantan dos formas distintas, aunque ambas responden al tipo de “dibujar el mayo”; en La Mancha también dibujan el mayo”. Concluye apuntando que “en Cañamares y Beteta esta tradición sigue con toda su pureza; incluso en la última localidad le “echan” el mayo a la Virgen con San José. Esta costumbre de elegir mayo para la maya es una de las formas más antiguas que se conocen”, termina diciendo el autor de ese trabajo.

Hay que resaltar que en el folklore español se solía denominar maya a una niña o joven preadolescente, ataviada con una corona de laurel y otros adornos con flores, a la que dedicaban el mayo los mozos, aunque en algunos lugares aún existe esa costumbre, si bien con el paso del tiempo la palabra maya ha ido desapareciendo del cántico que da la bienvenida al quinto mes del año, con esa famosa entradilla de “ya estamos a treinta del abril cumplido, alegraos mozas que mayo ha venido”, en lugar de alegraos mayas que mayo ha venido. 

Venía a decir el musicólogo y organista de la Catedral de Cuenca, Miguel Martínez Millán, autor del “Cancionero Folklórico Popular” de la provincia de Cuenca, que el mayo tiene cuatro versiones: “la melodía tradicional, las variantes de la Sierra, que son una nueva creación, y los ritmos muy especiales de Monteagudo y Casas de Benítez. Suena esta música al siglo XVIII y algunos, por su letra”, a últimos del siglo XVII”. 

Explicaba Martínez Millán --a quien tuve la suerte de entrevistar--, que “al hilar las melodías de los mayos saqué la impresión de que todos proceden de una melodía tan popular y antigua, que se ha encarnado en el “Pange lingua” al modo español, con el que están conexionados muy estrechamente los mayos que se cantan por Castilla”, y en el caso de Cuenca, el mayo de Las Majadas, rescatado en magnetofón por Anastasio Martínez, es sin duda el mejor de la provincia”. En ese cancionero, Miguel Martínez le da el nombre de maya a algunas composiciones de la provincia.

Resaltar que en el folklore español se solía denominar maya a una niña o joven preadolescente, ataviada con una corona de laurel y otros adornos con flores, a la que dedicaban el mayo los mozos

Curiosamente, en la revista “Estampa”, que modernizó el periodismo gráfico español, publicó Juan Giménez de Aguilar una doble página en junio de 1928, con el genérico título de “Costumbres españolas: Los “Mayos” de Cuenca”, del que entresacamos algunos curiosos párrafos:  “Todavía en muchos pueblos de la Sierra de Cuenca se celebra el Calendimaggio, como en Toscana, en Siena y Siracusa; pero en cada lugar tiene una curiosa característica, aunque todos aquellos coinciden en festejar la renovación, la juventud y el amor. A los cantos suele acompañar la ofrenda de flores y preseas, que los pretendientes hacen a sus mayas; que también es costumbre correspondan al obsequio. En muchas partes equivale a la declaración formal “dedicar el mayo” –appicare il maggio--, como en Italia, a la puerta de una moza”.

Además de relacionar el canto del mayo conquense con el Calendimaggio de Florencia y la mayor parte de la región de la Toscana, citaba Juan Giménez de Aguilar  la costumbre de Cañada del Hoyo en la que los jóvenes se concentraban el 30 de abril para cantar el mayo en lo que fue plaza de Armas del Castillo de Juan Hurtado de Mendoza, con estruendo de descargas y canciones guerreras, cantando a la beldad serrana: “La frente espaciosa, / que es campo de guerra, / donde el rey Cupido / plantó su bandera”. Y añadía quien fue riguroso cronista de Cuenca:

“En las aldeas de Beteta –que saben de D. Enrique, el príncipe nigromante, y del doncel Macías el Enamorado— cada maya se adjudica al más espléndido de sus pretendientes, cuando hay varios que la solicitan. Y luego ha de bailar con él todos los días que dure la fiesta. Es costumbre muy extendida por casi toda la provincia, que en las vísperas de las festividades religiosas que se celebran durante los meses de mayo y junio se cante el “mayo” a los santos titulares.

