Si Odiseo...

Todos los niños tienen un momento en el que están alucinados por cosas como los helicópteros, los autobuses o los trenes; y mi hija está justo en ese momento. Como me mareo en lo alto de una silla y no conozco a nadie que pueda enseñarme un helicóptero, esta semana me decidí por lo más accesible: montar en autobús.

Quiso Dios que ese fuese un día de tormentas, por lo que, la escena de dos adultos y una niña de menos de tres años gritando a media lengua, yo quiero subir al autobús,bajo un paraguas que golpeaba violentamente el aguacero junto a un triste poste, que te tienes que imaginar que es una marquesina, resultó entre cómica y dramática. Después de representar el cuadro unos quince minutos se me ocurrió leer aquella columna trajana. Los autobuses pasan en verano por las tardes cada sesenta minutos; y durante el resto del año no es mucho mejor, cada treinta y cinco minutos. El lugar de espera; un palo, sin mierda pinchada siquiera.

Teniendo en cuenta las distancias en Cuenca y que la boca de metro que comunica el Mercadona con algún lugar indeterminado no está finalizada, podemos decir que el transporte interurbano en Cuenca no existe como medio de transporte. ¿Cómo ocio? Finalmente mi hija consiguió montar y se lo pasó mejor que en la feria. Además, los billetes son más baratos y duran más.