La encuesta del CIS: ¿Y qué?

La publicación de la última encuesta del Barómetro electoral del CIS, ha apuesto de los nervios a más de un votante socialista, al ver en los medios de comunicación (Sobre todo, en sus teles. Dato a tener en cuenta por los gurús del partido) los datos que reflejan una realidad no muy halagüeña para el PSOE, ya que, según los resultados obtenidos, el PP ganaría las elecciones generales del próximo 20 de diciembre al obtener el 28,6% de los votos, lo que le daría entre 120 y 128 escaños de los 350 posibles; el PSOE, que conseguiría entre 77 y 89 asientos y el 20,8% de los sufragios, Ciudadanos obtendría el 19% de los votos, es decir, entre 63 y 66 escaños y Podemos recibiría el 9,1% de apoyos, en una horquilla de escaños de entre 23 y 25, sin tener en cuenta sus coaliciones regionales.

Siendo consciente de la situación descrita, en mi ánimo está el querer compartir mi opinión al respecto, con la sana intención de elevar el ídem de los correligionarios, partidarios, simpatizantes y afines al PSOE, desde el punto de vista más objetivo posible, o sea, sin que se pueda pensar demasiado que mi corazón supere a mi inteligencia y, por tanto, invalide mi criterio al estar viciado por la pasión y el anhelo de victoria.

Primeramente, he de decirles que todas las encuestas están cocinadas, todas, desde el diseño de los ítems del cuestionario hasta la determinación del universo, lo que a priori no se debe considerar ni malo ni bueno, sino conveniente o no. Es en la interpretación de los resultados donde se puede observar si al cocinero se le ha ido la mano con los condimentos, como se puede comprobar con las encuestas de “El País” que siempre sobrevaloran a Ciudadanos, mientras que las del “El Mundo” y “ABC” son quienes menos aprecian a Podemos y las de la “La Razón”, que tiende a inflar bastante las cifras de voto al PP. No, no se me ha olvidado el PSOE, pero es que no he dado con un diario de tirada nacional que juegue claramente a su favor.

Después, he de subrayar que las encuestas deben considerarse como indicadores del logro de los objetivos determinados como estratégicos, establecidos como evidencias significativas de la evolución, estado y nivel en que se halla dicho objetivo en un momento determinado, señalando aquellas diferencias que OBLIGAN a introducir medidas correctoras en la gestión. Desde la modestia, he de apuntar que, en el caso que nos ocupa, dos son los indicios principales a tener en cuenta: uno, a poco más de dos semanas de las elecciones, un 41,6% de los ciudadanos que van a votar aún no saben por quién lo harán, y dos, el colectivo dina que representan los mayores de 60 años (pensionistas o en vías de serlo), que no sólo representan el mayor porcentaje de votantes con respecto a la edad, sino que, además creen que el voto al PP les asegura un mejor y seguro bienestar presente y futuro, cuando las cifras de evolución del importe de las pensiones y del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, muestra con irrefutable contundencia todo lo contrario.

Para terminar mi perorata sobre entresijos culinarios, les voy a recordar una cita que considero crucial para ilustrar lo que he querido expresar: “La publicación de los resultados de una encuesta que refleja la mayoría de un grupo, es uno de los métodos más poderosos para estimular esa tendencia”.