Quisiera ser tan alto como la luna

Esta semana ha caído en mis manos el último disco de Quique González con letras de Luis García Montero. No he podido escucharlo todavía pero mirando por la ventana catódica de mi salón me viene a la cabeza la letra de otra canción que retrata a la perfección estos días: El abogado del diablo exhibe su sonrisa galáctica… … mientras la clase media suspira en la sección de deportes. Más que la clase media, los medio tontos miran el dedo que señala la luna esperando la fecha del Clásico mientras la clase entera, la de los tontos enteros y dobles medios, se ríe de todos desde el sofismo y el recuerdo verde de Galdós —Galdós siempre fue y será verde, lo mires por donde lo mires—. Y mientras nos preocupamos y escandalizamos por lo que nadie quiere solucionar, y suspiramos en la sección de deportes, en Cuenca duermen en la calle cada noche ochenta y nueve personas según he leído esta semana en este mismo medio. Vivo cerca del centro comercial. Cuando salgo a correr bordeo toda Cuenca por la Ronda Oeste, San Antón y Tiradores; unos ocho o nueve kilómetros. Si todos durmiesen en ese recorrido me encontraría a uno de ellos cada cien metros… Es mejor mirar para otro lado. Durante los peores años de la crisis nos hicieron creer que debíamos volver a la caridad, como si no hubiese responsabilidad social; en realidad nunca hemos salido de la sección de deportes, del dedo que señala a la luna, de Cataluña.