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Romería a motor entre mascarillas

Cañada del hoyo celebra su tradicional bajada de la Virgen de los Ángeles sin procesión por la pandemia
Fotos: Vanesa Moreno
01/06/2020 - Vanesa Moreno

Si algo hemos aprendido en esta cuarentena, es que las tradiciones de cualquier tipo, lejos de ser algo repetitivo que pierde el sentido con el paso de los años, hay que preservarlas y disfrutarlas.

El mundo rural es el que más se alimenta de sus ritos culturales, sobre todo, los dedicados a los patrones de los municipios. La pandemia que todavía perdura ha provocado la cancelación de las fiestas de verano en los pueblos de Cuenca de forma prácticamente unánime, algo que para muchos supone un gran varapalo.

La situación de alarma ha afectado a la celebración de numerosos festejos tradicionales, como es el caso de las romerías, que en algunos casos se han suspendido, y en otros, como en Cañada del Hoyo, se ha adaptado a la situación.

Este pequeño municipio de Cuenca tiene la fecha del Domingo de Pentecostés señalada en el calendario, día en el que se realiza la bajada de la Virgen de los Ángeles desde la ermita hasta el pueblo en forma de procesión a pie, con un recorrido de unos 7 km. Sin embargo, este año la patrona de los cañuteros no llega a su iglesia a los hombros de sus fieles ni acompañada por los vecinos. Para poder trasladarla al pueblo, donde reside hasta septiembre, mes en el que regresa a la ermita, un grupo de voluntarios se trasladó hasta allí para cambiarle el manto granate por el azul, como cada año; cantarle la salve, pero esta vez tan solo con cinco voces, subirla a las andas y bajar al pueblo en furgoneta.

El kit necesario para la romería de agua, crema solar y zapatillas de montaña ha quedado sustituido por guantes, mascarillas y gel desinfectante. Los vecinos no han dudado hacer lo que hiciera falta para continuar la tradición, siempre respetando las normas de seguridad. Para dar un toque de alegría y dejar a un lado la espinita de no seguir los pasos que dicta la tradición, el Ayuntamiento repartió entre la población del municipio 500 geranios para adornar las fachadas de las casas y las calles para la llegada de la Virgen.

Cualquier iniciativa es buena para los pueblos más pequeños, en los que la devoción es grande y no existe mejor entretenimiento que sentirse unidos y celebrar lo que es suyo, aunque este año sea a distancia y sin abrazos.

Al entrar al pueblo, la Virgen pudo ser llevada a hombro hasta la iglesia, donde la recibían como cada año, el resto de habitantes del pueblo. En la plaza, una oleada de mascarillas escuchaba atenta el mayo a la Virgen, los aplausos con guantes de látex se hacían eco y alguna lágrima evidenciaba la emoción del momento. La pandemia está cambiando los hábitos de todo el mundo, también la forma de festejar, pero siempre existirán recursos e ideas para que se pueda disfrutar de las pequeñas cosas que tan grandes nos hacen sentir.