Sobre la costumbre de “dibujar el mayo” escribe Giménez de Aguilar: “Frecuentemente se dice “pintar el mayo” a la tradicional serenata, y en sus estrofas abundan los términos y recuerdos del arte:  “Cara fina, hermosa / pintura de Apeles, / para retratarte / no tengo pinceles”. Concluye quien fuera historiador conquense Don Juan, en el semanario “Estampa” de 1928: 

“Aunque existen diferentes versiones y armonizaciones, el conocido como “mayo de Cuenca” tiene siempre una dedicatoria, la mayoría de las veces para una mujer, para la maya” o como indicaba Giménez de Aguilar, en festividades muy populares a la Santa Cruz, San Isidro e incluso San Antonio. Y añadía: “Aunque las trovas sean las mismas, unas veces es la ofrenda a la doncella humilde, que escucha deleitada la canción de amores del artesano que la corteja, y los músicos son sus compañeros de trabajo… y se escucha con indiferencia o desdén: “Que ha venido mayo / con sus bellas flores. / Ya los pajaritos / cantan sus amores…”

EL CONCURSO DE 1954

Citaba al inicio que el 31 de mayo de 1954  se celebró en la Plaza Mayor el Concurso de Rondallas, Danzas y Coros, con el canto del “mayo” grupal a la Patrona de Cuenca, como así lo recogía Ofensiva”: “Más de quince mil personas acudieron a escuchar el “mayo a la Virgen de la Luz”, y todo ello porque en ese certamen participaron doce grupos, que fue organizado por RNE en Cuenca, que dirigía el citado Enrique de la Hoz. En “Cuenca en el recuerdo” Antonio Rodríguez evoca aquella jornada del lunes 31 de mayo de 1954.

“La ciudad se inundó de varios miles de paisanos de la provincia el último día de mayo, que llenaron las calles, con jóvenes ataviados con trajes regionales, rondallas y grupos de danzantes dando una nota de color que de forma indeleble se grabó en quienes lo presenciamos. Recuerdo la procesión con la imagen de la Virgen de la Luz, patrona y alcaldesa de la ciudad, que desde su santuario ascendía hasta la puerta de la Catedral llamada de San Lorenzo, que se corresponde con la nave de San Cristóbal… En la puerta de la catedral se situaron el obispo y clero y en tribuna especial las autoridades, con un lugar acotado para las rondallas y carrozas, que con cruces de flores, participaron en el desfile…”, apunta Rodríguez Saiz.

La relación de actuantes por orden de actuación fue como sigue: “Los Veteranos”, de Cuenca con Nicolás Suárez, Jesús Ortega, Manolo Margeliza, Domingo Arias, Emilio y Armando Martorell, Juan Belinchón, Julián Carrascosa, Antonio Mohorte, Carlos Álvaro, Antonio Cantero, Antonio Serrano, Antonio Iniesta o el mismo Adolfo Bravo, y los guitarristas Ismael Martínez y Teodoro del Olmo.

Las rondallas de Priego y Santa María de los Llanos; el Grupo de Danzas de Moncalvillo de Huete; la rondalla juvenil de la Sección Femenina; la Rondalla de Villanueva de la Jara; la Rondalla del Frente de Juventudes; la agrupación “Iris” de Las Pedroñeras; la rondalla de Motilla del Palancar; Danzas de Cervera del Llano y los Tunos de Huete. 

 

OTROS PARTICIPANTES

Fuera de concurso actuó la Rondalla y Coros de Requena, integrada por 75 músicos y cantores, pues Requena perteneció a la Diócesis de Cuenca hasta junio de 1957. Intervino la Schola Cantorum del Seminario Conciliar de San Julián y al final todos los grupos cantaron el “mayo” a la Virgen de la Luz en esa plaza abarrotada, y el himno a la Patrona.

