María Lara: "El verso es el canal privilegiado para tocar las conciencias"

María Lara Martínez (Guadalajara, 1981) es una profesora e historiadora con ascendencia en el municipio conquense de Villaconejos del Trabaque, de donde es Hija Adoptiva al igual que su hermana Laura, profesora de Historia. Su currículum impresiona, con títulos como el de doctora Europea en Filosofía por la Universidad de Castilla-La Mancha y una licenciatura en Historia por la de Alcalá que finalizó con 38 matrículas de honor. Y tiene también una fructífera carrera como escritora, siendo autora de ensayos como ‘Enclaves templarios’, de novelas como ‘El velo de la promesa’ (Premio Ciudad de Valeria) o de libros de poesía como ‘Poemaría’, libro de 2014 que recientemente ha difundido por buena parte de la geografía española, incluido Albendea y su Villaconejos natal.
¿Desde cuándo y por qué escribe poesía?
La poesía ha estado vinculada a mi persona desde muy pequeña; antes incluso de aprender a leer y a escribir, con dos años, ya recitaba versos porque me atraía la musicalidad que provocaban. Y fue hace unos diez años cuando empecé a escribirla condensando pensamientos. Me interesa el contenido, tocar una temática variada, como los sentimientos, el espíritu, el compromiso, la lucha contra la violencia de género y contra toda injusticia, la igualdad, los personajes históricos o el pasado grecorromano. También cuido la forma, huyo de la rima con una poesía libre métricamente. E intento escribir desde el optimismo.
La poesía no deja de ser un género minoritario. ¿La suya intenta llegar a todo tipo de público o se dirige de antemano un público determinado?
La mía es una poesía que los críticos definen como culta pero que aspira a llegar a todo el público. Creo que a través de los sentimientos es posible conectar con independencia del punto de partida de cada uno. Es el lazo universal de la emoción. En muchos de mis versos dicen que además existe un poso infantil, porque siempre animo a los lectores a mantener algo de la niñez: curiosidad, capacidad de asombro, inocencia...
¿Cuáles son sus principales influencias?
Las lecturas van marcando un estilo del que muchas veces uno huye para llevar su poesía por otros derroteros, aunque el inconsciente siempre está ahí. A mí me ha gustado leer a Antonio Machado, a Miguel Hernández, a Juan Ramón Jiménez, a Rubén Darío... En general la poesía española e hispanoamericana. Aunque también en los últimos años he tenido ocasión de sumergirme en esa poesía más lejana en el tiempo, de griegos y romanos, desde las gestas épicas con las que empieza ejercitarse la lengua a los primeros versos en castellano. Y en la contemporánea de Kavafis.
Como licenciada en Historia, supongo que la historia tendrá cabida en su poesía...
Sí, mi poesía está mezclada con la historia y en ella hay un afán de intentar comprender el mundo a través de un mirada diferente. Trato de aunar imaginación y realidad histórica para hacer coincidir a personas que realmente vivieron como El Cid, Alfonso VIII, Doña Jimena, El Greco, y otros que pueden ser imaginarios como las musas, los héroes clásicos griegos o seres ambientados en un contexto pasado (Casildea de Vandalia, Don Quijote..). También hay poemas en los que rescato episodios de la historia vinculados con las brujas, con los templarios, con la corte romana de la emperatriz Helena. Y hay cabida para la ficción: en una poesía hago coincidir a un átomo y a una princesa. Son elementos que forman parte de esa mentalidad con la que vamos creciendo: somos niños a los que nos duermen con cuentos, pero me por qué no también con poesía...
¿Es también una poesía filosófica?
Hay filosofía de una forma muy cercana para el público en general. Porque para los antiguos la filosofía era psicología, claves para buscar la felicidad a través del cultivo de la virtud. Trato de hacer reflexionar al lector sobre cuestiones esenciales de la vida. En el poema ‘Concretos e infinitos’ hablo de la posibilidad que tiene el ser humano de aspirar al infinito a través del razonamiento, a pesar de sus límites y de sus limitaciones. También hago una reivindicación desde el pensamiento del papel de la mujer a lo largo de la historia, una revisión pacífica sobre lo que ha aportado a la sociedad mediante esa labor silenciada por los cánones patriarcales y una invitación a alcanzar los retos todavía pendientes.
¿Cómo ve la actual situación de la mujer?
Se han cosechado logros impensables hace unas décadas. El hecho ya de que la violencia de género sea contemplada hoy como una lacra, que haya un teléfono a disposición de quien se siente oprimido y un respaldo institucional y social total a la víctima. Es que si echamos la vista atrás, desgraciadamente hace medio siglo no ocurría así. El acceso a los estudios superiores por parte de las mujeres y a puestos de responsabilidad son otras dos cimas ya coronadas, pero es preciso que hombres y mujeres, todos, sigamos alerta para que la igualdad plena sea real, con planes de conciliación de la vida laboral y familiar.
Tiene algunos poemas comprometidos. ¿La poesía puede servir para cambiar la realidad?
Estoy convencida de ello. Comento con frecuencia en los recitales que hasta una reprimenda si se emite en poesía parece más sutil y eficiente. Hablando en serio, estimo que el verso es el canal privilegiado para tocar las conciencias individuales y sociales.
Hábleme de alguno de los poemas que tengo entendido que dedica a Cuenca...
Está ‘Silencio de conquista’, donde evoco esa última noche previa a San Mateo, de 1177, en la que Alfonso VIII tomó la ciudad tras nueve noches de asedio. Y hay otros en las que hablo de la estirpe de Leonor Plantagenet y de la infancia de Alfonso VIII, con esa disputa entre sus tutores, los Castro y los Lara. También hay algunos dedicados a la Semana Santa, a la imagen de Jesús del Puente.
Es presidenta de la Asociación de Amigas de la Lectura Glauka desde 2012. ¿Cuál es su papel?
Empecé con los talleres, dirigiendo el de novela histórica, con ciclos y cursos anuales que impartíamos mi hermana Laura y yo sobre reinas de España, la historia de España a través de la novela, etc. Casi en paralelo las jornadas con los lectores sobre mis libros, exposiciones que comisariamos, como la de dibujos de niños de la guerra civil, etcétera. Luego fui elegida presidenta, todo un honor. El objetivo es que los usuarios de la biblioteca que se apuntan vayan a lo largo del mes manejando distintos libros, realizando lecturas individuales y puestas en común de esas reflexiones y cada año, al finalizar el periodo escolar, se celebra la gala del Premio Glauka.
¿Cómo ve al público de los talleres? Cuentan que hay interés, pero muchas mujeres y pocos hombres…
Yo no viví en primera persona el germen de la asociación, en los noventa, cuando según me han informado eran sobre todo mujeres las que se acercaban a la biblioteca. Es un caso curioso cuando a lo largo del tiempo el trabajo intelectual realizado por la mujer, ya fueran pintoras, escultoras o escritoras, se ha tenido que hacer tantas veces con un seudónimo de hombre. Pero en la actualidad hemos recibido también lectores hombres que frecuentan ya semanalmente los talleres, lo que ha provocado un vuelco positivo en la línea de igualdad. Hemos tenido que incluir la arroba para tener la o junto con la a en la denominación de la asociación y, con entusiasmo, nos planteamos cambiar en algún momento la denominación oficial con ese plural masculino que engloba también al femenino.