El jurado lo debió tener difícil a la hora de conceder el premio, y tomó una decisión salomónica, tras dejar desierto el primer premio, distribuyendo su importe entre todos los grupos. El siguiente día, 1 de junio y festivo, la Patrona de Cuenca volvió a su ermita en procesión desde la Catedral. 

Ya suele ser costumbre que el 30 de abril se le dedique el mayo a la Virgen de las Angustias en su ermita y que en la media noche del 31 de mayo se le cante a la Virgen de la Luz, no faltando esta estrofa de la jota de Cuenca por Los Rondadores: “Cuando voy a San Antón / me siento como una cruz / porque paso por la puerta / de la Virgen de la Luz”·

Mayos y canciones de ronda que fueron «entonando» con sus voces, instrumentos o publicaciones, personajes que ya son recuerdo como Adolfo Bravo, Miguel Martínez Millán, Ismael Martínez (siempre con su guitarra al hombro), Carmen Viñals, y todos esos grupos de personas comandados entonces por Jaime Velasco y Manolo Margeliza, a los que hay que añadir en ese listado eterno el nombre del ya inolvidable Herminio Carrillo, el gran juglar de la música, que era capaz de arrastrar a «medio Cuenca» tras sus melodías. 

Son los mayos de Cuenca, que en estos días evocan tantos recuerdos, tradición que mantienen grupos como  Voces y Esparto, Pulso y Púa, Los Rondadores, el Grupo Torcas, la Tuna Universitaria y quizá alguna otra agrupación que suele surgir.  Amén del “mayo de Cuenca” no suele faltar en el repertorio esa jotilla retadora, de José Miguel Culebras, que se canta con cierto orgullo como remate de una noche de ronda: «Tres cositas tiene Cuenca / que no las tiene Madrid / los mayos y la vaquilla / y ver las Turbas salir«. ¡Ha venido mayo…!

EL ‘MAYO’ DE CUENCA

 

El que conocemos como mayo de Cuenca “oficial” por decirlo de alguna manera, es la composición realizada entre finales de los cuarenta y comienzo de los cincuenta. La letra es de Victoriano Enrique Chávarri Peñalver, que fue fundador y primer director del periódico “Ofensiva”; de la música se encargó el rodense Enrique de la Hoz Díaz, que por entonces era el director de Radio Nacional de España en Cuenca, y fue Comisario Nacional para la Música. El arreglo musical lo hizo Alfonso Cabañas. La dedicatoria de este mayo es “a Cuenca” y va cambiando según a quien se cante. Esta es la letra:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Coro: La ronda a decirte el Mayo llegó,

ya suena el laúd, bajo tu balcón,

tienen las veredas flores con olor,

claridad en las aguas, hierbas con verdor.

 

 ¡Ay! que olor, de esta flor, de mi amor, corazón;

te traemos estas flores,

que hemos cogido en el campo,

entre arroyos y entre espinos,

al llegar mayo.

 

Solo: Vinieron las golondrinas,

y su nido haciendo están,

y en tu pecho mis canciones,

siempre quieren anidar;

el calor de tu regazo;

alas a mí me darán,

para subir al azul

y poder siempre cantar.

 

Coro: Cuando los serranos,

cantamos el Mayo,

el Júcar y el Huécar

también dan su canto;

cuando las serranas

sienten llegar Mayo

brillan más sus ojos,

sus ojos tan claros.

 

Después de cantar, la ronda se va,

mi zagala, adiós, que nos vamos ya,

para el mes florido es nuestro cantar,

y para las serranas todo nuestro amar.

 

¡Ay! que olor, de esta flor, de mi amor, corazón;

te dejamos estas flores,

que hemos cogido en el campo,

entre arroyos y entre espinos,

al llegar mayo.

 

¡Ha venido mayo!…. 

¡¡¡Bienvenido seaaaaa!!!